Museyroom: arte y cultura – Acerca del nacimiento de la escultura parlante

Comparte

En el pasado, las esculturas se quedaban quietas. Si acaso, sugerían movimiento, pero solo en la mente del espectador. No era una acción real. La pintura tampoco sabía moverse, ni salir de su propio marco. La literatura permanecía en los libros y en las mentes de las lectoras. 

Hoy las esculturas pueden moverse e incluso hablar. Se hace teatro en el museo. La literatura se hace a través del cine o sobre un lienzo. La pintura se convierte en performance que al finalizar desaparece. Los objetos se han rebelado.

Este espacio de encuentro y transformación es el territorio de Francesco Pedraglio (Como, Italia, 1981). Su obra es a la vez curaduría y producción, actuación y objeto, escritura y visualidad. En Guion para una escena con cinco esculturas habladas (2018), presentado en el Museo Leonora Carrington San Luis Potosí, Pedraglio entiende a la exposición como un guión o una puesta en escena. La inauguración de la muestra consistió en una performance, durante el cual se realizó el montaje de la obra y al mismo tiempo se presentó un guión escrito por el artista. 

Incluso la arquitectura le sirve para realizar este tipo de indagaciones. En su video Los bárbaros (2015), la Villa Pedregal, del arquitecto modernista Luís Barragán, se convierte en un ente animado, a través de la voz en off que la hace hablar. Esta casa es un modelo del orden y pureza modernistas que se enfrenta a la vida de sus habitantes, quienes se disponen a introducir el desorden al hacer una fiesta. La voz de casa les acusa de ser un ‘cáncer’ culpable de interrumpir el ‘plan del Diseñador’. Los bárbaros nos presenta con una paradoja: la casa quiere ser un ejemplo puro del estilo modernista que encarna (orden), sin embargo, si no fuera usada por seres humanos (desorden) perdería su razón de ser.

En estas obras -al igual que muchas otras del autor-, los objetos no se limitan a mantenerse quietos, sino que reaparecen como actores en videos, o durante performances. En esencia, se trata de mirar el potencial que tienen para investigar la subjetividad. Abordarlos para hacerlos contar historias, para hacerlos hablar.

TE RECOMENDAMOS: