Por Rolando Morales y Fabiola VA
El entorno universitario es un espacio para el desarrollo del aprendizaje y la formación de profesionistas, lamentablemente el contexto y el entorno en el que se suscita este proceso puede tener ciertos efectos adversos en los estudiantes de nivel superior debido a la dinámica del día a día en una sociedad tan cambiante que demanda de la adaptación. Es por ello que se realizó una encuesta a 498 estudiantes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con el fin de divulgar la información estadística sobre las preocupaciones que experimentan los alumnos al realizar sus estudios por parte de la encuestadora de la revista de Galería 7c´s “IcebergNet“.
La encuesta fue aplicada en las facultades de Ciencias de la Comunicación, Psicología, Ciencias y Humanidades, Economía, Ingeniería, Ciencias, Enfermería y Nutrición, y Medicina, además de la Coordinación Académica Región Altiplano.
Como primer cuestionamiento, se les preguntó a los estudiantes si durante su vida universitaria han experimentado ciertos trastornos. Las opciones y sus respectivas respuestas son las siguientes: un 42.97% de los estudiantes respondieron que han sufrido ansiedad, el 40.96 % sufren estrés mientras que el 16.06% asegura haber experimentado depresión. Estos hallazgos subrayan la importancia de abordar la salud mental en el entorno universitario y de implementar estrategias de apoyo y recursos adecuados para ayudar a los estudiantes a enfrentar estos desafíos. Aunque se observa una alta prevalencia de ansiedad y estrés, lo que indica la necesidad de ampliar la comprensión y el alcance de los problemas de salud mental en el contexto universitario. En general, estos resultados enfatizan la importancia de promover un entorno educativo saludable y de fomentar el bienestar mental.
El tiempo del ciclo escolar dónde más se siente esa presión señaló una mayoría que a finales del curso, mientras que durante y al principio del curso tuvieron una menor señalización. Esto podría estar relacionado al final de curso con factores como el estrés acumulado, las demandas académicas y la presión de los exámenes finales. Por otro lado, los que informaron que sienten estos trastornos con mayor intensidad a mediados del semestre, lo que podría indicar un aumento en la carga de trabajo y las responsabilidades durante ese período. Aquellos que experimentan estos trastornos con mayor fuerza al comienzo del semestre, podrían verse afectados por la adaptación a una nueva rutina, la ansiedad por los nuevos desafíos académicos o la presión social. Estos resultados sugieren que los momentos clave del semestre pueden desencadenar o agravar los trastornos mencionados, y destacan la importancia de implementar estrategias de apoyo y manejo del estrés durante estos períodos críticos para el bienestar de los estudiantes.
Posteriormente, se inquirió en las acciones que los estudiantes realizan para combatir estos trastornos. El panorama resultante fue que el 31.72% deciden descansar, un 26.10% de los estudiantes ignoran la situación, el 22.89% optan por enfocar su atención en una actividad entretenida y el 19.27% son los que comparten y hablan sobre esta problemática con otra persona. Los estudiantes presentan diferentes estrategias para hacer frente a los trastornos mencionados y refleja una falta de conciencia o una tendencia a evitar enfrentar los problemas relacionados con los trastornos por eso deciden descansar en su mayoría como solución y después ignorarlos. Mientras que otros prefieren realizar una actividad que los mantenga distraídos de la realidad. Por último, hay una parte considerable que opta por compartir y hablar sobre la problemática con otra persona, lo cual puede ser un signo de buscar apoyo emocional y encontrar soluciones colectivas. En resumen, el estudiantado muestra una variedad de respuestas ante los trastornos, desde la evasión hasta la búsqueda de apoyo y el uso de mecanismos de afrontamiento como la distracción y el descanso.
En este respecto, cabe destacar que de acuerdo a información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 280 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad en el mundo, padecen una condición de salud mental, no obstante, señalan que sólo 57.2 millones de ellos, es decir, el 20% del total, recibe el tratamiento adecuado. El organismo internacional también destaca que en la mayoría de los casos, los problemas de salud mental generan algún rechazo y miedo irracional, lo que deja a las y los jóvenes que los padecen, con aflicciones rezagadas que en muchas ocasiones se traducen en problemáticas más severas que pueden llevar a la violencia o el suicidio de no tener un tratamiento a tiempo.
Es importante mencionar que a las personas a las que acuden para contar sus dificultades en primer lugar son a los amigos, en segundo lugar están quienes deciden no hablarlo y en tercero otras opciones no mencionadas, en cuarto lugar la familia y finalmente quienes buscan atención especializada. Se puede observar la falta de conocimiento sobre el tema para poder dar una solución a temas de la salud mental en los universitarios al no tener acceso a los elementos para poder tratar estos temas cuando se presentan.
La pandemia por COVID-19 fue un punto importante durante la encuesta, ya que se buscaba averiguar si esta había afectado a los estudiantes universitarios y en qué medida. El 14.23% estudiantes afirman que no se sintieron afectados por la pandemia, mientras que 85.7% opinan lo contrario. Asimismo, se estableció una escala del 1 al 10, siendo el décimo el más alto, para medir las afectaciones de la pandemia la mayoría la evaluó con un puntaje del 5 al 10. Con base en los datos proporcionados, se puede concluir que la pandemia por COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la mayoría de los estudiantes universitarios encuestados. Esto sugiere que la mayoría de los estudiantes universitarios han enfrentado desafíos relacionados con la pandemia, ya sea en términos de su bienestar emocional, académico o personal.
Después de la pandemia se dividió de manera muy equilibrada con un 51.9% que prefiere estar solo en comparación con un 48.1% que prefiere estar acompañado. Estos datos hubieran sido otros si se hubiera realizado previo a esta situación de contingencia.
Los encuestados afirman que lo más difícil de la vida estudiantil en primer lugar es mantener buenas calificaciones con un 47.3%, después es estudiar y trabajar con un 24.29%, establecer relaciones humanas que equivale al 11.64%, asistencia a clases en un 10.4%, otras respuestas suman un 6.02% y pagar la cuota en un 2.4%. La vida del estudiante promedio en México no es sencilla y se encuentran afectados por mantener una buena calificación en sus materias mientras lo compaginan con un trabajo lo que se vuelve pesada la carga de actividades que tienen que equilibrar para salir adelante y este estudio lo confirma. Hay ciertas carreras muy demandantes que requieren de mucha concentración y dedicación por parte del estudiante que hay veces que tiene que dejar a un lado su salud mental por no perder el ritmo de las clases.
Estos hallazgos resaltan la importancia de comprender y abordar los efectos de la pandemia en la comunidad estudiantil. Las universidades y otras instituciones educativas deben considerar estrategias y medidas de apoyo para ayudar a los estudiantes a hacer frente a los desafíos y minimizar las consecuencias negativas en su desarrollo académico y personal. Además, los resultados de esta encuesta pueden servir como base para futuras investigaciones y acciones dirigidas a mitigar los impactos de la pandemia en la educación superior.