Los rostros del Xantolo – Entrevista a tres académicos acerca del Xantolo y el Día de Muertos

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Por Luis Vélez y Dalila L. Espinosa

El Día de Muertos, es una celebración llena de aromas, colores, música, convivencia y respeto. Desde su inicio en el México prehispánico, pasando por la evangelización de los españoles, hasta llegar a nuestra actualidad; esta festividad ha tenido muchos cambios, tomando nuevas costumbres y dejando otras. Sin embargo, lo que se mantiene -y mantendrá- es su impacto cultural que tiene, no solo para los mexicanos, sino a nivel mundial.

Este día tan especial se celebra de miles de formas, pues cada estado, municipio, colonia y familia, la festeja a su propio modo. En San Luis Potosí capital, se suelen colocar altares en el centro histórico y en las escuelas, decoraciones en algunas casas y se acostumbra visitar a los seres queridos que nos han dejado al panteón. En general, suele ser un día tranquilo. No obstante, para los huastecos es todo lo contrario, pues en el famoso Xantolo, la fiesta inicia desde mucho antes y con mayor intensidad. 

Para conocer más de este festejo, conoceremos la mirada de tres académicos que han vivido de cerca el Xantolo: Carlos Reyes, funcionario de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí; Elva Téllez, licenciada en ciencias de la comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y encargada del noticiero Radio Digital Tamazunchale; y Gudelia Cruz Aguilar, auxiliar en la Coordinación de Posgrado en estudios latinoamericanos en territorios social y cultural de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP.

Carlos Reyes opina que México es un mosaico de culturas, donde tenemos muchos pueblos étnicos y lenguas madres. Para el Día de Muertos, la gente se prepara desde el día de San Miguel de Arcángel el 29 de septiembre y termina hasta el 28 de noviembre el día de San Andrés. Esto es muy característico en la Huasteca Potosina con el Xantolo; pero también se ve en otras partes, como en Veracruz en la ciudad de Naolinco, donde se celebra La Cantada.

La palabra “Xantolo” viene del latín “Santorum”, que hace referencia al día de todos los santos. Pero para entender mejor su origen, Carlos Reyes menciona el papel de los españoles para la evolución de esta tradicional fiesta: “Se enriquece con la idea de la evangelización, que nos dan la idea de la vida eterna. Todo el evangelio habla de portarse bien para la vida eterna, entonces hay un sincretismo prehispánico y occidental… No hay más que en el Día de Muertos y la Navidad, este sincretismo tan fuerte, pero más en el Día de Muertos”.

Continúa diciendo: “Por los españoles ya no se ve como un acto profano, sino como algo religioso. Por eso en los altares vemos imágenes cristianas. Cuando llegan los españoles y ven las figuras de los múltiples dioses que tenían los indígenas, deciden destruirlas y, con el amaranto, crean estatuillas e imágenes religiosas y las colocaban en los altares. Ellos tienen su propia idea de la muerte, pero esta celebración les vino muy bien para realizar la evangelización”.

Avanzando cronológicamente, nos acercamos a nuestros días, pero antes llega la globalización. Respecto a ello, Carlos Reyes menciona que no ve esta unión de culturas como algo negativo, pues cree que “nuestras raíces son muy fuertes. Y nada va a poder acabarlas”. Debido a que esta celebración ha llegado a los oídos de muchas personas del mundo, se han comercializado sus elementos y creencias; pero Carlos Reyes tampoco ve esto como algo malo, pues crea fuentes de trabajo para miles de personas.

Ya que llegamos a la actualidad, podemos ver que las nuevas generaciones realmente están emocionadas por las costumbres y tradiciones mexicanas; y no solo eso, si no que les han agregado su esencia y las han adaptado a sus ideales. Sobre esto, Carlos Reyes menciona: “Al ser un país tercermundista, estamos en constante crisis, pero hay algo de lo que siempre estaremos orgullosos: la cultura. Nuestra mejor tarjeta de presentación es el arte. No hay que preocuparnos de que se pierdan las tradiciones, pero debemos evitar que se olvide su origen”.

“En el 2008 el Xantolo es reconocido como patrimonio intangible de la humanidad. Ni la cultura más fuerte podrá acabar con esta tradición. Gracias a la globalización y los medios de comunicación, es como se ha enriquecido esta festividad. Incluso el Covid-19 nos cambió la percepción de la muerte y, por ende, de esta festividad; antes había 6 miradas acerca de la muerte, ahora hay 7 pues apareció este virus. Nos dio la visión de la inmediatez, y como esta te hace valorar más la vida. La idea de la muerte cambió”, finaliza Carlos.

La visión de Elva Téllez es muy distinta a las de Carlos Reyes, pues ella, al ser originaria del municipio de Tamazunchale, ha vivido desde su infancia esta celebración. “El Xantolo es una celebración huasteca que pasa por Tamazunchale, San Martín Chalchicuautla, Tampacán, Axtla de Terrazas, Xilitla, Matlapa, Ciudad Valles, Tamasopo, Aquismón, y muchos municipios más”, dice Elva Téllez sobre las ciudades que festejan el Xantolo.

Aunque el Xantolo se celebre en todos los municipios de la huasteca, Elva Téllez nos menciona el gran distintivo del suyo: “… en Tamazunchale hay una localidad llamada Chapulhuacanito; es un gran atractivo turístico pues se ha consolidado como una de las localidades ejes del Xantolo. Es un pueblo donde el resto de año no pasa nada, pero durante el Dia de muertos cobra vida y color. Se coloca el arco, la plaza se adorna y se hacen concursos de comparsas”.

El principal elemento es el arco, el cual nos comenta que se hace con varas flexibles, se forra de palmilla y se decora con flores y pan de muerto. Este último, es hecho de harina y agua, sin levadura, parecido a un pan tostado; con esta masa se elaboran figuras como cerditos o partes del cuerpo humano como brazos y piernas que representan a los difuntos. El pan se cuelga en el arco, y no se puede comer hasta que pase la festividad. Este arco significa una puerta, pues con él se está abriendo un umbral entre los vivos y los muertos.

Otro punto importante de esta celebración son las máscaras. Este tema es muy interesante para Elva Téllez, ya que estas fechas coinciden con fechas importantes de otras culturas, como con los celtas, quienes se pintaban el rostro para escapar de la muerte y sus peores temores. Le parece sorprendente como, a pesar de los tantos kilómetros de distancia que hay entre los países nórdicos y la huasteca, hay una similitud de tradiciones, lo cual es digno de analizarse. 

Yendo a un lado más sentimental, Elva Téllez nos comenta que recuerda todas las veces que, junto con su familia, está sentada alrededor de la mesa de la abuela mientras hacen chocolate. Los días previos al Día de Muertos, desfilan por la casa para moler el chocolate y después se turnan para quitarle lo no comestible. También retoma todos esos momentos en los que elaboraba tamales de sarabanda junto a la familia. Nos comenta que “Incluso las familias más pequeñas hacen grandes cantidades de comida, en mi familia, donde solo somos 4 personas, mínimo hacemos 120 tamales durante estas fechas. Y esos se van contemplando para irlos dando a familia, amigos y vecinos”.

Al hablar acerca de que se hace en el Xantolo, Elva Téllez menciona: “El día 1° de noviembre vienen las almas de los niños y el día 2 vienen los adultos. Desde el 31 de octubre a las 12 del día se comienzan a tronar los cohetes, incluso hay barrios que se dedican a la elaboración de estos fuegos artificiales para este día especial. El 3 de noviembre, a las 12 del día que es cuando las almas se van, la comida se calienta e inicia el intercambio entre vecinos de ofrendas”.

Como es de esperarse, durante estas fechas llegan a la huasteca cientos de turistas nacionales e internacionales. En relación a esto, Elva Téllez nos dice que los huastecos, al ser muy abiertos y alegres, siempre reciben a los visitantes, les dan de comer sin importar de donde vengan. Nos menciona también que “Los turistas suelen venir muy alegres, principalmente a Xilitla. Son pocos los extranjeros que vienen a Tamazunchale, personas locales van más seguido. A quienes no conocen la fiesta siempre se les agrega con cariño, terminan bailando en las comparsas, muy comidos y en muchas ocasiones muy bebidos, pues el aguardiente y otras bebidas son muy importantes en esta fiesta”.

Es importante difundir estas tradiciones pues “Más allá de si creo en la festividad o no, o si pienso que vienen las almas de los difuntos o no; el Xantolo refleja el sentir de la Huasteca Potosina desde todos sus significados. Desde la alegría que puede verse reflejada en los colores, hasta el respeto hacia la muere, y también por todo el rescate cultural que se puede hacer”, opina Elva Téllez. “Los medios locales reflejamos siempre esta celebración, pero es importante llevarlo hacia afuera porque Xantolo es cultura. Xantolo es una expresión humana de un pueblo en el corazón de México, y es el resultado de una cosmovisión de la muerte”.

Finalmente, conoceremos la opinión de Gudelia Cruz, quien es originaria de Tzepacab en el municipio de Tancanhuitz.

Gudelia Cruz nos cuenta que “Esta tradición es una recepción que se hace en estos días, hacia los familiares que ya no se encuentran con nosotros. No es un culto, sino una celebración. Pertenezco a un pueblo originario de Tancanhuitz de Santos, de acuerdo a mi experiencia personal, más que de investigación, esta celebración es algo que vivimos y sentimos, en donde recordamos a las personas que formaron parte de nuestra vida. Es una etapa de convivencia con las almas de estas personas”.

Sin embargo, el Día de Muertos es una celebración que está más marcada en algunos lugares que en otros. Gudelia Cruz considera que es algo que se puede ver en el estado de San Luis Potosí, específicamente en la capital. “El Dia de Muertos que pasé aquí en San Luis, estaba muy emocionada; esperaba ver mucho movimiento y vida con los vecinos, colonias y lugares donde pasara. Entonces llega el día y realmente estaba ‘muerto’ aquí en la capital del estado, es decir, estaba muy tranquilo y apagado”. En la huasteca, Gudelia Cruz acostumbraba a convivir mucho con su familia y vecinos, por lo que esta diferencia, aun siendo del mismo estado, la sorprendió.

Al igual que Carlos Reyes, Gudelia Cruz cree que la globalización no es un mal para esta tradición, sino todo lo contrario, que llegó a fortalecer y se debe respetar toda cultura que llegue a nuestro país.

Como se mencionó, hay una gran diferencia entre cómo se celebra el Día de Muertos en la huasteca y en la capital potosina. Gudelia Cruz nos menciona que no solo es que las calles en su ciudad se vean más alegres y coloridas durante estos días, sino que también el tiempo que se dejan las decoraciones y altares son distinto: “en la Huasteca, el arco que se construyó se quita hasta el 29 de noviembre, cuando se quita no se desbarata, se desprende con sus hojas secas y se pone debajo de un árbol, es algo sagrado, no es basura de poner y quitar”. También cuenta que en la Huasteca no utilizan el “papel picado”, más bien colocan manteles bordados.  

Gudelia Cruz ha visto la evolución que ha tenido el Día de Muertos y cómo las raíces indígenas siguen en esta tradición. Respecto a esto, menciona lo siguiente: “Geográficamente hablando, en las comunidades rurales todavía hay tradiciones que siguen vivas. Existen diferencias entre las personas mayores, que son quienes llevan la batuta de llevar a cabo las celebraciones, a comparación de los jóvenes, que no participan de la misma manera. Pero aún se lleva a cabo las celebraciones, con limitantes no solo de la globalización, sino que también, del campo, pues no se produce lo mismo que años atrás y no se puede llegar a tener ciertos elementos simbólicos como hierbas, flores, frijoles, etc. Esto también repercute en la calidad de poner un arco, además de afectar a los elementos básicos”.

Para concluir, nos menciona lo que esta celebración significa para ella. “En vida busco la manera de dedicarle la atención y el tiempo a mi familia. Pero en esa época me ocupo haciendo tamales y atole, porque me gusta y me nace hacerlo, se lo dedico a las personas que en algún momento tuve la oportunidad de conocerlos. Es un tiempo que les dedico a recordarlos y platicárselos a mis hijos. No solo los recuerdo en esta época, pero en este momento de noviembre, se recibe a esas personas cuando vuelven de la muerte”.

Como vimos a través del punto de vista de estas tres personas, el Día de Muertos es una celebración donde es inevitable sacar ese lado sentimental al recordar a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros, sentir nostalgia de aquellas veces que hacíamos altares en la escuela, comer pan de muerto y pasar tiempo familiar. En palabras de Carlos Reyes: “Vivimos para la muerte… Vivimos para el más allá”.

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