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Colaboración de Martha Zaragoza Valtierra

Y todo empezó una mañana de 1992 (sí, parece que fue ayer) mientras estaba en la secundaria, una revista, de esas especializadas en adolescentes, mostraba diferentes opciones de carreras, entre ellas había una que me llamó muchísimo la atención: Ciencias de la Comunicación, la verdad, al principio, porque no se llevaban matemáticas, aunque luego comprendí su importancia, pero ese es otro tema. Se llevaban materias que me gustaban y que sabía que podrían convertirse en una pasión, un vicio, como el periodismo.

A pesar de mi seriedad de ese entonces, el periodismo era algo que me gustaba, atraía, movía algo en mí, que sabía que se iba a quedar para toda la vida, lo mejor de todo es que si bien en ese entonces no era una carrera ofertada en todos lados, las revistas daban opciones de los lugares donde se podía estudiar y entre la lista que contenía unos cuantos estados, aparecía la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, lo que facilitaba poder cumplir mi objetivo.

Desde entonces, siempre dije que quería ser reportera, que quería estudiar Ciencias de la Comunicación, a pesar de ser una niña de 12 años y de que mucha gente a mi alrededor decía, posiblemente por mi edad, cambiaría de gustos e intereses, que seguramente me interesarían otras cosas.

Sin embargo, con esa idea, terminé la secundaria en la escuela José Ciriaco Cruz, e inicié la preparatoria como primera generación en la Francisco Martínez De la Vega, donde por dos años, también se vio reflejado mi gusto por las ciencias sociales, sin olvidar jamás el objetivo: entrar a la entonces Coordinación de Ciencias de la Comunicación, hoy Facultad, el cual se cumplió, pero eso lo contaré en la siguiente edición.

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Un comentario en "Y así empieza la historia"

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