Por Fabiola VA
Ilustración de Jaime G. Rueda
Detectives, pistas, víctimas, veneno y asesinatos; los ingredientes para una novela policíaca perfecta, solo una particularidad: esta ha sido escrita por una mujer con un toque excepcional, y ese toque es su vida privada.
La “reina de la novela criminal”, la escritora británica Agatha Christie, legó a la literatura universal 66 novelas de detectives, 14 cuentos cortos y más de 20 piezas de teatro. Gran parte de sus obras se han llevado a la pantalla grande incluyendo Asesinato en el Orient Express, que gracias a ella se dio a conocer a nivel mundial.
Además de su calidad literaria, cabe destacar que la escritora posee el récord Guinness como la novelista femenina con más libros vendidos, con un aproximado de 2 mil millones de copias; es, además, la escritora más traducida de la historia, pues su obra se encuentra en 103 idiomas. Estas cifras la convierten, no solo en una escritora, sino en un fenómeno cultural que cautiva hasta el día de hoy a sus lectores.
Vida personal inspira sus obras
40 de sus 85 años de vida fueron discretos, con un bajo perfil vivió a las afueras de Oxfordshire en Inglaterra sin apenas levantar sospechas de su existencia. A una temprana edad de 24 años, durante la primera Guerra Mundial, se ofreció como enfermera voluntaria. En ese contexto caótico aprendió sobre medicina y el cuerpo humano, además de utilizar la escritura como escapatoria de la realidad.
En 1926, casada ya con Archibald Christie, de quién tomó el apellido por el que sería conocida, desapareció por diez días tras enterarse de una infidelidad por parte de este. Transcurridos los días, y afectada por el hecho, apareció en un hotel, el cual reservó con el nombre de la amante de su esposo, por lo que tuvo que recibir ayuda psiquiátrica.
“Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrarás”
Durante la Segunda Guerra Mundial regresó como voluntaria ahora en Egipto para apoyar a los heridos. De esta experiencia en la University College aprendió más sobre los medicamentos y cómo en una dosis más alta se podrían convertir en un veneno, algo que abordaría más tarde en sus obras. Este tema era uno de los temas que más le apasionaba, al develar al final de sus historias la forma en que se había cometido el asesinato.
En aquellos años, Agatha se interesaría por la arqueología, profesión de su segundo esposo Max Mallowan a quien conoció en un viaje a Irak, experiencias que impactan igualmente en sus escritos.
Sello Agatha en sus novelas
“No se empieza con el asesinato, con el deseo de cometerlo, ni siquiera penándolo. Se empieza siendo, sencillamente, ambicioso, queriendo tener más de lo que se ha de recibir”
La narración de sus textos tiene una forma particular, al comenzar con el crimen, luego con el motivo, para después presentar una serie de personajes que pudieran ser culpables, a partir de ahí comienza a desarrollar la trama. Iniciaba, de alguna forma, por el final y terminaba por el principio, e introducía una serie de pistas y falsos sospechosos para así confundir al lector.
“La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector”
En algunos momentos la respuesta era tan obvia que el lector no se daba cuenta. Ahí la importancia para sostener la historia con la figura del detective, una persona seria en su trabajo, y diferente a los de otros autores. Su detective está basado en sus experiencias como enfermera, al convivir con refugiados belgas, por eso eligió esa nacionalidad y lo llamó Hercule Poirot, quién apareció en 33 de sus novelas. En el personaje reflejó su propia moralidad y sentido de la justicia, el de defender a los inocentes, pero de mente abierta en los asesinatos pasionales al abrirse de forma directa con el lector.
Indudablemente sus experiencias se ven reflejadas en sus obras y en los títulos de las mismas. Ella se aseguraba de dar los argumentos necesarios para que el lector pudiera resolver el crimen, le gustaba retarlo. Antes de que el detective tuviera las pistas suficientes para descifrarlo, si el lector era observador podría tener la respuesta.
Agatha del futuro
Después de más de cien años de publicarse su primera novela, su vigencia en la literatura es innegable, temas como la justicia, la venganza, la libertad y sus tramas basadas en experiencias de vida y con escenarios realistas, hacen que el lector esté más cercano a la historia. También abordó algunos temas sensibles como la religión, el racismo o el sexismo. Esto era algo poco usual en la época, y más para una mujer; para ella no había límites al crear su propia metodología para escribir sus historias, ella ponía sus propias reglas.
Agatha Christie nació en una familia acomodada de Inglaterra, fue madre y esposa, roles típicos para una mujer de la época; sin embargo, su curiosidad desde chica la llevó a conocer mundos diferentes a los de una persona promedio, lo que impactó en su obra literaria.
Fue capaz de crear una carrera exitosa como escritora en un momento dónde las mujeres no tenían una profesión.