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Redacción Fabiola Villar
Fotografía Fabiola Villar

La poesía es un género complejo y no es fácil encontrar personas que se animen a escribirlo y publicarlo, especialmente si provienen de experiencias personales acerca de la concepción de la mujer en México. María Elva Téllez Rivera crea poesía con estas características, desde su contexto como mujer proveniente de la huasteca potosina, y hablando sobre su camino para convertirse en lo que Elva es el día de hoy.

En el marco de las jornadas del 8M y el aniversario del Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosí, se realizó la presentación del libro “Todos los tonos de púrpura” el pasado viernes 18 de marzo. La presentación comenzó con el comentario de Miriam Alejandra Hernández, quien menciona que puede sentir al leer la poesía de Elva esa melancolía, desesperación, de esa niña de la huasteca que está buscando su lugar dentro de un contexto en donde existen diversas formas de violencia. Remarcó a la sociedad potosina como una conservadora, especialmente dentro de las comunidades, razón que obligó a la autora a decidió huir de este mundo para venirse a estudiar a la capital, historia que se desglosa en los tres capítulos que conforman al libro: púrpura, violeta y lila.

Elva comenta que es un privilegio el que una mujer en la actualidad tenga el derecho para escribir, que anteriormente tenía que usar un pseudónimo para hacerlo libremente. Al crecer e interesarse por las letras, se topó con literatura escrita por hombres y ella se pregunta cómo hubiera sido si hubiera encontrado en la biblioteca de la secundaria más literatura de mujer, o si hubiera tenido el apoyo de su familia. Esto lo contrasta con el día de hoy, en donde existe literatura del género femenino como tal. Por eso, es un gusto para ella presentar su libro en la actualidad.

En esta ocasión se pudo escuchar a Elva, la persona, no a la presentadora de noticias o a la egresada de la carrera en Ciencias de la Comunicación, que son las facetas a las que está más acostumbrada la gente a ver de ella. Al final, terminó recitando algunos de sus poemas del libro, como Descendientes, Hay una niña muerta o Antígeno, explicando la inspiración para cada uno. Estos nacen de algunos sucesos a lo largo de su vida, algunos son fuertes por los temas que menciona, pero no dejan de ser un reflejo de la sociedad en la que se vive.

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