Ilustración de Jaime G. Rueda
El internet es sin duda un invento curioso, perfecto para perderse a la vez que para encontrarse. El internet puede significar la pérdida de tiempo más prominente entre las actividades banales a las que una persona tiene acceso, y decimos “puede” porque no forzosamente es así, ya que el internet también es una herramienta magnífica para los rubros laboral, educativo, cultural y muchos más.
Así como una Alicia que cae en el agujero, ¿cuántos en esta sociedad se pierden entre las “maravillas” de ese mundo digital?: pornografía, apuestas en juegos de azar, videojuegos de plataformas, compras online o redes sociales, son, como la sonrisa del gato de Cheshire, un enigma, una fuente de reflexión y a la vez un preocupación latente para la sociedad.
La “era digital” es un tema fascinante, ¿por qué?, las razones que enumeramos y por las cuales decidimos dedicar una edición son: es un fenómeno cultural de importancia global; el impacto económico y ventajas que supone para las empresas, además del surgimiento de nuevas profesiones; y el debate moral que existe debido a las consecuencias del uso y el mal uso del internet.
En esta edición, querido lector, abordamos las preocupaciones que tenemos respecto a este instrumento, que ha llegado para quedarse y que nuestro único objetivo debe ser aprender a usarlo, porque este, por descortesía o como si se tratase de una broma de mal gusto, es un juguete que nos fue dado sin instructivo, sin manual de uso.