“Con el paso del tiempo lo único que queda es la cultura. Ahí es donde tenemos que concentrarnos. Es lo que dejas. Es nuestro legado”
Por Jaime González Rueda
Rabinal Gamboa López es egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicaciones de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Profesionalmente se ha desempeñado como productor de televisión en Canal 9. Igualmente ha sido promotor cultural y artista plástico. Actualmente se desempeña como funcionario de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí.
¿Por qué decidiste estudiar Ciencias de la Comunicación?
En aquel entonces Ciencias de la Comunicación era una carrera nueva. No sabíamos de qué se trataba exactamente, pero sonaba muy bien. A mi me agradaba que no tenía matemáticas (dice entre risas).
La parte humana de la carrera, en torno a las Ciencias Sociales, además de la estética de la producción audiovisual, era lo que más me atraía. Entender las cuestiones de video fue fácil para mí, ya que siempre tuve una formación artística, la carrera me dio la estructura para realizar las producciones con un guión, un clímax y una fórmula de trabajo.
La carrera te permite poner los pies en la tierra, te hace cuestionarte. Creo que en esta vida lo importante no es saber para qué sirves, sino para que no sirves. Es algo que te permite tomar decisiones. Conocer tus limitaciones te clarifica el camino. Dentro de la carrera, las artes visuales y lo cultural era lo que me gustaba.
Siempre has sido productor de televisión. Tu trabajo es detrás de cámaras ¿Nunca pensaste ser conductor, salir a cuadro?
No realmente. Además de Ciencias de la Comunicación, yo estudié la carrera de arte y luego un máster en dirección escénica. Actuar y estar frente a un público me apasiona, pero el caso de la televisión es distinto. En televisión de alguna forma es replicar la línea de un medio, tu ideología se da con cierta cuadratura a diferencia del teatro.
Claro que los conductores también improvisan e incluso hay una parte actoral. Todos crean un personaje. Entras en una concentración que es la abstracción total del mundo que nos rodea. En los últimos años la televisión ha cambiado y hoy hacemos cosas más naturales. La televisión hace un par de décadas era más cuadrada y los diálogos eran en tonos más artificiales.
Las audiencias quieren ver algo más natural ¿Tiene que ver con cuestiones de credibilidad?
Los jóvenes quieren las cosas como son. Por eso se cambió la dialéctica. Si recuerdas, los personajes de telenovela solían tener nombres muy rebuscados, con diálogos antinaturales como: “José Guadalupe ¿cómo te encuentras?, hoy simplemente diríamos: ¿qué onda Pepe?
La tecnología también ha impactado la forma de producir y hacer televisión.
La tecnología no garantiza la calidad. Como productor televisivo, ¿cómo ves la calidad de los contenidos en comparación de cuando iniciaste tu carrera?
Hace poco fui a una exposición “next to be”. En este tipo de plataformas te dicen lo que viene y lo que ya caducó. La tecnología avanza a pasos agigantados y a veces creo que todo lo que yo hago ya caducó (dice entre risas). Una diferencia muy marcada de la televisión de hace unos años, respecto a lo que hoy se hace, es la desaparición gradual de la televisión segmentada. Cada medio de comunicación se ha vuelto especialista en un tema o rubro. Hoy hay televisoras especializadas en deportes, en cocina y hogar, en arte o entretenimiento.
La televisión segmentada, donde se combinan programas de todo tipo, tiene sus días contados. Hoy aún es válida en provincia, pero no por mucho tiempo más.
La televisión no desaparece, solo cambia el concepto.
Claro, es una cuestión generacional. Los jóvenes quieren buscar sus propios contenidos. A las nuevas generaciones no se les ocurre ver televisión local, frente al abanico de posibilidades que ofrecen las plataformas de streaming.
La mercadotecnia se hace más sofisticada, y al decir sofisticada viene del sofismo, de enaltecer la mentira. En esta práctica es vender más allá, es hacer que se rompan las paredes para vender un radio. Es informar con entretenimiento, más entretenimiento que información.
¿Qué te deja a nivel personal ser productor?
Es un gran reto. Todo lo que hacemos es muy mágico y efímero. Lo que ve el público dura unos cuantos minutos, pero detrás hay horas de trabajo. Tenemos que ser muy creativos. Soy bendecido de trabajar en algo que me encanta, la creatividad debe ser como una ruleta y nunca debe terminar. Trabajar en televisión es mutar constantemente, actualizarse y no ser tan cuadrados, abrirse a las nuevas generaciones y escuchar las ideas de los jóvenes.
¿Qué no le puede faltar a alguien que quiera ser productor?
Creatividad y paciencia. Son dos características que no vienen con los estudios. Tienes que ser paciente para crear, para recibir, para el trato con la gente, porque no toda la gente sabe lo que tu sabes. Debemos tolerarnos. La televisión es un trabajo en conjunto, aquí no hay individualidades.
¿Cuál es tu sello como productor?
Me gustaría que se dijera que he dejado una huella en cada personaje y productor con el que he trabajado. Creo que han aprendido a hacer una televisión diferente, quizá muy regional, quizá de pueblo, pero esta televisión la veo muy digna. Siempre en una posición proactiva, no reactiva.
¿Cómo impacta en tu vida ser hijo de Lila López, bailarina de reconocimiento nacional e internacional, y de Raúl Gamboa, reconocido pintor y director de Bellas Artes?
Yo no los veía como artistas, simplemente los veía como papás. Me siento muy honrado de tenerlos en mi mundo. Ellos me abrieron la puerta del arte, y hoy lo replicó con mis hijos. Me inculcaron el gusto por la pintura, el teatro, la lectura. El arte te da mucho, te abre expectativas.
Hoy te enfrentas a un nuevo reto como funcionario de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí ¿Cómo ves el ámbito cultural en México?
En general mal. Se ha dejado de lado por años. Hay más gente que critica la cultura que gente que la apoya. El mismo Gobierno de México redujó de un 70% a un 30% los recursos para este rubro.
Necesitamos semilleros de arte. Los centros de iniciación son muy importantes. Es fundamental llevar eventos y cultura a otros públicos. Si un niño ve un bailarín, tal vez el día de mañana eso lo impulse a querer ser como él.
Y en San Luis ¿Cómo es el panorama?
En San Luis hay mucho talento local, pero necesita más impulso. Es triste que falten espacios de preparación artística. Necesitamos conservatorios y academias que impidan la migración de nuestros talentos.
¿Falta comercializar cultura?
Se oye fácil, pero muchos la confunden con la promoción cultural. Crear eventos y cobrar por ellos. Es hacer que la gente que hace algo por el arte pueda exhibir cuadros, una pasantía de un artista deje una renta, que los productos artísticos puedan venderse al precio justo.
¿Cuál es el objetivo del arte?, ¿por qué es importante su impulso?
Con el paso del tiempo lo único que queda es la cultura. Ahí es donde tenemos que concentrarnos, eso es lo que dejas. Es nuestro legado.
Hoy parece haber una desacralización de los museos, vistos como espacios cerrados. Se busca llevar el arte a otros entornos, a espacios abiertos donde sea apreciado por toda la población…
La idea es que no se vean de manera tan rígida. Entender que no son espacios únicamente para intelectuales o un sector económico alto. Igual es importante poner al alcance de todos el arte y la cultura. Ahora tenemos el proyecto de hacer de manera recurrente los conciertos de la Sinfónica en el parque Tangamanga, en el teatro de la ciudad. La estrategia igualmente va encaminada a apoyar a los artistas potosinos e impulsar sus talentos.
El concepto del arte ha cambiado, hoy vemos por ejemplo el arte urbano, el graffiti, ¿qué piensas de él?
Es una forma de expresión tan natural. Es muy conceptual a la época, a su entorno inmediato. Algunos hacen cosas muy interesantes, algunos son surrealistas, otros son más conceptuales y otros muy realistas.
¿Practicas alguna disciplina artística?
Conozco varias disciplinas, pero la única que podría mostrar es la escultura.
¿Qué tipo de escultura?
De todo, he trabajado con piedra, modelado, plastilina, orfebrería. He hecho un poco de todo. Escultura muy realista, con mi estilo propio.
¿Tu papá te enseñó?
No, él me enseñó dibujo. Tuve grandes maestros. Raul Martínez, Joaquín Arias, incluso conocí a Federico Silva.
Tu eres un privilegiado por haber tenido contacto directo con todos estos artistas, ¿a quién admiras?
Es una pregunta muy difícil. Alguien con quien disfruté mucho hablar de arte y me enseñó mucho fue el padre Nicolás Diaz, párroco de la Iglesia de la Compañía. él me enseñó piano.
Era un excelente maestro, tenía mucha paciencia. Hubo muchas platicas con él, de historia del arte. Tenía un gran don para enseñar. Incluso iba gente con debilidad visual. Era alguien muy humano.
Como personalidades José Luis Cuevas, quien venía a visitar a mis padres, era muy contracorriente, sabía muy bien manejar el espectro de la sociedad política. Ofelia Guilman y López Tarzo los conocí como amigos de mis padres. Esa niñez no la valore, lo vi como algo natural.
¿A quién admiras en la pintura?
No en particular a alguien. Hace poco llevé a mi hijo al Museo Soumaya, a ver una exposición itinerante de Caravaggio, hablábamos de su técnica de claroscuros. Comentamos lo interesante de sus obras, pero más interesante la historia detrás del pintor. Todos han sido gente muy oscura, muy apasionados, con alguna problemática.
¿Qué no le puedo faltar a un comunicólogo?
Conocer de arte. Creo que todos, como periodistas o comunicadores sociales, tienen que saber algo del arte. Para que tengan un amplio espectro de cultura, además de adquirir cierta sensibilidad.
Tu eres un empleador, ¿qué le preguntas a un solicitante de empleo?
Si realmente les interesa y les gusta, y sobre todo si tienen la paciencia y la disposición de aprender, en este caso, a hacer televisión.
¿Cuál es el peor defecto que puede tener un comunicólogo?
El ego, se pierdan en él.
Los artistas deben tener ego, para ellos es una obligación.
Claro, estoy totalmente de acuerdo.
¿Qué les recomendarías a los estudiantes de las carreras de Ciencias de la Comunicación?
Disfrutar la carrera, esas pasantías de prácticas profesionales. Identificar que quieren y qué no quieren hacer. Saliendo de esa carrera. Si no haces las cosas en su tiempo, tienes un tiempo para hacerlo, te vas llevando de cosas y de ciertas anclas que se llaman obligaciones.
En tres palabras ¿Qué es el arte?
La vida misma.
¿Qué es comunicación?
La pasión visual.