“La comunicación me ayudó a vencer el cáncer”

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Por: Mónica Tamara Sifuentes Meza y Daniel Reynoso Silva

Rosalba Peña Careaga, licenciada en Ciencias de la Comunicación, logró superar el cáncer gracias a su fe, coraje y fortaleza.

La también docente explicó cómo fue su proceso al afrontar su enfermedad, en la cual mencionó que también la comunicación fue de gran ayuda para salir adelante.

Sobre cómo fue que eligió la carrera de Ciencias de la Comunicación, respondió que ni siquiera tenía en mente ser maestra, pero la vida tenía otros planes para ella.

Llegó el momento en su vida de decidir a qué se quería dedicar; ella tenía pensado estudiar administración de empresas, pero no fue hasta que, casualmente hablando con un desconocido en un camión de viajes, éste le habló maravillas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y ella dijo: “Eso es lo que yo quiero hacer”.

Rosalba en ese entonces no vivía en San Luis Potosí, ya que nació y creció en la Zona Altiplano, en Villa de la Paz, por lo que pidió apoyo a un tío para que le avisara si su matrícula estudiantil aparecía en el periódico.

Después de que salieron las listas, su tío le llamó para notificarle que su matrícula no había sido publicada, “en ese momento, es como literal el balde de agua fría, que sientes que te recorre un escalofrío por el cuerpo y dices: ‘¿Qué voy a hacer?’” Afortunadamente unos minutos después, su tío le devolvió la llamada para decirle que se había equivocado y que efectivamente había aparecido su clave en la lista.

Un día después de haber realizado sus trámites para la inscripción, Raúl Camacho, quien era el director de la facultad en ese entonces, les hizo una visita al salón para saludarles y explicarles que había dos modalidades para titularse: por promedio y realizando una tesis.

“Yo en ese momento dije que mi meta iba a ser titularme por promedio, dije: ‘pues si nada más me dedico a estudiar, no me debe costar menos trabajo que hacer una tesis’”.

Rosalba contó que se encuentra muy contenta porque gracias a su carrera, en su trayectoria ha impartido clases en preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y universidad, además ha capacitado docentes y ha sido instructora a nivel nacional para un diplomado de docentes, por mencionar sólo algunos de sus logros.

Pero en esta historia no todo ha sido color de rosa, ya que el siete de octubre del año pasado le detectaron un tumor maligno en un ovario y le dijeron que era urgente operarla. Esto después de presentar molestias por estreñimiento e inflamación abdominal durante un periodo anormal, ya que el medicamento que le recetó un médico general no surtía efecto. Por esto, decidió realizarse un ultrasonido para conocer la fuente de la molestia.

Al ser su única opción, se le realizó la cirugía, lo que la dejó en un estado anémico por la pérdida de sangre que sufrió durante la intervención, pero logró estabilizarse tiempo después.

A pesar de contar con el amparo de una incapacidad médica, Rosalba jamás quiso desistir completamente de sus actividades educativas, por lo que de manera regular se mantenía en contacto con sus alumnos trabajando de manera virtual.

Respecto a cómo fue todo el proceso y qué o quién fue su apoyo durante ese tiempo, contó que siempre estuvo rodeada de amigos, familiares, alumnos, exalumnos y compañeros de trabajo, lo que le dio mucho ánimo para seguir luchando. Ella considera que el estado anímico es de suma importancia si se quiere superar una enfermedad de tal magnitud, incluso si se trata solo de una gripe, por eso recomienda rodearse de gente que nos haga sentir bien.

Por su mente jamás cruzó la peor de las posibilidades, y no solo eso, estaba dispuesta a dar un mensaje de valentía y fortaleza que aprendió de sus padres.

Compartió la ocasión en que una de sus mejores amigas en la primaria le confesó que era ella quien le dejaba notas anónimas con comentarios negativos porque le tenía envidia, o cuando un señor desconocido le aseguró que moriría por haberse hecho quimioterapias. Su madre siempre le dijo que no hiciera caso a lo que los demás pensaran o dijeran.

Además utilizó lo aprendido durante su formación como comunicóloga, para sobrellevar de una manera óptima y positiva su situación.

Platicó que como parte de su autoterapia, comenzó a subir diversas fotos a sus redes sociales sobre su evolución, en las que recibía muchos comentarios de aliento, incluso de personas con las que no hablaba hace ya algún tiempo.

Tomando en cuenta todo lo anterior, es posible describir a la maestra Rosalba como una persona decidida, dedicada, resiliente, valiente, alegre, fuerte, empática y llena de fe.

“Yo soy una persona católica, con mucha fe en Dios. Cuando yo supe eso solamente dije: ‘Dios, yo me pongo en tus manos, lo que digas, como digas, está bien, yo acepto lo que a mí me toca, pero si está en tu voluntad, yo sí quiero seguir aquí’. Dicen que, si uno no pide, no le dan”.

Tiempo después, durante sus quimioterapias, aprendió que hay gente que sufre más que nosotros, pues a pesar de que ella tenía cierta condición, había quienes padecían un cáncer más invasivo. En ese momento se dio cuenta que era muy importante seguir fomentando en sus estudiantes la parte humana, la parte cálida de la comunicación, al dar una palabra de aliento como “nos va a ir bien” hacia las personas que estaban a su lado.

La maestra Rosalba externó haber encontrado en su madre la mayor motivación para hacer todo lo posible por encontrarse bien, ya que le preocupaba quién cuidaría de ella si su estado decaía. También confesó que el momento más difícil de todo el proceso fue decirle a su mamá que le habían diagnosticado cáncer.

“Incluso a mi mamá no la veía cuando me sentía débil porque tenía que decir: ‘no pasa nada mamá, estoy bien con las quimioterapias, me va bien’”.

Al ser cuestionada sobre qué le diría a una persona que está atravesando un momento así, la docente recomendó:

“Primero yo le diría que como yo soy una persona de fe, que se ponga en manos de Dios. Si es de una religión diferente a la mía, que se ponga en manos de la divinidad o del ser en el que crea. Que se abandone en sus manos, y que lo vea como una enfermedad. Le diría, llora si te sientes triste, súfrelo un rato, después di: ‘¿qué tengo que hacer para estar bien?’, y sobre eso que empiece a actuar”.

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