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Por Alejandro Padilla
Ilustración de Jaime G. Rueda

Con el gusto de conmemorar nuestras bonitas fiestas patrias, en este septiembre hablaremos como siempre de música, pero no de cualquier cantante, sino de uno que se ha convertido en un referente de México en el mundo, el cual, paradójicamente nació en Puerto Rico: Luis Miguel.

El 9 de noviembre de 2004 se estrenó el décimo sexto disco de estudio de Luis Miguel, “México en la Piel”, grabado en Ocean Way Recording en Hollywood, con 15 canciones de las cuales 13 son covers de obras escritas por talentosos mexicanos, resultando así en uno de los trabajos más memorables de nuestro americomexicanoespañol favorito, las 15 canciones son:

El Viajero- Una pieza con ritmo de huapango y una complejidad rítmica característica de la música regional mexicana. La obra es recordable por el épico coro de “México, te llevo en el corazón”. Con referencias al arpa utilizada en Veracruz, la pieza tiene una letra descriptiva, con violines y mariachis que acompañan bellamente la melodía de voz de Luis Miguel. Todo termina en una coda hermosa y perfectamente ejecutada de música mexicana.

Entrega total- Violines estridentes de fondo recuerdan al cine de oro, con clásicas guitarras y trompetas en bellas armonías, dando en determinadas estrofas esa dulzura que permite la melodía. Al repetir por segunda vez la letra, los arreglos se acrecientan tanto en las melodías de violín como en los arreglos de trompeta, terminando así abruptamente.

Échame a mí la culpa- Se cambia el dolor y tristeza, con una forma tremendamente melódica y técnicamente bien hecha, con la utilización de la marimba y la buena decisión de producción en donde se dejan silencios durante el estribillo para dar más importancia a la lírica y armonía de guitarra, con una riqueza rítmica que parece no necesitar otro instrumento.

México en la piel- La canción homónima de este disco, sin duda una de las más bellas en la carrera de Luis Miguel, con gran gusto en la melodía de voz y una lírica que habla acerca de las múltiples bellezas que tiene este país. La pieza presenta arreglos de distintos timbres, y agrega marimbas en distintas secciones y una riqueza armónica muy bien elegida dentro de las melodías del violín y la trompeta que no entra hasta que la canción sube de tempo. El arpa, los violines y la guitarra en son de huapango marca el inicio del estribillo final que termina de hermosa forma en un falsete final.

Cruz de olvido- Uno de los clásicos de música ranchera, con el mariachi marca el inicio del tan lindo estribillo “La barca en que me iré lleva una cruz de olvido”, cambiando de nuevo la expresividad en voz por técnica y notable atención a los detalles armónicos, en resumen, un más que digno cover.

De qué manera te olvido- Las trompetas y las guitarras estridentes inician este melancólico tema, pasando de menor a mayor para el estribillo. Una canción inmortalizada por intérpretes como Rocío Dúrcal o Vicente Fernández. Esta versión más aligerada y digerible termina como las anteriores, pulcra y con un falsete final.

Luz de luna- Violines dramáticos y los demás timbres de mariachi aparecen de nuevo, con gran protagonismo. Este clásico de la música ranchera, interpretado por Chavela Vargas, posee un componente emocional mucho más notorio que en los pasados tracks.

Motivos- Con los mismos timbres y constancia en la estructura y frecuencia en los arreglos y una bella melodía de voz, pero incluso mejor lírica, esta canción parece ser de las más adecuadas para el timbre vocal de Luismi, notable durante toda la canción. Con lindos arreglos cuando la trompeta le responde a la voz, además del añadido en ocasiones de la flauta, la canción termina con una dulce frase acompañada por coristas muy tenues.

Cielo rojo- Con una flauta que abre melódicamente y una voz decidida, como en la memorable versión de Rocío Dúrcal, con lírica hermosa y una técnica vocal precisa, una melodía de violín precisa, bajo mi gusto con falta de falsete, pero bastante digerible, con los típicos arreglos de mariachis. Este clásico del regional mexicano brilla, pero menos que sus demás versiones.

Paloma querida- Original de la leyenda de Dolores Hidalgo, la composición de José Alfredo Jiménez suena con falta de sentimiento, pero como he reiterado varias veces en los demás tracks, es técnicamente impecable.

Qué seas feliz- La melódica y el mariachi engalanan una de las últimas canciones del disco, con dulce voz y bien intencionada, con una melodía bastante digna del cover, acomodada con el timbre de Luis Miguel. Bonita melodía.

Un mundo raro- Otra de las legendarias canciones del gran José Alfredo. “El Sol” entra en escena con su timbre dulce, con una letra preciosa, y un arreglo de mariachi igual de pulcro como en los anteriores tracks, a mitad de la canción el tempo crece y los arreglos aumentan, todo termina como empieza, bien y nada más.

Sabes una cosa- Una de los más recordados tracks del disco, con buena utilización de los coros “Sabes una cosa”. Original métrica dentro de la misma y buena utilización de las trompetas como recurso de arreglo, el violín no queda lejos en esta misma utilización, es así que repite y con ella misma la opinión, en una estructura ya vista que puede llegar a cansar si se le presta mucha atención o bien, se escucha varias veces.

Por un amor- Melancolía mariachera es el penúltimo track de este disco de mariachi, con misma tristeza notable tanto en voz como en arreglos e incluso en sus coros respuesta, notables las influencias melódicas agregadas por él, con su típico falsete y dulces arreglos en cuanto a melodía vocal se refiere, lo cual es lo más bello de lo canción si me lo preguntan.

Mi ciudad- Con lindo intro y una progresión mariachi nada mariachi, recordando otros ritmos latinos como el vallenato con ese intro; los preciosos arreglos de violín provocan la gran acentuación de la más que hermosa letra y melodía de la misma. La guitarra hecha a la medida y la flauta que acompaña desde lejos hacen que se olvide el timbre de los instrumentos rítmicos y así termina este gran disco, con un falsete acompañado de in crescendo de instrumentos, culminando así esta oda a la música mexicana.

México en la piel es un gran disco con una pulcritud en cuanto arreglos y producción, digna del trabajo de Luis Miguel, pero bajo mi opinión, falto del sentimiento que la música mexicana tanto necesita. Técnicamente es envidiable y los recursos utilizados son casi una compilación de buenas ideas, no puedo dejar de pensar en aquellas dos guitarras que acompañan a intérpretes como Chavela Vargas y ese mariachi somero que acompañaba a Vicente Fernández en “México en la piel”.

Técnicamente excelente, pero falto de alma. La calidad de producción sigue vigente y les aseguro mis amigos que durante muchas fiestas patrias más escucharemos una o dos canciones de este gran disco.

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