Por: Roy Zaldívar
Para las personas LGBTIQ+ el estar “fuera del closet”, a pesar de que es una vivencia muy individual, para todos significa un riesgo, ya sea en menor o mayor grado, pues vivir una disidencia no normada nos expone a situaciones de violencia y discriminación. Quienes deciden decirlo públicamente deben de ser conscientes de los retos a los que se enfrentarán. Más allá de la violencia física, hay situaciones que, si bien no ponen en peligro nuestra vida, disminuyen la calidad de la misma, de las cuales mencionaremos algunas a continuación.
Discriminación Educativa
Habitualmente la discriminación a disidentes sexogenéricos (personas que no se alinean a la norma social impuesta de la heterosexualidad) y su poca atención por parte del estado, provoca que espacios como las aulas, no sean aptos para los y las disidentes sexogenéricos y por ende, existan altas tasas de abandono de estudios por parte de los miembros de la comunidad. Según el Diagnóstico nacional sobre la discriminación hacia personas LGBTIQ+ en México, más de dos de tres personas encuestadas experimentaron discriminación en los espacios educativos, solamente 34% manifestaron no haberla experimentado nunca.
La escuela funge como uno de los lugares en donde las y los jóvenes construyen su identidad individual. Así mismo es el lugar donde, a través de la interacción, definimos cómo nos relacionamos con los demás mediante el seguimiento de normas y valores. Las dinámicas de socialización que ahí se lleven a cabo, serán determinantes en las acciones futuras de los y las estudiantes, así como el nivel de desarrollo que logren alcanzar.
Usualmente la discriminación de las personas LGBTIQ+ motivada por la orientación sexual e identidad de género, impacta en la vida de estas personas, atrayendo consigo tasas más elevadas de analfabetismo, desempleo e incluso prostitución forzada, y por ende, menor acceso a posibilidades de desarrollo y derechos humanos.
Es necesario una reestructuración por parte del estado de los sistemas educativos, para hacer de las aulas espacios seguros para todos y todas, en donde sea posible una mejor comprensión de la amplia diversidad sexual en nuestra realidad social, además de la construcción de una cultura de respeto al igual que armonía entre todas las personas que conformamos la sociedad.
Discriminación Laboral
Los mercados de trabajo han estado acompañados de mecanismos que discriminan y segregan a ciertos grupos de la sociedad, sin importar las capacidades y potencialidades de los individuos. Así como las aulas, los espacios laborales también suelen tornarse hostiles para quienes forman parte de la comunidad LGBTIQ+. De acuerdo a la primera Encuesta Nacional sobre Homofobia en el Trabajo, realizada en México, 35% de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero han sido víctimas de algún tipo de discriminación en su lugar de trabajo, según datos del grupo Espolea A.C. La exclusión sistemática en espacios laborales hacia personas LGBTIQ+ aumenta la marginación en otros ámbitos y niega el acceso a oportunidades de crecimiento, así como a una vida digna.
“Ramiro” quién trabajó en una cafetería durante dos años, comenzó a notar cierta discriminación por parte de sus jefes, cuando inició a hacer más visible su expresión de género. “La dueña le pidió al gerente que me llamara la atención por usar arracadas, pintarme las uñas y usar delineador mientras trabajaba. Le pedí explicaciones a ella, y le dije que lo que estaba haciendo contaba como discriminación por expresión de género y orientación sexual e inmediatamente se excusó de ello. No les gustaba que yo fuera tan contestatario y nunca me dieron la oportunidad de tener otro puesto y esto fue evidente cuando le dieron un ascenso a un chico que llevaba menos tiempo trabajando ahí” afirma Ramiro.
Muchos de estos casos suceden todos los días donde los y las disidentes tienen que tolerar las constantes muestras de discriminación en sus espacios de trabajo y aunque en las leyes está sancionado, las personas no asisten a denunciar porque no tienen manera de demostrar que son víctimas de discriminación. Aunado a ello está el desconocimiento de los múltiples organismos que pueden brindarte apoyo, como son la Comisión de Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Rechazo Familiar
El rechazo familiar hacia los y las disidentes sexogenéricos es un fenómeno común en México, donde la tradición como la religión están muy arraigadas. Las formas de discriminación van desde la privación de seguridad social y económica, hasta los constantes comentarios pasivo-agresivos que se hacen en torno a la orientación o identidad de las personas que tienen consecuencias graves para la seguridad y bienestar de las personas LGBTIQ+.
La casa es otro espacio donde las personas LGBTIQ+ llegan a sufrir de discriminación, en donde la autoestima y seguridad se pueden ver más afectadas. Yocelin Cámara, Psicóloga Clínica enfocada a la educación sexual integral, afirma “Si yo al haber encontrado mi identidad y sintiéndome más segura con ella, no tengo el respaldo de mi familia, va a ocasionar una ruptura en el autoconcepto. Yo voy a seguir viéndome como soy, yo voy a seguir sabiendo quien soy, sin embargo, mi expresión en autoestima o en amor propio va a estar quebrada si mi familia no acepta esta construcción de identidad”.
Si bien aún existen personas que a causa de su orientación sexual o identidad de género son violentadas físicamente, e incluso son echadas de sus casas, existen otros tipos de violencia igual de agresivos que las y los miembros de la comunidad LGBTIQ+ pueden experimentar. Uno de ellos y de los más comunes es la violencia económica, en donde los padres amenazan con retirar la manutención a sus hijos, o les quitan los recursos destinados a la recreación, pues creen que de esta manera pueden controlar o aminorar que vivan su sexualidad de forma libre y plena. También existe la violencia cotidiana que se oculta detrás de comentarios pasivos agresivos referentes al tema, con los que se escudan diciendo “yo nunca te he dicho nada”, pero constantemente muestran su descontento con la disidencia de sus hijos. Así mismo existe quién retira completamente el habla a sus hijos e invisibilizan su existencia para de alguna forma “eliminar el problema”.
Como personas LGBTIQ+ tenemos que lidiar con este rechazo; significa poner en una balanza si realmente vale la pena ser quien soy, para proteger mi bienestar físico en una situación peligrosa, o tratar de tener una relación más llevadera con tus padres en un contexto menos riesgoso. Para esto último, Camara recomienda “Si quieres que tu casa siga siendo un espacio seguro también cede un poco, mientras esto no signifique el sacrificio de tu identidad. No sacrificar tu identidad, pero tampoco querer que la gente viva el mismo proceso que tú. Hay que entender que así cómo nosotros tuvimos nuestro proceso y nos costó aceptarnos fuera de la norma, a la otra persona también le va a costar, aunque no debería ser así”.
Son muchas las formas en que los y las disidentes sexogenéricos somos vulnerados y es una situación multifactorial que responde a sus motivos. Sin embargo, el fenómeno del inicio de la segunda década del siglo XXI, la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 agravó el estado de vulnerabilidad de las personas LGBTIQ+. Marta Ferreyra, Directora General de Autonomía y Empoderamiento para la Igualdad Sustantiva del Inmujeres, participó en la “Mesa de debate: Diversidad e Inclusión”, organizada por Grupo Expansión, comentó que a pesar de que haya habido avances conquistados por la comunidad LGBT+, “la pandemia va a acentuar las prácticas discriminatorias hacia este colectivo. Se van a precarizar las vidas de muchas personas LGBT, que de por sí ya tenían vidas precarias, por condiciones de salud, atención sanitaria, de vivienda, económica y de incorporación a trabajos formales. Cuando salgamos de esta pandemia la situación va a ser más precaria y más vulnerable para ellas”.
Es importante reconocer que conocer estas, y muchas otras formas de discriminación, para permitir llevar a cabo acciones de prevención, protección, respeto, garantía y promoción, con el fin de erradicar y prevenir la violencia contra las personas LGBTIQ+. Así mismo, el reconocimiento de estas formas de discriminación, permite a las autoridades identificar la magnitud e intensidad de dicha situación sobre el ejercicio efectivo de los derechos humanos, adoptando medidas especiales y dando seguimiento a los casos de violencia LGBTIQ+.