Por: Miguel Armando Carmona Forcada | Emilio Eguía Gómez | David Alberto Ruíz Espinosa
Se cree que los primeros miembros de la familia de los Infante llegaron al, entonces, pueblo del Valle de la Visitación de María Santísima a Santa Isabel de los Armadillos a principios del siglo XVIII, aunque ninguno representaría importancia social, al menos historiada, hasta principios del siglo XIX, cuando Don Alejo Infante y sus hijos, José María y José Tomás, instalaron en un estudio de su hogar la primera imprenta en el Estado de San Luis Potosí.
La familia fue una de diversos artistas a los cuales se les acreditan algunas pinturas y esculturas, además de que eran escritores, por lo cual el crear una forma de poder innovar conforme a sus obras tenía mucho sentido. Los Infante se dieron la tarea de construir ellos mismo la prensa, sus componentes y los tipos. No se sabe exactamente el tipo de prensa que construyeron, sin embargo, Santana (2007) especula, según la maquinaria encontrada de la época en la región y las prensas contemporáneas, que se trataba de una prensa de tórculo, quizá de madera de mezquite debido a su dureza y resistencia además de su uso común en las presas artesanales utilizadas para hacer quesos en la región. Se estima que Don Alejo habría tenido 2 o 3 prensas de Tórculo en su oficina.
Los tipos utilizados en la prensa pasaron por varios materiales hasta que se encontró el indicado. Empezaron utilizando tipos de hueso, hasta que estos resultaron ser demasiado ineficientes debido a su facilidad a romperse. Después, probaron con tipos de madera, los cuales eran mucho más resistentes, pero también resultaron ineficaces debido a que se expensaba la tinta y rompían el papel.
Finalmente, probaron con tipos de plomo, los cuales resultaron resistentes, precisos y suficientes para marcar el papel sin romperlo. Está fue una completa revolución en la Nueva España, provocando que la imprenta de los Infante tuviera fama por su calidad y fuera gente de todo el territorio a encargar trabajos tipográficos.
Sin embargo, a pesar de lo admirable de la realización del trabajo de forma completamente familiar, esto resultó en que solo construyeran limitadas prensas y tipos, lo cual ha sido sustentado con la falta de libros acreditados a ser impresos por los Infante, por lo cual se pudo afirmar que su imprenta se limitó a la producción de grabados religiosos, ensayos, anuncios para el gobierno Novohispano y diversos pedidos pequeños en escala.
No se sabe la fecha de construcción de la imprenta con exactitud. Mientras que el Gobierno Municipal de Armadillo apunta hacía el año de 1805, diversos autores han dudado la fecha. Lo único certero es que tuvo que ser entre los años de 1800 y 1812, debido a que el grabado más antiguo conocido imprento por los Infante es de dicho año. Esta no solo sería la primera del Estado, sino que la primera en el Bajío mexicano y tan solo la sexta en el país, siendo las anteriores la de Ciudad de México (1539), Puebla (1645), Oaxaca (1720), Guadalajara (1793) y Veracruz (1794).
En el año de 1821 ocurrió uno de los avances más importantes para la imprenta potosina, ya que el Dr. Francisco Estrada adquirió parte de la imprenta de los Infante y la llevó a la ciudad de San Luis Potosí, siendo la primera en la capital del Estado. En cuanto a Don Alejo Infante, se sabe que siguió trabajando en su imprenta hasta al menos 1830, de donde datan los últimos grabados encontrados con su firma.
Lo único que queda del trabajo de los Infante son algunos grabados, el registro de la patente de su imprenta y la fachada de su hogar, ubicada en la calle principal de Armadillo. Sin embargo, la casa lleva años prácticamente abandonada y el estudio se encuentra destruido, ya habiéndose apoderado la naturaleza de este espacio. Así mismo, no se le dio la importancia necesaria a su labor, por lo cual cualquier documentación de la historia fue por entrevistas a sus allegados en años siguientes, ya después de la muerte de Don Alejo, por lo cual ninguna información es 100% certera ni hay forma de corroborarla del todo.
A Josef Alexo, su nombre en escritura de español antiguo, y a sus hijos les debemos la expansión de la imprenta en el centro del país, lo cual llevó a la publicación de miles de libros y el que, en tiempos de mayor incertidumbre en el país, se pudieran formar periódicos de múltiples índoles, dedicados a informar a la ciudadanía sobre los hechos tanto del Estado como del país. Además, su legado es tal que quizá en su momento no se les documento de la forma adecuada, pero al menos su hogar cambio su nombre en reconocimiento a su labor, de Valle de la Visitación de María Santísima a Santa Isabel de los Armadillos, a simplemente Armadillo de los Infante.
Primeros periódicos en San Luis Potosí (1828-1900)
Con la llegada de la imprenta al Estado de San Luis a principios del siglo XIX y su arribo a la capital hasta 1821, la prensa potosina no pudo nacer hasta el fin de dicha década, debido a la necesidad de la propagación de las imprentas y el que resultara accesible para individuos, quienes quisieran realizar sus propias publicaciones y tuvieran fondos para esto.
Igualmente, hacia la segunda década del siglo XIX, la idea de un periódico como lo conocemos hoy en día era relativamente nueva, siendo las publicaciones de la época las Gacetas iniciadas formalmente en 1722 con “la Gaceta de México y Noticias de Nueva España”, impresas por él Gobierno Novohispano y distribuidas mes con mes en la Ciudad de México y que sigue hasta nuestros días como el Diario Oficial de la Federación. El primer periódico con un formato cercano al utilizado actualmente fue el Diario de México, fundado en 1805.
Según indica Rafael Montejano (1982), la primera probada que los potosinos tuvieron de algo cercano al periodismo fue durante la guerra de Independencia, cuando empezaron a circular algunas obras clandestinas de los insurgentes. Sin embargo, el Gobierno Novohispano se encargó de erradicar estas publicaciones y de apaciguar el movimiento en San Luis. Esto debió haber dejado una impresión en los potosinos, ya que, en 1822, recién acabada la independencia, nace la primera iniciativa de un periódico formal en el Estado de la mano de don José Mariano Cabrera.
Hubo un intento por fundar un periódico oficial debido a que en 1821 el Imperio Mexicano incitó al Ayuntamiento de San Luis a instalar una imprenta que sirviera para algo más allá de simples boletines y que, inclusive, pudiera ser contratada por particulares para garantizar un ingreso para el Ayuntamiento. El 24 de noviembre del mismo año, llega a San Luis un bache de imprentas, las cuales eran demasiado pequeñas y carecían de tipos suficientes para imprimir periódicos, por lo cual su uso se limitó a documentos oficiales.
Una de las claves fundamentales para la llegada de periódicos a la ciudad fue el crecimiento de la imprenta del Dr. Francisco Estrada, quien compro una parte de la Imprenta de los Infante y movió esta hacía la capital. Empezó siguiendo con su anterior labor, dedicándose a impresiones de pequeña escala, pero, para 1825, ya contaba con los recursos suficientes para dedicarse a trabajos más extensos.
El primer periódico formal llega en 1828 con “El Mexicano Libre Potosiense”, redactado por el maestro Lugardo Lechón. Fue publicado por primera vez el 24 de febrero y se publicaba dos veces por semana.
Se podía pagar una suscripción con la cual, por 8 reales, se obtenían los números de cada mes. El periódico tuvo fin el 21 de diciembre del mismo año, contando con 85 ejemplares publicados y sentó el precedente para publicaciones periódicas en San Luis Potosí.
Este precedente desencadenó que muchas personas desearan crear sus propias publicaciones debido a la novedad del medio y lo atractivo que resultaba el contar las historias de la ciudad o las ideas propias, por lo cual el número de publicaciones creció exponencialmente debido a la cantidad de periódicos que contaron con un par o tan solo una publicación, lo cual provocó que entre 1828 hasta 1900 se publicaran más de 300 periódicos.
El problema es que no había ninguna regulación respecto a su formato y en muchas ocasiones no había ninguna referencia a quien pertenecía la publicación, por lo cual muchas de estas no tenían ninguna referencia a sus creadores y no había ningún registro sobre ellas, por lo cual es probable que muchas se terminaran perdiendo. En 1861 entra en vigor una ley que estableció que cualquier publicación debía contener al nombre de su dueño, sus colaboradores y la imprenta donde se realizó, facilitando su registro.
Por esto mismo, consideramos apropiado el centrarnos solo en los periódicos que consideramos más importantes, ya que, si quisiéramos centrarnos en cada publicación, la longitud y el alcance del presente sería de una escala titánica que necesitaría de un tiempo mucho mayor para poder completarse.
El apogeo periodístico en San Luis llega hasta la década de 1860 por tres razones. La primera, la explosión que causó la llegada del medio ya se había amortiguado y el número de publicaciones fugaces había descendido. La segunda, la popularidad que gozaron los talleres litográficos y de dibujo en 1861 por iniciativa gubernamental. La tercera, y la más importante, la Segunda Intervención Francesa, la cual provocó que San Luis Potosí se convirtiera en la capital provisional de la Patria e, incidentemente, el que las operaciones del entonces Diario del Gobierno de la República Mexicana (hoy Diario Oficial de la Federación) se movieran aquí, incluida su imprenta. Esto también significo la llegada de diversos intelectuales que ya habían fundado periódicos en otras partes del país, y que llevarían su experiencia a la capital.
Uno de los personajes más influyentes durante este periodo sería el escritor y político Guillermo Prieto, quien fundó dos publicaciones en 1863, las dos de postura liberal y con centro en constante crítica a los invasores franceses, aunque cada una con características propias que marcarían un antes y un después en la prensa Potosina.
La primera de estas publicaciones fue “La Independencia Mexicana: Diario Político, Literario y Comercial”, creada y supervisada por Prieto, impresa por Abraham Exiga y con redacción del periodista y político Francisco Zarco. El periódico se dedico a criticar al Imperio Francés, a los liberales que habían cambiado de mando con la invasión y a dar información y anuncios clasificados tanto del Estado como de otras partes del país.
La clave, y la utilidad de esto, es que La Independencia fue el primer diario potosino en ser vendido fuera de San Luis, al mantener una alianza con publicaciones de otros Estados a cambio de información, lo cual mantenía al país relativamente comunicado en un periodo de inestabilidad y fue uno de los primeros casos de un periódico potosino siendo vendido en tierras foráneas.
El periódico inició el 15 de junio de 1863 y su última publicación fue el 19 de diciembre del mismo año.
El segundo periódico fundado por Prieto fue “El Monarca: Periódico Soberano y de Origen Divino”. Desde su título, da un aire de ironía, y esto es intencional, ya que es el primer periódico potosino de esta índole. Era un diario liberal que buscaba hacer burla de los invasores del país. Su mayor herramienta e innovación fue el utilizar caricaturas, o cartones, de la pluma del litógrafo Melchor Álvarez para ilustrar sus puntos, además de ser útiles para que una población aún grandemente analfabeta pudiera entenderlos y estos tuvieran mayor alcance al ser comúnmente pegados a postes en zonas concurridas. La vida del Monarca fue breve, durando solo del 26 de agosto de 1863 hasta el 6 de octubre del mismo año, pero su impacto fue enorme.
Hay más publicaciones importantes de este periodo de las cuales se cuenta con muy poca información y la imposibilidad de rastrear copias o siquiera imágenes de estos, pero fueron encontrados en las fuentes revisadas, siendo estas El Potosino, El Picota y la Guerra. Las tres de corte liberal, pero con pocos números conocidos o solo siendo referenciados en los antes nombrados.
Su papel consiste en uno más de resistencia, debido a que, a pesar de una restricción impuesta en 1863 hacia la prensa crítica hacía la monarquía francesa, buscaron formas de superar este obstáculo y expresar el punto de vista de una sociedad reprimida, resguardada en la entonces capital de la república.
Aquí hemos de realizar otro salto a un par de décadas después ya que las restricciones antes nombradas causaron una baja en las publicaciones potosinas entre 1864 a 1867, fin de la Segunda Intervención Francesa. El periodo de regeneración nacional y el regreso del gobierno federal a la Ciudad de México causaron una segunda ola de publicaciones fugaces sin mayor relevancia en la década de 1870. En la década de 1880, llegarían las primeras publicaciones que no solo tendrían un largo alcance, sino que una larga duración que, en algunos casos, excedería las 3 décadas, marcando un punto de madurez en la prensa potosina.
La primera a destacar es “El Estandarte” de Primo Feliciano Velázquez, periódico de corte católico-liberal que tuvo origen en 1885. Inicialmente se publicó dos veces por semana y se interesó únicamente en la política, teniendo secciones dedicadas para la política nacional, la local, la mercantil y una última dedicada a anuncios clasificados, además de, ocasionalmente, una dedicada a telegramas extranjeros. Este formato se mantuvo hasta 1890, cuando tuvo un cambio radical. En primera instancia, pasó a publicarse diariamente a excepción de días posteriores a fiestas religiosas y fechas cívicas. En segunda, la sección internacional se volvió permanente y se instauraron corresponsales alrededor de la república que enviaban sus notas a la sede potosina vía telégrafo.
La tercera mayor característica, e innovación, de “El Estandarte” sería el cambiar de un enfoque completamente político a uno más artístico-cultural, no dejando de lado sus secciones establecidas, sino que añadiendo obras de autores reconocidos tales como Manuel José Othón y Justo Sierra entre sus páginas con el fin de difundirla, lo cual termino infundiéndola en la sociedad potosina de aquel entonces.
Además, tuvo el primer esfuerzo popular por contar la historia del Estado, siendo donde debutarían los ensayos históricos de Primo Feliciano Vázquez. “El Estandarte” dejaría de publicarse en 1912, teniendo una trayectoria de 27 años.
La segunda publicación por destacar, y última considerada por el presente trabajo, es el periódico “La Unión Democrática”. Este fue fundado en 1880, originalmente por el Dr. José María Espinoza y Cuevas, teniendo como principal encargado a Bartolo Guardia. Su misión original era promover la candidatura al a Gobernatura de San Luis Potosí de Espinoza, pero rápidamente tuvo que cambiar su enfoque al acabar la campaña, también reduciendo su nombre a solo “La Unión”.
Guardia la transformo en una publicación dedicada a eventos sociales en la ciudad y en propagar obras literarias de la época, teniendo un mayor enfoque en la cultura potosina, dejando de lado la política, siendo la primera publicación estable potosina en llevar este camino.
Sin embargo, aun siendo una publicación gubernamental, sería el destino por excelencia de campañas del gobierno y de diversos avisos públicos.
Como se mencionó anteriormente, la cantidad de publicaciones realizadas en San Luis Potosí entre 1828 y 1900 resultó ser de una cantidad enorme, por lo cual seleccionamos aquellas que consideramos tuvieron un mayor impacto, o bien, innovaciones en consideración a la época y lo que se estaba haciendo en el Estado.
Muchas de estas publicaciones han sido olvidadas por el enfoque popular, la investigación realizada resultó en multitud de información sobre “El Estandarte”, pero, fuera de este, el resto resultaron en una indagación profunda para encontrar la más mínima información al respecto. No es que no se conserven copias de estos, se encuentran repartidos en los diferentes archivos de la ciudad, es que no se les ha dado la importancia histórica que se debería.
Independientemente de la relevancia o la innovación de cada publicación, debería ser elemental el revisar y archivar adecuadamente cuantas de estas sea posible. No conocemos cuanto de la historia de San Luis pueda estar escondido en esos diarios, pero el papel en el cual han sido impresos no durará por siempre, por lo cual la misión a su preservación y archivo debería ser una prioridad para el estado.
Bibliografía
Escrita
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Digital
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