Colaboración de Alejandro Zermeño G.
Ser creador de contenidos culturales, más que un estilo de vida, es una pasión que radica en el sentido de querer expresar, compartir y transformar el entorno social en el que el creador se encuentra, mismo que ha puesto su fe en las instituciones y las leyes que rigen los cimientos para poder construir el arte dentro de sus espacios.
Estos creadores corresponden a las industrias culturales y creativas y son el corazón de las ciudades y sus pueblos. Pero detrás de cada artista hay una cuestión fundamental, ¿se puede vivir de hacer este importante, y fundamental, oficio? Porque el arte es un trabajo tiene que visualizarse como tal. Pero ¿qué tan viable es ser artista y creador en un país como México? ¿Qué pasa con el potosino que quiere emprender y ser artista? Y aunque hay mucho que decir al respecto de mano y vivencia propia del autor de este texto, primero, hay que empezar por explicar información importante:
Las industrias creativas y culturales son aquellas que mediante sus creaciones artísticas e innovadoras alimentan a las sociedades de factores que generan un impacto intrínseco dentro de sus núcleos de convivencia, pues el arte, así como dicta el filósofo Augusto Boral, es meramente político e inflige en los individuos para invitarlos a descubrir, cuestionar, socializar y sobre todo participar en las temáticas que envuelven su entorno. Las obras del artista reflejan la sociedad en la que vivimos, la cuestionan y la codifican para que la persona pueda entender su entorno y el cómo convivir en él, teniendo en cuenta todo lo que esto implica.
Así mismo, el arte derivado de las industrias creativas y culturales puede ser creador de nuevas concepciones sociales que promocionen la paz, la democracia, los derechos humanos, el Estado de derecho, así como la inclusión y el fácil empatizar de temas muchas veces sesgados o no bien entendidos que requieren nuestra atención como lo son la salud mental, la educación sexual, el machismo y la homofobia.
Y son los creadores artísticos quienes tienen el tacto y la convicción para participar en estas industrias que son generadoras de trabajo y conforman ingresos anuales de 2.250 millones de dólares y exportaciones mundiales de más de 250.000 millones de dólares, que representan muy seguido hasta el 10% del PIB nacional, dan casi 30 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y son la principal fuente de ingresos de personas de entre 15 y 29 años que cualquier otro sector.
Sin embargo, el artista potosino promedio no vive con seguridad económica y pareciese que no tiene el apoyo de ningún sector social, legislativo y muchas veces político para poder hacer de su arte y vivir dignamente de él; no existen las políticas culturales y fiscales que protejan a los artistas, que les garanticen un sueldo digno, reducciones o estímulos fiscales, que dan pie a falta de acceso a seguridad social, pensiones y otras prestaciones sociales.
Es por eso que existe un sector que somete los derechos del artista y dificultan la justa y correcta propagación de su arte. Teniendo en cuenta que existen más factores y sectores que no benefician ni fomentan el arte potosino, tomando como referencia vivencias personales, este es sin duda el prioritario:
EL MARCO POLÍTICO Y LEGISLATIVO: LAS LEYES…¿AYUDAN O PERJUDICAN?
Como se mencionó, el sector legislativo es uno de los principales obstáculos que enfrenta el artista emergente, ya que tendrá que lidiar con las problemáticas que se generan al realizar los permisos y trámites para poder obtener los permisos fiscales que admitan presentar el espectáculo, o si bien el poder reproducir o publicar la creación artística. El problema no es el tener que cumplir con las obligaciones quizás ciudadanas para participar, sino que las condiciones de atención de los funcionarios no son las más recomendables, las tasas de impuestos son elevadas y los trámites y la burocracia son excesivos, caros y no muy bien fundamentados.
En Estados como Austria, Eslovenia, Noruega, entre otros, eximen de impuestos todo ingreso que provenga de actividades relacionadas al arte, en la provincia de Quebec, en Canadá, se exime de impuestos a las regalías por derechos de autor. Estas estrategias potencializan y promocionan las creaciones creativas y culturales, en el caso de San Luis Potosí, esto está lejos de ser una realidad, pues el impuesto para poder presentar una obra teatral o espectáculo, por ejemplo, no solo no se condonó durante la crisis económica que derivó el COVID-19, sino que aumentó del 4.5 al 4.7 por ciento en un periodo de 3 años.
A esto último hay que sumarle que San Luis Potosí presentó una tasa de porcentaje mucho menor a otras ciudades como Monterrey o la Ciudad de México en lo que a ingreso de público se refiere durante los distintos semáforos epidemiológicos por la crisis sanitaria derivada por el COVID-19. Por ejemplo, estando en semáforo naranja, el Estado potosino no permitía que se dieran funciones de teatro ni de espectáculos, mientras que en Monterrey y en la Ciudad de México, estando en el mismo color sí había permiso y se permitía el 50%. El porcentaje de ingreso potosino afectó indudablemente a los sectores artísticos donde sus ingresos radican exclusivamente de la taquilla del público.
Tampoco es el sector gubernamental quien es el principal partícipe en los subsidios para las artes, ni tampoco lo son los sectores privados e inclusive los patrocinadores, sino el mismo artista quien, mediante su forma de trabajo o los posibles préstamos que pudiera conseguir, financia sus proyectos, la mayor de las veces obteniendo sueldos mal remunerados o trabajo no pagado.
Y aunque a nivel Federal hubieron intentos, como en 2019 cuando la Comisión de Cultura y Cinematografía detrás de distintos artistas y ciudadanos, presentó a la Cámara de diputados una llamativa propuesta de Ley Federal de Artes Escénicas, la realidad es que la iniciativa no ha tenido el desarrollo y la atención necesaria y no ha podido llevarse a cabo.
A nivel mundial, existe una Recomendación de 1980 por parte de la UNESCO hacia los Estados Miembros para mejorar el clima político y laboral que radica en las artes. Esto provino cuando se dieron cuenta que era necesario el contar con un marco que generará las condiciones necesarias para que el arte pudiera existir, pudiera ser libre y pudiera ser objeto de convertirse en un sector económico fundamental, pues así como lo dijeron las Naciones Unidas, la cultura y el arte corresponden al cuarto pilar del desarrollo sostenible para la creación de sociedades que puedan vivir en equilibrio y en comunidad.
¿QUÉ MÁS PERJUDICA EL ARTE POTOSINO?
La concepción que se tiene sobre el arte potosino, misma que radica a nivel social y cultural, no es muy optimista. No está en la cultura, en el hábito o en la tradición del potosino promedio el tener en cuenta el presenciar o consumir arte en su día a día. Esto radica desde la concepción que tienen las instituciones sobre el arte potosino, pues a falta de escuelas, festivales, promociones y sobre todo oportunidades, no es posible para el público concebir el arte como algo importante que merece respeto y dignidad.
Una de las problemáticas que enfrentan varios de los artistas potosinos es que se cuestiona el valor que se le da al trabajo. Es decir, los precios que se dan para asistir a una obra de teatro, adquirir un libro o una canción viniendo de propiedad y autoría local no son muy bien recibidos por el público, porque si no forma parte de lo comercial o lo acostumbrado, no tiene valor y es solo, dicho en palabras de algunos de este sector: “un hobbie”.
¿EL ARTE ESTÁ MUERTO EN SAN LUIS POTOSÍ?
El arte tiene su complejidad, requiere su tiempo de estudio y tiene sus problemáticas que lo convierten en igual de importante que cualquier otro oficio o trabajo. Es falso que el arte no tenga cabida en la sociedad, igual, dejando a un lado el centralismo que las grandes ciudades tienen, el talento potosino puede llegar al nivel que aquél que se encuentra en los grandes Estados como Monterrey, Guadalajara o la Ciudad De México. Como se dice: “hay talento, pero solo falta apoyarlo”.
El artista actual tiene como obligación el juzgar y pelear por mejores condiciones y por más oportunidades laborales y jurídicas que permitan acceder a un sistema justo para los y las artistas potosinos. Se puede empezar, por ejemplo, conociendo y consultando los objetos de derecho que pueden amparar el arte, como lo es la Carta de la Ciudad de San Luis Potosí por los derechos Culturales, y el recientemente creado Reglamento Municipal de Cultura y Derechos Culturales.
La organización y creación de colectivos, como lo está siendo Trazos Urbanos, resulta fundamental para que el artista emergente, el creador y generador de las industrias culturales y creativas, dialogue con las instituciones correspondientes para crear alianzas y abrir pasos a mejores cimientos culturales. El futuro para el artista potosino que cuente con derechos laborales justos y pueda vivir del arte quizás no esté muy cercano, pero tampoco es un sueño imposible, El arte potosino no está muerto, pero sí dormido, y hay que despertarlo.