Despojadas de identidad: La historia de discriminación contra la mujer en México

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Por Ángel Humberto Sánchez y Oswaldo Fiscal

“Es importante analizar la nacionalidad dependiente e independiente de las mujeres en México. Este fue uno de los primeros pasos a la obtención de los derechos ciudadanos a las mujeres mexicanas”. Algo que no sucedía en ese momento con los hombres que tenían naturalizados estos derechos por el simple hecho de pertenecer al sexo masculino.

Siempre han existido actos de discriminación contra la mujer en México, sin embargo, en esta ocasión, el doctor Saúl Iván Hernández, profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), arroja una luz sobre un aspecto relevante, pero poco explorado. 

Para entenderlo es necesario situarse dentro del contexto cultural en México del momento que era distinto al de ahora para así analizar el impacto que tiene en la actualidad. El interés por realizar esta investigación sobre este tema surge por una inquietud personal del investigador a raíz de una situación en su familia. 

A través de su libro “Mi esposo y mi nación: La nacionalidad de las mujeres casadas en México”, fruto de su doctorado en historia de México, Hernández nos invita a adentrarnos en un tema que en ocasiones pasa desapercibido, pero que es importante hablar de ello, acerca de las mujeres casadas con extranjeros, en el México del siglo XIX y principios del XX.

Su obra aborda diversos aspectos de esta problemática, comienza por situar el debate internacional sobre la naturalización en el contexto de la época y del mundo occidental. Luego, se sumerge a una Ley de extranjería y naturalización denominada Ley Vallarta (1886-1934), una normativa mexicana que especificaba en un artículo en particular, el despojo hacia las mujeres de su nacionalidad al contraer matrimonio con un extranjero, esto se realizaba como una medida para contener la influencia extranjera y proteger los intereses de las personas que gobernaban la nación.

Uno de los rasgos más relevante del libro es el análisis de la situación de las mujeres mexicanas, que pasaron a considerarse extranjeras según la nacionalidad de sus esposos, evidenciando la gran discriminación que existía por parte de la sociedad y del Estado por no poder ejercer sus derechos ciudadanos como mujeres mexicanas.

El caso más evidente de esta problemática fue el de las mujeres que eran llamadas “chineras”, que eran perseguidas y segregadas por sus relaciones con ciudadanos chinos, siendo las más afectadas por estas leyes discriminatorias, ya que el Estado las excluían como miembros plenos de la sociedad, negándoles incluso su condición de personas.

Detrás de estas políticas se escondía una ideología lo que comúnmente se conoce como “mejora de la raza”, que solo consideraba a los extranjeros blancos y católicos como aptos para integrarse en la sociedad mexicana; para el gobierno de la época, los chinos y otros grupos étnicos representaban una amenaza para la supuesta pureza racial.  Este aspecto perdura en la actualidad al utilizar esta frase dentro de las generaciones adultas, como algo que se quedó arraigado en la cultura mexicana a pesar del paso de los años.

En resumen, la obra del doctor Hernández ofrece una mirada profunda sobre un capítulo oscuro de la historia mexicana, revelando cómo la discriminación de género y la xenofobia se entrelazaban para marginar a las mujeres en un México en construcción. Es un llamado a la reflexión sobre nuestro pasado para entender mejor el presente y construir un futuro más inclusivo y equitativo para todas las personas, independientemente de su origen o género.

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