Guionistas vs IA: Una batalla por el futuro

Comparte

Por Rolando Morales
Ilustración de Jaime G. Rueda

El año pasado fuimos testigos de una revolución en el aspecto digital, la inteligencia artificial (IA) fungió como protagonista de este cambio de paradigmas. Uno de los hechos que más llamó la atención, y prueba de esta situación, fue la huelga de guionistas de Hollywood.

Después de 148 días, finalizó la huelga de escritores en Hollywood. En la noche del martes 26 de septiembre, el sindicato de guionistas Writers Guild of America (WGA) y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) dieron su aprobación a un acuerdo salarial con los estudios de cine y televisión.

El reciente acuerdo laboral entre los guionistas de Hollywood y las principales compañías cinematográficas y televisivas abarca un período de casi tres años, llegando hasta el 1 de mayo de 2026.

Un aspecto destacado del convenio alcanzado entre los guionistas de Hollywood y la AMPTP es el significativo aumento tanto en los salarios como en los ingresos residuales. Este impacto se evidencia de manera más notable en las producciones destinadas a plataformas de transmisión en línea.

Pero más allá de los aumentos salariales y los pagos por regalías, los guionistas de Hollywood han logrado establecer medidas concretas sobre el empleo de la inteligencia artificial generativa. En primer lugar, se prohíbe la utilización de esta tecnología para redactar o modificar material literario, así como su empleo como fuente. En otras palabras, los estudios no podrán aprovechar herramientas como ChatGPT o Bard para desarrollar historias que luego requieren ser adaptadas por escritores a un guión.

La negativa a trabajar con contenido generado por IA proporcionado por las compañías tiene dos aspectos fundamentales. Por un lado, busca proteger al guionista en caso de acusaciones de plagio, ya que el uso de material protegido por derechos de autor es motivo de gran controversia en la industria artística. Por otro lado, se pretende evitar que los estudios reclamen como propios los derechos sobre la historia original creada por una inteligencia artificial, sobre la cual un escritor elabora un guión.

Es importante destacar que, de todos modos, el uso de la IA generativa no está prohibido entre los miembros del WGA. Los guionistas de Hollywood pueden emplear herramientas de inteligencia artificial al ofrecer sus servicios, siempre y cuando cuenten con el consentimiento de la productora para la cual trabajan y se ajusten a sus políticas. No obstante, las compañías no pueden imponer a los escritores la obligación de utilizar tecnologías como ChatGPT en sus obras.

Además, los estudios de cine y televisión deben informar a los guionistas si el material con el que trabajan incluye elementos generados con IA. Mientras tanto, el WGA deja la puerta abierta para considerar como explotación el uso de materiales creados por sus miembros para entrenar modelos de inteligencia artificial, dependiendo de cómo evolucione la posible regulación de dichos materiales.

En resumen, los guionistas lograron importantes avances en su nuevo contrato con los principales estudios de cine y televisión. Las condiciones, respaldadas por el gremio, prohíben a los estudios el uso de inteligencia artificial para la creación o modificación de material, obligan a los guionistas a no depender de programas informáticos de inteligencia artificial al elaborar guiones y establecen que la inteligencia artificial no puede recibir créditos como guionista, entre otras disposiciones.

Sin embargo, este momento fue crucial no solo para los guionistas, sino porque probablemente sentará un precedente a medida que los sindicatos que representan a otras profesiones negocien condiciones para sus miembros en el futuro cercano. Hasta entonces, no se había experimentado un conflicto laboral importante que dependiera tanto de la creciente amenaza que representa la inteligencia artificial para los medios de vida.

Pero esto está a punto de cambiar. El rápido ascenso de esta tecnología disruptiva plantea una amenaza existencial para trabajadores en diversos sectores. Profesiones centradas en la escritura, como el periodismo, seguramente se verán afectadas, y resulta difícil imaginar que cualquier industria escape a la avalancha de máquinas que aprenden constantemente y que han sido desatadas en el mundo.

A medida que más lugares de trabajo se vean amenazados, los empleados exigirán salvaguardias. El acuerdo pionero entre el WGA y los estudios servirá como un modelo, al menos a corto plazo.

La preocupación expresada por los trabajadores de la industria del entretenimiento respecto a la inteligencia artificial es comprensible. Esta tecnología tiene el potencial de disminuir significativamente el tiempo necesario para que los escritores realicen su labor creativa, llegando incluso a reemplazar a los creadores “auténticos” que, hasta la llegada generalizada de la IA, eran seres humanos de carne y hueso.

Con los avances en inteligencia artificial y aprendizaje profundo, los algoritmos pueden replicar y superar en velocidad el trabajo de escritores y guionistas. La generación de texto, la recreación de voces sintéticas y las técnicas de imagen generativa han avanzado rápidamente. Ahora existen sistemas capaces de redactar guiones, imitar voces e incluso crear personajes digitales basados en actores reales sin su participación activa, y en muchos casos, sin su autorización.

Aunque estas tecnologías ya se aplican en la producción, animación por computadora y efectos especiales, la inteligencia artificial está comenzando a expandir su alcance hacia la creación autónoma de contenido artístico y la sustitución de actores, prescindiendo de la intervención directa de creadores humanos.

Frente a la amenaza de ser reemplazados, el WGA y el SAG-AFTRA alzaron la voz en defensa de los derechos y el reconocimiento de los artistas. Surge la pregunta de quiénes serían los propietarios de los derechos de autor y la propiedad intelectual cuando se utilizan copias generadas por inteligencia artificial de los artistas. Los actores buscan asegurar el control sobre el uso de sus voces e imágenes digitales.

Estos sindicatos están estableciendo un precedente en el debate sobre la implementación de la inteligencia artificial en diversas profesiones, como médicos o abogados, quienes podrían ser sustituidos por diagnósticos más precisos o sentencias más rápidas.

Aunque la inteligencia artificial ofrece oportunidades innovadoras para la creatividad y eficiencia en el entretenimiento y otras industrias, también desencadena un debate imperativo sobre la gobernanza y ética en su aplicación. Aunque el progreso tecnológico no se detendrá, es posible establecer límites para proteger los derechos e imagen de artistas y creadores literarios.

Se requerirá una colaboración entre sindicatos, estudios cinematográficos y autoridades para desarrollar un marco regulatorio que aborde estos desafíos y otros. Es innegable que la inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero esto no implica que deba, aunque pueda, reemplazar la creatividad, las emociones, el talento, el carisma y la autenticidad que los artistas aportan a sus obras.

La conexión entre los actores y el público, la energía y habilidad para interpretar un personaje, recrear una situación y reflejar experiencias humanas complejas, junto con la visión e imaginación únicas de los escritores, son aspectos que han convertido al entretenimiento en una forma de arte y experiencia significativa desde tiempos inmemoriales. Desde los primeros humanos que se reunían alrededor de una fogata para escuchar historias y narraciones que han dado forma a nuestros mitos, leyendas e identidad.

TE RECOMENDAMOS:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.