¡Que viva México! una sátira que cuestiona al país

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Por Rolando Morales Flores

Este fin de semana nos dimos una pequeña escapada a nuestra querida Cineteca Alameda para ver la más reciente propuesta del aclamado director Luis Estrada. ¡Que viva México!, es una cinta que busca mostrar un realismo mexicano, el cual vemos de forma cotidiana, un clasismo que en palabras del propio director está presente “en ese pequeño infierno que todos tenemos”.

Luis Estrada vuelve a configurar una sátira política y social sobre los tiempos actuales que vive México, a partir de la metáfora de todo un país y el cuestionamiento de valores, anhelos y nuestra cultura depositada en un elemento sustancial: la familia.

Esta película originalmente estaba pensada para estrenarse a finales del año pasado directamente en streaming; sin embargo, Luis Estrada compró los derechos de distribución para poder proyectarla en las salas de cine alrededor del país.

“Es lamentable lo que ha ocurrido con la cultura y el cine, paradójicamente, las otras cuatro películas en las que hacía críticas tan frontales como con esta fueron apoyadas por el gobierno de esos momentos, cuando yo escriba mis memorias o hagan una revisión de mi carrera se darán cuenta de que el único gobierno que no me apoyó fue el de López Obrador”.

Luis Estrada en entrevista para EL PAÍS.


Tras la muerte de su abuelo minero, Pancho Reyes, interpretado por Alfonso Herrera, viaja con su esposa e hijos a La Prosperidad, su remoto pueblo natal, para reunirse con su distanciada y resentida familia. Pero su sola presencia desata el caos al abrirse la posibilidad de que sea uno de los herederos, provocando una especie de guerra en la que todo está en juego.

El cine de Luis Estrada siempre se ha caracterizado por la crítica al sistema y la administración que se encuentra en el poder político mexicano, con La Ley de Herodes (1999) criticaba directamente al PRI; en 2006 durante el sexenio de Vicente Fox se estrenó Un Mundo maravilloso donde la sátira se basó en el optimismo desbordado del presidente panista. En el año 2010, en plena guerra con el narcotráfico, llega El Infierno y visualiza la cruda violencia producto del gobierno de Felipe Calderón; posteriormente en 2014 Estrada dio el punto final con La Dictadura Perfecta, donde representa con un crudo humor el regreso del PRI en la administración de Enrique Peña Nieto.

¡Que viva México! no es la excepción a la regla, también realiza el cuestionamiento al gobierno actual, pero antes que ser una crítica directa, es una reflexión de los efectos de este panorama político y social en los individuos mexicanos.

El reencuentro del protagonista y su familia, al llegar a una hacienda abandonada en el medio del desierto y encontrarse con el resto de su familia, es una declaración de intenciones inmediata, pues demuestra en sus primeros minutos la temática que busca desarrollar y criticar, la pobreza y la desigualdad en las clases sociales de los núcleos familiares mexicanos.

El gran compendio de personajes representa todos los estereotipos de la sociedad mexicana encarnados en una familia “tradicional” que sigue las estructuras de las instituciones más reconocidas: dios, patria y hogar.

De acuerdo con Luis Estrada, esto tuvo su origen en el juego de la lotería al presentar personajes propios de la mexicanidad y los más profundos atisbos de la sociedad contemporánea en un mosaico que genera una narrativa interesante aunada a interpretaciones magistrales de un extraordinario elenco entre los que resaltan, el ya mencionado Alfonso Herrera, Ana de la Reguera, Mayra Hermosillo, Damián Alcázar, Ana Martín y Joaquín Cosío.

Este panorama genera un sin fin de situaciones y escenas en los que el humor y constante choque de clases son el eje en el que la película descansa su columna vertebral. Sin embargo, no es suficiente, puesto que, en su más de tres horas de duración, las cuales fácilmente se pudieran reducir a más de la mitad si retiramos la repetición de escenas y diálogos, no termina de presentar la idea que en esencia es buena.

El humor que en las anteriores obras resulta ser sobrecogedor, al tener un carácter específico, se vuelve en este filme de lo más forzado e incómodo de presenciar, aunado al protagonismo que se le da, deja de lado aquel realismo que tanto tiene que doler ver y sobre todo sentirse identificado.

La película habla sobre la pobreza, pero sin romantizar y sin polarizar las posturas de privilegios, muestra ambos lados desde una perspectiva objetiva y visibiliza las peores facetas de las personas en estas condiciones materiales y estructurales. Lamentablemente, se queda en un superficial intento de presentar un contexto colectivo que es reconocible para todo aquel que la vea.

Aunque no es la intención ser pesimistas ante esta película, es evidente que las comparaciones con los anteriores trabajos de Luis Estrada surgen, y no es para menos, puesto que desde su promoción se mostraba como una obra alejada de las concepciones que se mostraron con anterioridad. Pero en lugar de proyectar una propuesta creativa, la película lucha por ejercer en el espectador una crítica que se siente incompleta y se preocupa más por llegar a un tiempo de metraje, que siendo sinceros resulta agotador.

A pesar de estos problemas, la película puede ser disfrutable para los ojos correctos, en mi caso no lo fue, pero esto no deber ser impedimento para que tu querido lector vayas y disfrutes de esta obra, la cual se encuentra en proyección hasta el 30 de marzo en la Cineteca Alameda en un horario de las 8 pm. Al final cada individuo construye su propio criterio y si alguien lo filma merece la pena reseñarlo.

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