Procesión del Silencio: ¿devoción o recreación?

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Por: Aldo Fernández Miranda, Valeria Dayana Galaviz Negrete, Rolando Morales Flores

Fotografías: Valeria Dayana Galaviz Negrete

La Procesión del Silencio de San Luis Potosí toma inspiración de representaciones similares en Sevilla, España, las cuales datan del siglo XVI. El evento tiene sus orígenes en el año de 1954 y fue fundado gracias a los esfuerzos en conjunto de la Orden de los Carmelitas, representada por Fray Nicolás García, así como por toreros potosinos y la señora María Guadalupe Romo. Desde entonces, cada Viernes Santo se realiza un recorrido por las principales calles del centro histórico.

El evento encuentra sus motivos en la representación y contemplación del Vía Crucis, el cual es el conjunto de momentos que describen a detalle las etapas de la Pasión de Jesucristo, dividido en 14 estaciones o los Misterios Dolorosos del Santo Rosario. La procesión está conformada por cofrades, damas de rebozo, nazarenos y costaleros, los cuales se organizan bajo cofradías pertenecientes a distintos templos de San Luis Potosí.

En lo que respecta a la organización, el evento ha sido sostenido principalmente por organizaciones civiles, las cuales en un inicio se organizaron bajo el Primer Patronato Hispano Potosino; sin embargo, debido a la creciente importancia del evento, en 1965 se acuerda la creación de una Asociación Civil y en 1966 se ve constituida Tradiciones Potosinas A.C. por Fray Luis F. Piza y Guadalupe Romo, cuyo principal propósito es la preservación de las tradiciones del estado de San Luis Potosí.

Procesión del Silencio
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Durante el mandato del gobernador de Marcelo de los Santos de San Luis Potosí, 2003-2009, se gestionó la compra de una residencia ubicada en el Centro Histórico, la cual se convertiría en la sede de la asociación civil, Tradiciones Potosinas, esto a raíz de su crecimiento como evento turístico. Bajo el mandato del gobernador del estado, Fernando Toranzo Fernández, la Procesión del Silencio fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de San Luis Potosí el día 7 de noviembre del 2013. Dicha acción, propició una situación en la que el Estado legitimaba la entrega de recursos con el fin de apoyarlo en su totalidad.

De acuerdo con Miguel Ángel Gámez López, integrante de la cofradía de San José, donde porta el estandarte,

“La Procesión significa la manifestación de fe del pueblo potosino, la cual está haciendo pública su fe hacia la religión católica, el amor hacia la madre, a la Virgen de la Soledad; recordando todo el sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo ese día de viernes santo”.

El punto de vista expresado por Miguel representa la importancia a nivel religioso del evento celebrado cada Viernes Santo, ya que es una parte fundamental en la sociedad potosina.

“La percepción que no debemos dejar de lado es la parte religiosa, porque es lo que nos mueve, es la manifestación de fe del pueblo potosino. Es este encuentro nuevamente con esta tradición de nuestra fe manifestada en la calle el día del Viernes Santo”.

Pero la fe de las personas no es lo único que mueve la Procesión. Alejandro Alarcón, quien es director de Vinculación y Relaciones Públicas de Tradiciones Potosinas, comenta que “afortunadamente este espectáculo religioso, cultural, turístico ha trascendido de una manera muy importante en la historia de nuestro estado, de nuestra capital.”

Tras dos años de suspensión por la pandemia del COVID-19, con antecedentes de entre 2010 y 2015, años en donde se registró la mayor actividad turística de San Luis Potosí en temporada de Semana Santa, con un pico de 110 mil visitantes; la edición 69° de 2022 contó con una afluencia de 160 mil espectadores nacionales y extranjeros. Se espera que esta edición supere a la anterior en número de asistentes.

Debido al alcance turístico que representa, la Procesión ha sido un importante foco para que empresas privadas que buscan promocionar sus productos a cambio de un patrocinio, tales como Coca Cola y Aguas de Lourdes.

El pasado 2020, en plena Cuaresma, se presentó un escenario sin precedentes, Tradiciones Potosinas anunciaba a través de sus redes sociales la suspensión de la Procesión del Silencio, contexto que se repetiría en 2021, causado por las medidas sanitarias implementadas a raíz de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, de acuerdo con Alejandro Alarcón, esta situación no interrumpió la continuidad del evento:

Sí, suspendimos el evento presencial durante dos años, pero seguimos sumando en años, es decir, cortamos en el 67, 68 y por eso se llevó a cabo la emisión número 69”.

La incertidumbre imperaba en las mentes de participantes y personas externas a la Procesión del Silencio al no tener conocimiento de su posible realización o cancelación por tercer año consecutivo. La realización de este evento fue confirmada, en primer lugar, por el propio gobernador del estado de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, quien anunció por medio de sus redes sociales su intención de retomar el evento. Posteriormente, autoridades de la Secretaría de Cultura y medios de comunicación locales, reafirmaron lo anunciado por Gallardo, confirmando el regreso de la caminata religiosa a las calles.

La procesión en cifras es un evento con una gran derrama económica, por la gran asistencia de espectadores, simplemente el año pasado se habilitaron 5 mil 500 sillas, colocadas en determinadas zonas, Villerías, Universidad, Pedro Vallejo, Hermenegildo Galeana, Independencia, Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Palacio de Gobierno, Posada del Virrey y Palacio Municipal. De acuerdo a ciertas estimaciones, se esperaba que las ganancias ascendieron a casi un millón de pesos. Pero este porcentaje no refleja la totalidad de asistentes, pues como hemos señalado, en ocasiones ronda los 100 mil espectadores.

Después de los tiempos convulsos de la pandemia, retomar esta tradición no fue tarea sencilla. José Luis Mejía López, quien es fundador y presidente de la cofradía de San José, señaló que el proceso de organización fue apresurado en comparación con otros años.

“Pues si te soy muy sincero fue muy fast track, nos avisaron días antes del Miércoles de Ceniza. Nosotros como cofradía normalmente desde diciembre vamos viendo pendientes, vamos sacando detalles que tenemos que hacer, precisamente contamos con un margen de 3 a 4 meses dependiendo de cuándo caiga semana santa. La verdad ahora nos dijo prácticamente empezando la cuaresma y de ahí solo tuvimos cuarenta días para prepararnos”.

Así, el 15 de abril de 2022, Viernes Santo, en punto de las siete de la tarde, los miembros de la cofradía de San José se reunieron en el interior de la Casa Parroquial, lugar donde se alistaron las damas de rebozo, el estandarte, la cruz alta y ciriales, la banda de guerra, la cruz de guía, los nazarenos, los cofrades, las imágenes, los costaleros y horquilleros; todos con atuendos correspondientes a los colores propios de San José, verde y amarillo. Antes de que las puertas de dicha Casa Parroquial se abrieran, se hizo una oración en conjunto dirigida por José Luis Mejía López.

La Procesión del Silencio regresó a las calles y conforme a lo acostumbrado, las puertas del Templo del Carmen se abrieron para dar inicio al evento. Siendo las trompetas de los heraldos y los caballos de los charros, los predecesores de una conformada por diversas autoridades, de varias instituciones y asociaciones.

Para José Luis, este panorama significó incrementar los tiempos y esfuerzos en la planeación interna de cada una de las cofradías que conforman la Procesión del Silencio

“Significó tener que acelerar el paso que nosotros tenemos determinado para organizar, significó también contar con el apoyo de la gente; no sabíamos si la gente quería o no participar, en el caso de nuestra cofradía existió un 90-95% de participación del total de integrantes, aunado a nuevos integrantes a la cofradía, y la verdad todo eso nos llena de satisfacción”.

En contraste, durante esta edición, tres cofradías optaron por no participar. En concreto, la cofradía de Santiago, Tequis y Santuario de Guadalupe. De acuerdo con Alejandro Alarcón, esta decisión radicó en el contexto pandémico en el que se encontraba la sociedad.

La Procesión representa una bifurcación dentro de las razones por las cuales se organiza, administra y realiza. Por una parte, se encuentra la fe como motor impulsor para los integrantes de las cofradías, una herencia de devoción y acompañamiento a las figuras más importantes, La Virgen de la Soledad y Jesucristo.

En contraste, está el interés de organizaciones públicas y privadas interesadas en obtener capital tanto económico como democrático. Entonces, ¿La procesión es devoción o recreación?

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