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Por: Rolando Morales Flores

Desde los albores de la humanidad, hemos manifestado una actitud curiosa relacionada con la espiritualidad y el ocultismo. Esa necesidad por expresar sonidos e imágenes de algo más grande que nosotros en aristas oníricas nos ha caracterizado a lo largo de la historia. El arte ha supuesto un medio de exploración para esas perspectivas.

Grant Morrison es un escritor de cómics escocés, conocido por su narrativa no lineal y sus inclinaciones a tratar temáticas contraculturales en sus obras. Sus comics mezclan la magia, el esoterismo y la ficción para romper las paredes que estructuran nuestra realidad y acercarnos a nuevos mundos alejados en el horizonte. Morrison dice tener conversaciones reales con sus personajes y asegura que “cuando fluye, los oigo hablar con sus voces”.

Se consagró con su obre Arkham Asylum (1989), un thriller psicológico que colocó a Batman excesivamente al borde la locura. Los Invisibles, su obra magna, narra la historia de un grupo de agentes subversivos, que luchan contra la opresión psíquica y física de los Arcontes de la Iglesia Exterior, que mantienen a la humanidad “dormida”, esclavizada e inconsciente gracias a una conspiración masiva. Son 59 tomos que incluyen magia, ocultismo, aliens, drogas de diseño, sexo, artes marciales, terrorismo y mucha ciencia ficción weird.

El esoterismo (del griego esoterikós) es un término que refiere a conocimientos ocultos a los sentidos y a la doctrina filosófica cuyo aprendizaje es accesible solamente a los iniciados, o sea, un compromiso a través de ritos o doctrinas. El esoterismo también es sinónimo de lo oculto y misterioso, de enseñanzas que antaño eran transmitidas de generación en generación de manera oral para mantener el secretismo de las mismas.

Por lo tanto, resulta revelador la incesante búsqueda por representar esta línea de expresión en las disciplinas artísticas con un tremendo éxito, sobre todo si tomamos en cuenta la naturaleza de su fundamento. Múltiples teóricos han señalado el papel que juega la abstracción en esta fórmula.

Piet Mondrian, pintor vanguardista neerlandés, miembro de De Stijl y fundador del neoplasticismo, junto con Theo van Doesburg. Evolucionó desde el naturalismo y el simbolismo hasta la abstracción, de la cual es el principal representante inaugural junto a los rusos Wassily Kandinski y Kazimir Malévich.

El arte de Mondrian estuvo relacionado a sus estudios espirituales. Desde joven se interesó en el movimiento teosófico fundado por Helena Petrovna Blavatsky, a finales del siglo XIX. Es conocido por sus composiciones que consisten en formas rectangulares en rojo, amarillo, azul o negro, separadas por líneas rectas negras.

De acuerdo con Clara I. López Montero en su tesis Espiritualidad y abstracción: cuatro mujeres artistas para el siglo XXI de la Universidad Complutense de Madrid, define a la abstracción como “el proceso por el cual la mente tiene la capacidad de aislar conceptualmente las propiedades de un objeto”. Para Aristóteles la abstracción implica partir de la necesidad del empirismo, mientras que para Platón esta nacía de la intuición.

La unión de la abstracción y el arte supuso una explosión de corrientes que permitieron plasmar ideas más profundas, mediante la influencia de la intuición, la empatía y la sensibilidad para el desarrollo de planteamientos abstractos, entrelazados con las redes esotéricas. Vasili Kandinski, pintor ruso y máximo exponentes del arte abstracto, la definió como una “tendencia hacia lo no-natural, lo abstracto, la naturaleza interior” (1989, p.22).

Antoni Tàpies es uno de los artistas catalanes con mayor reconocimiento a nivel internacional. José M. Valverde afirmó “que a través de las pinturas de Tàpies se hace evidente el empuje que en cualquier momento de la historia pone en marcha el arte: el amor por la materia que, respetándola y queriéndola en lo que es, la lleva a encontrar su mejor esplendor formal posible, hasta hacerla mensaje y palabra total”.

Sus obras son de un carácter primitivo en donde se puede entrever el uso del signo como simbolismo, tales como las cruces, los ojos y elementos astrológicos que remiten al arte oriental y el esoterismo que tanto lo influyo a lo largo de su vida.

Es en la fascinación y en la búsqueda de respuestas de los enigmas futuros, son protagonista en el arte esotérico y sobre todo cuando entra a la ecuación el tarot. Sus raíces se remontan a la época del Renacimiento, en la que los juegos de mesa eran exclusivos de la aristocracia. Su existencia y continuo desarrollo se vio propiciado por la intervención de algunos ocultistas de la segunda mitad del siglo XVIII, como Court de Gébelin quien declaró al tarot como proveniente de los jeroglíficos del antiguo Libro de Thoth egipcio.

La barca del tarot se compone por 78 cartas, las cuales están divididas en dos grupos,, las 22 primeras se conocen como Arcanos Mayores y las 56 restantes como Arcanos Menores. Los Arcanos Mayores representan cualidades o energías arquetípicas muy arraigadas en la humanidad, y que se manifiestan tanto individual como colectivamente; y en el caso de los Arcanos Menores, comunican aspectos particulares o matices de la existencia humana que pueden variar de una persona a otra, dependiendo de sus necesidades en la tirada.

Kenneth Anger es un cineasta y escritor estadounidense, cuyo trabajo se clasifica como experimental y ha sido señalado entre lo polémico al pertenecer al movimiento cultural y artístico queercore, un movimiento cultural y social dentro del punk surgido en los años ochenta en el auge de la pandemia del VIH.

Sus trabajos audiovisuales, a menudo descritos como violentos, abarcan un gran cantidad de temáticas, entre las cuales destacan el surrealismo, la homosexualidad, la religión y la cultura pop. Fireworks (1947), Rabbit’s Moon (1950), Scorpio Rising (1964) son un claro ejemplo de sus ideas; sin embargo, Lucifer Rising (1972-1981) es la más reconocida de Anger, al complementar a los dioses egipcios con las inspiraciones ocultistas del escritor inglés Aleister Crowley.

Tras los avances de la Revolución Industrial, generó un cambio de paradigmas que dejo de lado a las corrientes naturalistas mientras la sociedad se acercaba a una aceleración tecnológica cada vez más agresiva. Tal panorama provocó, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, una serie de corrientes de pensamiento que encontraron en la espiritualidad una respuesta a los cambios que se gestaban entre el hombre y su entorno.

En 1875 Helena Blavatsky, quien fuera escritora, ocultista y teósofa rusa, participó en la fundación la Sociedad Teosófica en Nueva York y publicó su obra Isis sin velo, que junto a la Doctrina secreta (1888) se convirtieron en publicaciones de referencia para todos aquellos interesados en el ocultismo.

Los fundamentos de la Sociedad se basaban en la idea de una existente verdad en todas las religiones, así como un Alma Universal en el que todas las almas están vinculadas. La segunda generación de teósofos encabezados por C.W Leadbeater y Annie Besant, introdujó conceptos como la clarividencia psíquica, o la forma y el color del aura y las emociones.

Henri Michaux fue un poeta y pintor francés que se relacionó con el tachismo, el equivalente europeo al expresionismo abstracto, y al Informalismo , en el que cada artista deja toda la libertad a lo imprevisto de las materias.

Durante sus viajes por América Latina comenzó a consumir drogas, especialmente con la mescalina, las cuales tuvieron influencia en su arte como en su cuadro: Dibujo de Mescalina. Sus obras, con carácter caligráfico, hablan a menudo de alucinógenos.

Existe una relación entre el arte y la profecía. El artista que se acerca al esoterismo puede ser tachado de mesías, puesto que su mensaje suele girar en torno a la necesidad de generar un despertar en la sociedad, mientras expresa nuevas estéticas.

Remedios Varo, fue una pintora surrealista, escritora y artista gráfica española. Sus obras se tambalean entre la delgada línea del surrealismo y la fantasía, pero su eje central se basó en la eliminación del papel de la mujer como objeto del deseo masculino, al convertirlas en brujas y alquimistas mientras se mueven en mundos místicos, intercalados con la realidad.

Del mismo modo, Leonora Carrington, artista inglesa nacionalizada mexicana se incrustó dentro de la corriente surrealista. La galería Mónica Saucedo describe el trabajo de la artista de la siguiente manera: “Las pinturas de Leonora Carrington se inspiran en un mundo personal y subjetivo, que surge de una fértil imaginación, estimulada por lecturas esotéricas. Ella estaba familiarizada con los mitos celtas, muy presentes en sus cuadros y obras de teatro, a los que sumó los mundos mágicos y fantásticos que descubrió en México por la variedad de culturas prehispánica”.

El ocultismo y el esoterismo en general, ejercieron su influencia en la forma de entender el arte y los procesos creativos. La abstracción se convirtió, junto a otras corrientes informalistas, en una fuente de inspiración para expresarse y entender el futuro del hombre. Vasili Kandinski concluyó que (1989, p.17) “la literatura, la música y el arte son los sectores más sensibles y los primeros en registrar el giro espiritual de manera real, reflejando la sombría imagen del presente, y la intuición de algo grande, todavía lejano e imperceptible para la masa”. Para él, el arte nuevo “es espiritual y por eso lleva en sí la semilla del futuro”.

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