Galería de egresados – Entrevista con Carlos Reyes

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¿Por qué decidiste estudiar Ciencias de la Comunicación?

Era lo más cercano a lo que yo quería. Originalmente quería estudiar actuación y dirección teatral en la Ciudad de México, sin embargo, no fue posible. En aquel año se presentó el terremoto, y las noticias mostraban una urbe devastada. Por ello ingresé a la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. 

Eres parte de la primera generación de comunicólogos de San Luis Potosí ¿Cómo fue el ingresar a una carrera que no existía hasta ese momento? Fueron como los conejillos de indias… 

En aquel entonces Carlos Santana era el director de Planeación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y mi hermano trabajaba ahí; él fue quien me dijo que la comunicación y el teatro eran algo “parecido”. Era una época donde no había muchas opciones. 

¿La carrera cumplió tus expectativas?, ¿te acercó realmente al teatro?

De hecho nunca deje de hacer teatro. Estuve en la Compañía Estatal de Teatro, en la Compañía Popular de Teatro, en el Teatro la Carrilla, y soy fundador de “El Rinoceronte Enamorado”. Desde estudiante combiné mis estudios con mi quehacer teatral. 

Al ser la primera generación fuimos efectivamente como conejillos de indias. Muy pocos tuvimos la oportunidad de ejercer la comunicación a nivel profesional. De 44 egresados solo 8 trabajamos en alguna rama de la comunicación. Hay algunos compañeros muy destacados como Carlos Cortés que está en Ciudad Victoria, Ana Fonte en Plano Informativo o María Luis Buendía en Radio y Televisión Universitaria. 

Eres un apasionado de la cultura; del arte. ¿De dónde viene ese gusto e interés?

En mi casa hay una tradición de libros. Mi tía tenía una librería, mi hermana trabajó muchos años en una librería y mi cuñado fue gerente en Librerías de Cristal. De hecho este fin de semana estuve en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Además, desde niño hago teatro. 

Crecí en este contexto de las bellas artes. En aquellos años, en San Luis, éramos empíricos, no había escuelas de arte. 

Por algunos años trabajé en periodismo cultural en Canal 13. En 1991 ya era director de difusiones y relaciones públicas. Luego me dediqué 4 años a viajar por el mundo, y regresé a la Secretaría de Cultura. Me tocaron los 400 años de la ciudad, los 100 años del teatro de la paz, lanzar la editorial Ponciano Arriaga. Me tocó transitar de Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, a Instituto cultural; y de Instituto Cultural a Secretaría de Cultura. Posteriormente trabajé 10 años en la Coordinación General de Comunicación Social de Gobierno del Estado, y hace unos meses regresé a la Secretaría de Cultura.

¿Volviste a tu casa?

Sí, efectivamente. Soy comunicólogo, pero me considero un promotor cultural. Aquí es donde he establecido estrategias de comunicación para la difusión del arte. Estos planes de medios para cultura son diferentes que en otros rubros, ya que no es simplemente informar, sino dar a cada evento y exposición una identidad. 

¿Qué características se necesitan para ser periodista y promotor cultural?

Aquí me gustaría hacer un señalamiento. A las actuales generaciones les gusta lo inmediato, ir a  informarse a Wikipedia. Antes ibas al diccionario. Miguel Bosé lo decía el sábado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara: “ El diccionario es el gran libro que todos tenemos que tener”. Nos hace personas cultas básicas. Actualmente para decir que mi novia es bella, hermosa o sublime, los chavos dicen ¡mi novia está chida!, la comida está chida; todo es chido, ¡Qué desastre! Los jóvenes no saben hacer un boletín, una crónica o síntesis. No deberíamos corregir faltas de ortografía de un egresado de Ciencias de la Comunicación, es más, no se debería de permitir egresar a quien tenga faltas de ortografía. El problema es que no leen.

Además de ser actor de teatro y promotor cultural ¿eres artista en algún otro rubro?

 Yo dejé de ser artista por el ejercicio de la función pública. La visión de artista siempre la tengo, porque soy promotor y tengo una sensibilidad, pero como funcionario es imposible dedicarme a otra cosa.

¿Cómo ves el ámbito cultural en México?

Es un momento difícil para la creación porque hay muchos distractores, aunque  México es un país muy benevolente, hay mucho trabajo de difusión cultural. Sin embargo atravesamos una crisis de seguridad y desempleo por la pandemia que finalmente afectó al rubro artístico. Estoy convencido que a México solo lo puede salvar el arte.

¿Y el periodismo cultural?

Lamentablemente, el periodismo cultural está por extinguirse en San Luis Potosí, no hay quien haga una crítica de arte. Le mencionaba al Mtro. Martín Rodríguez, excelente periodista potosino, que ya no hay gente que se dedique al periodista filantrópico, a apoyar causas especiales. Solo les interesa lo inmediato, no saben escribir, ni interpretar.

La calidad del periodismo se puede ver afectada por muchos factores, como la inmediatez, la línea editorial de los medios, o hasta los bajos salarios en el gremio periodístico…

Sí, pero no hay justificación, porque el compromiso ético es hacerlo bien. Indiscutiblemente están mal pagados, pero no podemos permitirnos la mediocridad.  El maestro Juan José Rodríguez, “El Tigre”, dice: “tenemos que tener el gusto por el conocimiento”. Yo no soy alguien muy culto, pero tengo herramientas y la oportunidad de conversar con gente interesante. 

¿Cuáles son tres características que debe tener todo periodista cultural?

Capacidad de interpretación del proceso creativo; ese sentido de otredad, de poder profundizar en el mensaje del creador.  Paco Ignacio Taibo decía: “hacer una novela es perder parte de tu vida y vivir la vida de otro”. El periodista cultural vive la vida de otros. El libro “Todo México” de Elena Poniatowska debe ser un libro básico, en él se ve cómo la mujer se preparó para hablar con Jaime Torres Bodet. 

También se debe tener la humildad de preguntar. Hay cosas que yo no entiendo, como el arte contemporáneo, pero pregunto y busco tener elementos de goce estético para poder hacer mi propia interpretación.

¿Escribes?

No tengo el oficio. Viví una parte muy corta de mi vida, pero muy determinante, con Carlos Monsiváis.  El se despertaba escribiendo, dormía solo 4 horas. Me tocó cuando escribía ese ensayo tan interesante sobre “La Estatua de Sal”, de Salvador Novo. 

A mi me costó mucho trabajo escribir en el periódico Pulso; porque escribir de arte es muy distinto a lo informativo. Escribir sobre arte es profundizar en muchos aspectos, por ejemplo, hablar del arte popular, es hablar de su evolución, de una serie de sincretismos muy interesantes. Yo no soy purista, porque ser purista es perderte de las cosas. La cultura como la vida misma es evolución. La cultura es subirte al tren y no bajarte, estés en donde estés. 

¿Cómo conociste a Carlos Monsiváis?

En un bar, porque alguien me lo presentó. Nació una amistad muy grande, de hecho lo traje varias veces. Me fui a vivir con él un tiempo en 2006. Me dijo: “Quédate aquí y asísteme”. Ser asistente es un gran reto y más de alguien como él.

¿Qué te dejó ser asistente de Carlos Monsiváis?

La humildad, el gusto por el humor y la ironía. A mí me seduce la inteligencia. Conocer a Elena Poniatowska, a Cristina y José Emilio Pacheco. Ya después a Elena la traté más, por ser compañeros en el mismo movimiento político. Mucho del movimiento de diversidad, de la no discriminación. Hay que juntar todas las luchas. Las llamadas minorías ya no son minorías, si las sumamos todas, se hacen una mayoría. La cultura es la suma de todas las voces, incluidos los conservadores.

Cuando hablabas de los distractores, como son las redes sociales, estos también pueden ser vistos como armas o canales para la promoción del arte. 

Sí, hay que apelar a otro tipo de consumo en redes sociales. El gran trabajo es proponer. En las redes se puede hacer periodismo. Yo, por ejemplo, me informo mucho en las redes de El País y en El Clarín. 

Comentabas que te dedicaste a viajar 4 años por el mundo, ¿Cómo ves la difusión cultural en México, en  comparación con otros países?

México no le pide nada a nadie, somos benevolentes en estímulos. Hay una gran oferta cultural. La Ciudad de México es de las que tiene más museos en el mundo.

Algunos informes decían que había museos en Ciudad de México que no habían sido visitados por nadie en un año. 

Pero ese no es el problema del museo, sino del interés del público. Me gusta la frase: “Va junto con pegado”. Tu como museo difundes, pero uno tiene que tener interés y el gusto por conocer. Hacerlo muy atractivo. 

Sacar las exposiciones y el arte a la calle. ¿Hablamos de desacralizar los museos?

Sí, la idea es ciudadanizar los bienes y productos artísticos del estado. 

¿Qué ha cambiado en la promoción cultural en estos 30 años que llevas de trayectoria profesional?

Para empezar el número de trabajadores. Cuando inicié éramos 25, hoy somos más de 400 en la Secretaría de Cultura.  Evidentemente contamos con más infraestructura, se invirtió mucho en piedra. Hoy yo no invertiría más en piedra, se debe dar prioridad a apoyar a artistas, escuchar a los jóvenes y a los colectivos. Se han caído los estigmas, el grafiti se está profesionalizando. Ha cambiado la visión del artista, quien es más polifacético, porque debe buscar que su obra se venda y se consuma.

¿Cuál es tu máximo logro a nivel profesional?

No aspirar a más. No frustrarme. En el mundo del arte he logrado lo que he podido ser. Estar en lo mío, permanecer en el sector cultural. El maestro Toledo fue mi ejemplo de humildad

¿A quién admiras en el rubro artístico?

A Juan Rulfo en la escritura, a Francisco Goitia en la pintura, a Joaquín Arias como escultor, además lo conocí; sé quién es la modelo de la bailarina, era la directora de mi kínder. Javier Marín me encanta igual. En el Cine a Almodóvar, porque nos marca por su discurso transgresor. En teatro a Tennessee Williams y a Emilio Carballido.

¿Qué te queda pendiente?

Escribir. Este tiempo en la función pública es imposible. Viajar más. Me gustaría profundizar en las redes sociales, aunque ya no es mi discurso. 

Siempre me dijo María Elena González Delgadillo, la mujer que más ha influenciado en mí: “tu has tu proyecto, si tu no lo alcanzas a hacer, que lo haga el que venga, aunque sea del partido contrario”.

En 3 palabras qué es para ti el arte:

Terapia, visión de un mundo mejor y paz.

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