Unidas para exigir justicia, unidas para ser libres: Crónica del 8M SLP

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Por Michelle Zapata

Fotografía Michelle Zapata

La alameda se tiñó de violeta, la naturaleza se lo concedió gracias al florecimiento de las jacarandas, pero la inconformidad, la injusticia y la impunidad reunió a miles de mujeres con la vestimenta del mismo color. Era sábado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pero no había nada que festejar, nada que celebrar, sólo un enojo contenido que se movilizaría por justicia en el centro histórico potosino.

Niñas, adolescentes, jóvenes y adultas, mujeres no sólo de todas las edades sino con diferentes características y orígenes se juntaron desde las 3:30 de la tarde en el punto de encuentro, Alameda, Quiosco Juan Sarabia, para salir a realizar el recorrido. La diversidad de la mujer era evidente, los contingentes lo expresaban: universitarias, indígenas,  artistas, el colectivo de trabajadoras, sahumadoras, normalistas, madres e hijas, y, sobre todo, en cada una de ellas se encontraba una luchadora con una historia propia y motivo.

El recorrido inició en Av. Universidad para llegar a la parada de autobuses que se encuentra detrás del Museo de Ferrocarril en Chicosein. Sin embargo, antes de que todo el colectivo se vislumbrara a lo lejos, un silencio inquietante en la zona se precipitó, los transportes habían dejado de transcurrir, eran escasas las personas por el lugar. Tal vez un silencio previo a la causa emergente. Los colores violetas empezaron a visibilizarse, frases como “mujer, escucha, ésta es tu lucha” fueron acrecentándose y en la primera fila llegaba a su destino la familia de Odalys Hipólito.

No fue suicidio, fue feminicidio” alzó la voz su familia al igual que todas las mujeres a su alrededor como muestra de apoyo en el lugar en el que lamentablemente siete años atrás fue encontrado el cuerpo de la joven. Los puños se alzaron, la marcha se detuvo y se llevó a  cabo el silencio en su conmemoración; un minuto después, la familia de Odalys exigió justicia, que se abriera la investigación pues no estaban satisfechos con la incompetencia e incongruencia judicial del estado.

El coro de voces resonó y la movilización siguió por la Av. 20 de Noviembre en donde el colectivo de mujeres con discapacidad se unió. Las encargadas de seguridad les abrieron un espacio entre la multitud para que pudieran integrarse y así marchar hacia Reforma.

El sol vertió sus rayos con avidez en las mujeres, la mayoría intentó cubrirse del mismo, la sed y el cansancio empezó a ser colectivo. Algunas señoras, acompañadas de sus hijas o amigas, llevaban sillas portátiles plegables para sentarse y descansar breves instantes en los pocos lugares de los edificios que generaban sombra. Sin embargo, nadie pareció detenerse por completo, el cansancio, la sed o el calor no eran impedimentos, no eran obstáculos comparados a los que el sistema patriarcal les ha impuesto a lo largo de su vida.

En Vial Juan Sarabia el contingente de mujeres indígenas no dejó de expresarse a través de sus movimientos rítmicos que evidenciaban una fuerza histórica y de raíz en la danza tradicional y las prendas típicas que portaban. Las raíces mexicanas y potosinas se visibilizaban, pero a su vez eran acompañadas por la manifestación espiritual que detrás de ellas expresaba el contingente de mujeres sahumadoras, quienes hacían resonar con una concha de mar el llamado espiritual para la protección de todas las presentes. Y, como si hubiesen logrado su cometido, el humo del incienso que se levantaba a través de sus pebeteros envolvió la danza indígena y a las mujeres cercanas a ellas.

El segundo punto de parada fue la Fiscalía General del Estado donde los puños volvieron a alzarse para generar silencio y así familiares de víctimas de feminicidio pudieran hablar, recalcar su enojo de manera libre frente al edificio donde han pedido ayuda, aunque esa tarde las familias eran respaldadas y acompañadas por una gran cantidad de potosinas que les demostraban su apoyo.

Tenía tres años, la violaron, pero le dieron carpetazo a la investigación sólo porque ella era pequeña y no podía hablar” reclamó una mujer con megáfono en mano.  Entre tanto dolor e impotencia compartidas, entre las palabras de mujeres que se expresaban con un nudo en la garganta, entre las reunidas por una misma causa, muchas se susurraban o se comentaban entre ellas en dónde ha quedado la justicia, cómo es posible que la desigualdad siga consumido de alguna u otra manera a cada mujer que ha nacido y ha intentado, no vivir, sino sobrevivir en un mundo, en un sistema, en una sociedad que juega más en su contra.

Odalys Hipólito, Samantha Rodríguez, Paola Guerrero, Nataly Alonso, Cecilia Izaguirre, Karla Pontigo, Lupita Viramontes, fueron algunas de las víctimas de feminicidio que se nombraron en un pase de lista y que entre cada nombramiento las ahí presentes junto a sus familiares gritaban con fervor lo que el estado no ha podido ofrecerles: ¡Justicia!

La manifestación continuó en Plaza de Armas y finalizó en Plaza de Fundadores, en ambos lugares la protesta por justicia se palpó aún más, pues no sólo las mujeres participantes presenciaban con orgullo la valentía de sus compañeras, de aquellas quienes en la oscuridad intentaban hacer arder la desigualdad, sino también personas ajenas a la lucha, y al contexto desfavorecedor que acarrean los derechos de las potosinas, pudieron percibir esa furia colectiva que reclamó por el bienestar de todas con un fuego que intentó ser apagado en ese momento.

A las 9:00 de la noche, el conglomerado ya se había disipado en su totalidad. Las participantes habían tomado caminos diferentes para regresar a sus casas después de cinco horas de desplegar sus voces fuertemente. El sol en el atardecer las había recibido en su lucha, ahora la luna las despedía. A pesar de que había finalizado la manifestación, en los carteles que se encontraban esparcidos por el centro histórico seguían en pie las mismas cuestiones:

¿Cuándo serán capaces todas las mujeres de vivir, de estar tranquilas en la calle, de disfrutar de la noche sin temor a no ver el día, de que su esfuerzo profesional no sea minimizado por la comparación masculina, de que sus cuerpos no sean cosificados para la vulgar satisfacción y deseo de aquellos a quienes el sistema les favorece y los mantiene impunes?

Mañana o pasado mañana, de alguna u otra manera, todos los días, seguirá la lucha.

Marcha 8M SLP 2025
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