No estoy loco, ¡voy a terapia!

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Por Jaime González Rueda
Ilustración de Jaime G. Rueda

¿Moda?, ¿toma de conciencia? O simplemente se caen poco a poco los estigmas de una sociedad que, hasta hace algunos años, consideraba una visita al psicólogo como algo propio de “locos”. Aun cuando falta mucho por hacer en materia de salud mental, la población a nivel mundial tiende a ir más con especialistas, y ¿cómo no? Si tan solo en México el problema presenta un aumento sustancial, pues, según el INEGI, los índices de suicidio crecieron, al pasar de 5,012 casos en 2010 a 8,239 en 2022.

La muerte es solo una de las consecuencias de casos de depresión y otros trastornos, una vida sin sentido y falta de objetivos claros, crisis constantes de ansiedad y otros factores que merman la calidad de vida son problemas constantes que enfrenta buena parte de la población. En 2019, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi mil millones de personas presentaban alguna enfermedad mental; 1 de cada 100 muertes es por suicidio, las cuales corresponden en su mayoría a personas menores de 50 años. Pero como dijimos, la muerte no es el peor de los escenarios para una sociedad que busca no solo sobrevivir, sino alcanzar una calidad de vida y bienestar.

En México existen 408,098 psicólogos según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo STPS-INEGI, una profesión que sigue experimentando una alta demanda en las universidades. La carrera de psicología es la sexta con mayor número de personal ocupado en México. Sin embargo, según datos de la Secretaría de Salud, solo un 20% de quienes padecen alguno de estos males acude con un especialista, lo que comprueba que en México aún hay mucho por hacer en torno a los estigmas. En otras latitudes del mundo la historia es un poco distinta…

Por ejemplo, en España, según datos del Ministerio de Salud, en 2022 se incrementó en 37% la demanda de psicólogos en comparación con el año anterior. Aun cuando esto podría ser considerado un efecto post pandemia, el estigma del psicólogo se desdibuja. Según el mismo estudio, las personas en un rango de edad de 18 y 25 años son quienes más han demandado los servicios de un especialista de la salud mental, concentrando el 50% de los requerimientos.

Según la OMS la mayoría de los casos a nivel mundial se relaciona con trastornos de ansiedad, depresión y estrés, lo cual tiene lógica debido al ritmo acelerado de las sociedades y la exigencias crecientes en las mismas, además la vida privada se ve reducida frente a la exposición permanente a redes sociales y gracias a las nuevas tecnologías. En este contexto, ¿qué lleva a alguien a acudir con un especialista?

Mariana Rangel González, psicóloga y terapeuta en la ciudad de San Luis Potosí afirma que, según su experiencia, las principales razones por las cuales se va a terapia son por rupturas de pareja; problemas en relaciones sentimentales, sin importar si están dentro de un matrimonio o en la etapa de noviazgo; casos de abuso sexual; e incluso por inconformidades con sus trabajos, esto ante el estancamiento profesional y la falta de confianza en si mismos.

Manuel Jonathan, de 32 años, decidió acudir al psicólogo debido a una recomendación de su nutriólogo: “en mi caso, fue mi nutriólogo quien me recomendó acercarme a un psicólogo, pues en las consultas observó situaciones que no iban bien, por ejemplo la falta de sueño y de apetito, así como niveles altos de estrés. Fue ahí cuando reflexioné y decidí acercarme a un profesionista de la salud mental porque mi estabilidad y bienestar estaban es riesgo”.

¿Quiénes van a terapia?, ¿existe un perfil generalizado de quienes buscan ayuda profesional?, Rangel González afirma que, al menos en su experiencia como psicóloga, quienes recurren a ayuda profesional son principalmente gente joven, menores de 40 años. En cuanto al género, las mujeres tienden a asistir más que los hombres. “En mi caso son mujeres jóvenes quienes más asisten a terapia, aunque también lo hacen hombres jóvenes, pero en menor proporción. Factores culturales y el machismo constituyen un sesgo para que los hombres soliciten ayuda o expresen sus sentimientos, recordemos que en nuestra sociedad el hombre, “el macho”, debe solucionar sus problemas por si mismo”.

“Las mujeres mayores que asisten a terapia, y así lo manifiestan la mayoría de mis pacientes, asisten por recomendación de sus hijos, lo que refuerza la hipótesis de que entre los jóvenes el ir a terapia está mayormente normalizado”, afirma Mariana Rangel.

Los gobiernos alrededor del mundo han desarrollado estrategias y políticas públicas a favor de la salud mental, algo que no se consideraba hace un par de décadas. Por ejemplo, en México, el número de centros públicos de atención de estos padecimientos asciende a 442, entre estatales y federales. Además, existen otros mecanismos como la “Línea de la Vida”, un servicio de asesoría especializada en la prevención de suicidios y consumo de drogas, a la cual cualquier persona puede acudir frente a una crisis de ansiedad o depresión, su servicio, a través del número 800 911 2000, está habilitado las 24 horas del día los 365 días del año.

Los estigmas, aunque de forma lenta, se caen. El bienestar es una apuesta mayor en las nuevas generaciones. “Los jóvenes no están acostumbrados al malestar, por eso acuden a terapia” dice Rangel González, pues en su experiencia las personas mayores acuden a terapia después de años de sentir un malestar o experimentar crisis de ansiedad, hasta que la situación es “insoportable”, en cambio los jóvenes lo hacen por encontrar un beneficio y estabilidad en su salud mental, lo que seguramente cambiará el panorama de la salud mental en los próximos años.

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