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Por Arely García
Ilustración Jaime G. Rueda

Cada año los mexicanos emprendemos una labor por demás colorida, llena de folclore, nostalgia, alegría, tradición y muchos otros adjetivos que podríamos sumar para calificar el día de muertos. Su fisonomía actual es producto de un “revoltijo” cultural e histórico, digamos más propiamente es una tradición llena de sincretismos. Emparejada desde la colonia con el día de todos los santos, el culto a la muerte fue modificado y retomado por la Iglesia Católica, fundiendo los elementos de ambos mundos y por supuesto dotándolo de un carácter cristiano.

Hoy, esta tradición es uno de los nombramientos que México tiene como patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO. Claro, su identidad es tan diversa como lo es el país, y en cada estado posee características únicas.

En San Luis Potosí, específicamente en la región huasteca se celebra el “Xantolo”, entre el final y reinicio del ciclo anual del maíz, que abarca del 31 de octubre al 2 de noviembre; cuando, según la creencia popular, se abren las puertas del “más allá”. Pero, ¿qué significa Xantolo? y ¿cuál es su particularidad entre todas las demás festividades indígenas en torno a la muerte?

La palabra Xantolo deriva del latín y significa “la fiesta de todos los santos”, su celebración se da en la región huasteca, comprendida entre los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz y Tamaulipas. La cosecha de la flor de cempasúchil, los últimos días de octubre, marca la preparación para la festividad.

Los altares de muertos, la visita a los cementerios y una ornamentación colorida son elementos que comparte con otras celebraciones del día de muertos, pero ¿qué hace tan especial a Xantolo? Pasear por los pueblos huastecos a inicios de noviembre permite constatar a cualquier visitante que la fiesta va más allá de una tradición familiar, pues es una festividad que se vive en comunidad, en la calles y barrios, junto a los vecinos.

Su singularidad comienza con las calles repletas de personajes enmascarados, caracterizados de diablos, malinches y la propia muerte, o como mejor se conoce a estos personajes: huehues.

Los huehues, que literalmente significan viejos en náhuatl, bailan al ritmo de sones huastecos, ¿para qué?, para despistar y esconderse de la muerte, para jugar con ella como todo buen mexicano, para guiar a las almas peregrinas. Quien baila por primera vez deberá hacerlo, según la creencia popular, por 7 años, a fin de evitar alguna posesión del más allá.

Las danzas comienzan el primero de noviembre. El baile, no es solo una demostración artística, una marcha zombie o una coreografía al estilo de “Thriller” de Michael Jackson, sino una extenuante tarea que dura todo el día y toda la noche, de casa en casa hasta terminar en el cementerio local. A cambio de su baile, los huehues son recompensados con comida y aguardientes de los mismos altares.

En la danza de los huehues hay personajes recurrentes que dan forma a la tradición. El diablo representa lo pagano, el viejo es símbolo de sabiduría, el comanche es un guerrero del pueblo, el vaquero es el guía, y la catrina y el catrín evidentemente son la muerte. Claro, esta tradición, como muchas otras no es ajena a la globalización y ahora se personifican incluso caricaturas o series de televisión pero sin dejar de lado a los antes mencionados, así que no te sorprenda ver enmascarados con algún personaje de “Dragon Ball” o “Pokemón”.

El itinerario de la danza comienza con “el diablo” agitando y haciendo sonar su látigo para abrir el portal entre el mundo de los vivos y los muertos; también representa el regreso en el tiempo, donde los huehues renacen y toman el cuerpo de los mortales para bailar una vez más. Los danzantes utilizan una máscara de madera, escenificando como el Diablo quiere llevarse las almas, sin embargo “La Muerte” está ahí para protegerlas. Una vez terminada la danza, existe un acontecimiento llamado “el destape”, donde los danzantes acuden con el Patriarca de la Danza, a quien entregan la máscara que utilizaron y quien realiza una limpia para “quitar el muerto” del cuerpo.

Lleno de colores, olores, sabores, música y alegría; Xantolo destaca entre todas las festividades de nuestro estado y de México entero. Su importancia radica en ser un rasgo de identidad de las comunidades indígenas de la Huasteca. Lo más importante para algunos es dar la bienvenida a sus seres queridos del más allá, pero recuerda, la muerte es un certeza para todos y un día los que hoy son anfitriones pasarán a ser visitantes entre los cempasúchiles, las danzas y las velas.

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