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El Glamuroso Infierno

El Diablo Viste a la Moda, reflejo de una industria

Por: Rolando Morales Flores
Ilustración: Jaime G. Rueda

La industria de la moda es una de las más redituables en el mercado internacional, es un enorme monstruo que genera una cantidad interminable de efectos en nuestra vida cotidiana, a veces sin darnos cuenta, y que podemos visualizar en múltiples historias. Por supuesto El Diablo Viste a la Moda es una de ellas.

“¿Estas cosas? Oh, entiendo. Tú crees que esto no tiene nada que ver contigo. Tú vas a tu armario y seleccionas, no sé, ese jersey azul deforme porque intentas decirle al mundo que te tomas demasiado en serio como para preocuparte por lo que te pondrás. Pero lo que no sabes es que ese jersey no es solo azul, no es turquesa, ni es marino, en realidad es cerúleo. Tampoco eres consciente del hecho de que en 2002 Óscar de la Renta presentó una colección de vestidos cerúleos. Y luego creo que fue Yves Saint Laurent el que presentó chaquetas militares cerúleas. Y luego el azul cerúleo apareció en las colecciones de ocho diseñadores distintos; y después se filtró a los grandes almacenes; y luego fue a parar hasta una deprimente tienda de ropa a precios asequibles, donde tú, sin duda, lo rescataste de alguna cesta de ofertas. No obstante, ese azul representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo, y resulta cómico, que creas que elegiste algo que te exime de la industria de la moda, cuando, de hecho, llevas un jersey que fue seleccionado para ti, por personas como nosotros, entre un montón de cosas.”

-Miranda Priestly

The Devil Wears Prada (2006) o El Diablo Viste a la Moda, como la conocemos en su traducción al español, es una adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por Lauren Weisberger. La historia sigue a Andrea Sachs, conocida simplemente como Andy e interpretada por Anne Hathaway, quien es una aspirante a periodista recién graduada de la universidad, y en su búsqueda de oportunidades se convierte en la asistente de Miranda Priestly, interpretada por Meryl Streep, redactora en jefe de la revista Runway, una de las más importantes en el mundo de la moda. Es una mujer en apariencia fría, fuerte y sumamente veraz que se posiciona como la líder de opinión en la industria. Bajo este panorama Andrea debe estar a la altura de un trabajo en el que ella se considera ajena, mientras constantemente es puesta a prueba y atrapada en las garras de la moda.

La narrativa que presenta la película demuestra en gran medida los efectos que esta industria tiene sobre las personas y sus comportamientos diarios, principalmente en los cambios que presenta Andrea a lo largo de la historia con el fin de ser mejor en su trabajo, al ser expuesta a una metamorfosis en su ser.

Andy: ¿Ninguna de las chicas come?
Nigel: No desde que la talla dos se volvió la nueva cuatro y cero la nueva dos.
Andy: Yo soy talla seis.
Nigel: Que es la nueva 14.

Nigel, interpretado por Stanley Tucci, es el director de arte en la revista Runway, quien se convierte en el único confidente de Andrea dentro de su trabajo. Es él quien la hace entender que para tener éxito debe esforzarse más y aceptar algunas aristas de la industria en su propia persona, aunque eso signifique transformarse de pies a cabeza

Dicha industria es un efectivo medio de comunicación, un vertiginoso canal por el cual se transmiten mensajes y tendencias, que a su vez generan una desesperada necesidad por demostrar un posicionamiento social y de pertenencia basado en valores estéticos.

De acuerdo con María Teresa Bustamante, directora de la carrera de Diseño Industrial con especialización en Vestuario de la Universidad del Istmo de Guatemala, la relación existente entre la sociedad y la moda es bidireccional, puesto que una afecta a la otra, “la moda es un fenómeno social y, como tal, incide en la persona que es un ser social por naturaleza”.

El sentimiento de pertenencia es el perfecto elemento de control, al otorgar una pauta de individualidad dentro de una sociedad divida en clases sociales y tribus urbanas, con estilos que dan una identidad específica.

Según Linda Paz Quezada en su artículo titulado “La moda como factor social total que afecta de manera personal, cultural, económica, estatal y global”, publicado en la revista Altum, estipula que:

“El vestido tiene un carácter simbólico y a la vez dialógico: atrae las miradas hacia el cuerpo y resalta otros códigos físicos que lo diferencian; tiene la función de dar sentido al cuerpo y naturalidad a los significados culturales”.

Linda Paz Quezada

La licenciada en Psicología Mireya Escobedo Ledesma sostiene que dentro de una sociedad civilizada, el sentido de pertenencia es inevitable para el ser humano, ya que responde a una necesidad intrínseca: “Dentro de la tribu buscamos desesperadamente pertenecer, pues no queremos errar en la soledad, siempre será más fácil afrontar los retos en grupo y para pertenecer al grupo es importante seguir reglas o estatutos”.

Además, añade que la moda funge como actor deshumanizante para el individuo, este al no tener idea de hacia dónde encaminar su vida, se vuelve presa fácil de la mercadotecnia, siendo encapsulado en un ciclo del que no puede salir:

“Cuando el hombre no sabe hacia dónde ha de llevar su propia vida, con facilidad deja que lo hagan los demás por él, se deja seducir por modas que contradicen la dignidad de la persona humana”.

Mireya Escobedo

Dicho control se ejerce a través de diversos métodos, haciendo uso de la publicidad como modelo de adoctrinamiento, principalmente a partir de estereotipos y prejuicios. Dentro de la Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios, Ana Laura Pérez-Lugoa, María Gabino-Campos a y José Ignacio Baile realizaron el artículo titulado: “Análisis de los estereotipos estéticos sobre la mujer en nueve revistas de moda y belleza mexicanas”, en el que efectuaron un análisis sobre nueve revistas con temática de moda y belleza en diez puntos de venta y distribución en la ciudad de San Luis Potosí, específicamente Bazaar, Cosmopolitan, Elle, Glamour, Grazia, Instyle, LOfficiel, Marie Claire y Vogue.

Los resultados arrojaron los siguientes datos: el 100% de las portadas de las revistas presentan a una mujer como elemento protagonista, en los contenidos se observó un 85% sobre moda, 71 % sobre belleza, 15% sobre sexualidad y 7% sobre salud.

Entrando en las imágenes de portada se encontró que el 59% correspondía a una mujer delgada, 39% mostraba una imagen flaca y tan solo un 2% fue una imagen que se podría acercar a la “normalidad” pero sin llegar a ser calificada con sobrepeso.

Finalmente, el 58% de las portadas muestran mujeres con piel clara, 23 % morena-clara, 15% clara con tendencia morena y 4% rosada-pálida.

Con esta amalgama de datos nos podemos percatar del terrible efecto de las revistas de moda en las personas. Dentro de la película, Andrea tiene que trabajar de la mano con Emily, la primera asistente de Miranda, una persona completamente divergente de Andrea. Emily es una fiel discípula de la “iglesia de la moda”, consagrada en todos los aspectos de su vida y cuyo fin es acompañar a Miranda a París en la Semana de la Moda.

Además, es importante recalcar que la tendencia se inclina hacia el sector femenino, donde el 76.56% de los casos de trastornos alimenticios son mujeres y solo un 23.43% son hombres, de acuerdo con las cifras del Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud a nivel federal.

Andy: Tú te ves muy delgada.
Emily: Es para París. Es una dieta nueva… Es muy efectiva, no como nada y cuando ya me voy a desmayar como un cubo de queso.
Andy: Pues está funcionando.
Emily: Estoy a una diarrea de mi meta.

El uso de los medios de comunicación por parte de la industria de la moda, favorece en gran medida la creación de trastornos de comportamiento o alimenticios.

En el artículo, “Estudio de las revistas juveniles con perspectiva de género: Mujeres en Portada”, escrito por Arantza Pecharromán Clemente, María del Carmen Barros Abarrío, Rosario Hernández Catalán y Adriana Fernández García para la Asociación Mujeres Jóvenes de Asturias, fundamentaron su trabajo en la hipótesis de que las revistas de moda y belleza, cuyo público meta son las mujeres, contribuyen a la aparición de trastornos alimenticios encausados por estereotipos imposibles de alcanzar: “Las revistas dirigidas a mujeres adolescentes contribuyen a la aparición de trastornos de la conducta alimentaria asociados a la obsesión por un cuerpo delgado y casi andrógino y contribuyen a que baje vertiginosamente la autoestima de las chicas que no consiguen alcanzar a ese canon”.

Si a la ecuación le sumamos los efectos de las redes sociales, la situación puede volverse todavía más oscura. Si bien no se les pude atribuir una culpa directa, la continua exposición a estas, aunado a una cultura machista en la que la glorificación o desvalorización del cuerpo de la mujer en las facetas programadas por la industria satisface los deseos de un mundo perverso a expensas del bienestar de unos cuantos.

En México, de acuerdo con cifras oficiales de la Secretaria de Salud, se presentan alrededor de 20 mil nuevos casos al año de bulimia y anorexia, siendo principalmente el inicio de estos en las adolescentes entre 14 y 17 años y aunque son los menos, se reportan 100 casos de muerte al año por estas causas. Según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Psiquiatría 10% de jóvenes con anorexia y 17% con bulimia intentaron suicidarse y solo un 25% recibió ayuda psicológica.

Además, es importante recalcar que la tendencia se inclina hacia el sector femenino, donde el 76.56% de los casos de trastornos alimenticios son mujeres y solo un 23.43% son hombres, de acuerdo con las cifras del Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud a nivel federal.

Dicho panorama concuerda con las declaraciones de Jaqueline Cortés Morelos, académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): “Dependiendo de la etapa de ciclo de vida, sobre todo la generación joven o los adolescentes, parte de su desarrollo en esta etapa de la vida se tratan de identificar con las modelos, influencers y artistas que ellos admiran. Si ven que los estándares de belleza tienen que ver con la delgadez y van a las tiendas y las tallas son extrachicas, buscan la manera de poder ser aceptados por el grupo a través de estos patrones”. Aunado a la postura de la psicóloga Mireya Escobedo, que afirma que la necesidad de pertenecer, causa estragos en la personalidad de los jóvenes y en su actuar cotidiano: “Es sumamente necesario para la persona sentirse incluido dentro de los grupos que hace hasta lo imposible para ser aceptado por los miembros y por sí mismo, pues se auto convence que ese es su objetivo”.

El mensaje que el posmoderno Lucifer deja en los evolucionados medios es claro, presentar una vida perfecta como objetivo final al tener un cierto color de piel, la delgadez adecuada, un deslumbrante cabello, altura, músculos prominentes. Lo que viene después es el éxito social y el reconocimiento total a los ojos del rebaño perdido, que es una sociedad deleitada.

Esta situación crea una necesidad y vuelve indispensable la existencia de un factor de aceptación externo fundamental para la autoestima. Si bien actualmente se busca imponer ciertos cánones diversos e inclusivos en la industria de la moda, no podemos negar que el papel que ciertos estatutos han dominado en la aceptación colectiva. De acuerdo con la Dra. Gema Lucero Sánchez Gutiérrez de Lara, Médico Especialista en Psiquiatría y Fundadora de Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil:

“De algún modo, las modelos “Plus size” o de tallas extras que se han hecho más presentes en las pasarelas, han amortiguado un poco esta situación, incluso algunas campañas de compañías de belleza que abogan por la auto-aceptación, pero la realidad es que a la fecha, no se toman como modelo a seguir”.

Dra. Sánchez Gutiérrez de Lara

¿Es entonces esta tentación abrumadora, un mal terrible que debemos erradicar en todos sus sentidos?

Al Cesar lo que es del Cesar. La moda es una surrealista y fina expresión de arte que al igual que la realidad que busca reflejar, evoluciona y a partir de refrescantes ideas de creatividad surgidas de las mentes de grandes artistas. Dicho reconocimiento se pudo ver en el pasado desfile de Alta Costura otoño-invierno 2022/2023 de Valentino en Roma comienza, que otorgó la reinterpretación del vestido Fiesta, diseñado en 1959. ‘Blusón de rosas rojas tridimensionales de tafetán Valentino’, creado y recreado por Giuseppina y Eleonora, dos de las costureras del atelier, donde los reflectores de la pasarela se posaron sobre ellas para llevarse los aplausos con el director creativo.

¿Cómo podemos evitar caer en el más profundo foso del infierno de la moda? Simple, hay que seguir el ejemplo de Andrea.

En el desenlace de la película, es claro que la metamorfosis de Andrea está casi completa; sin embargo, tras observar como Miranda lidió con una situación para mantenerse al frente de la revista, decide que no quiere convertirse en ella.

Andy: Yo no podría hacer lo que le hiciste a Nigel. No podría.
Miranda: Pero ya lo hiciste, a Emily. Si quieres esta vida es necesario tomar decisiones.
Andy: ¿Pero que si esto no es lo que quiero? ¿Qué si yo no quiero vivir como tú vives?
Miranda: No seas ridícula Andrea. Todos quieren esto. Todas quieren ser nosotras.

Tras visualizar con horror su posible futuro, Andrea decide separarse de Miranda y de su trabajo, pero no para regresar a ser la que era antes. Las secuencias finales de la película son una rima visual de su propio inicio, vemos a una Andrea mucho más segura, con el rostro erguido y una autoestima en conjunto con un outfit que la hace brillar conforme camina en las calles de Nueva York, porque en un mundo de ángeles hasta el diablo debe vestir a la moda.

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