Por: Fabiola Villar Arriaga
Ilustración: Jaime González Rueda
Un gesto que apenas duró un segundo: el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, besó en los labios a la jugadora Jenni Hermoso sin su consentimiento durante la premiación de la final del Mundial femenino el pasado mes de agosto, desatando la indignación y el debate sobre sexismo, consentimiento y abuso de poder.
El beso no consentido, visto por millones de personas en la transmisión de televisión, abrió una caja de pandora que llevaba tiempo a punto de explotar. Se puede observar que como sociedad no estaba preparada para digerir este suceso, el calificar esta conducta machista, que si hubiera sucedido años atrás no hubiera tenido la misma repercusión.
Por eso realizamos una reflexión desde la redacción de Galería 7C’S para analizar el discurso comunicativo que se ha manejado en los medios de difusión masiva desde la visión de la investigación, el periodismo y las nuevas generaciones de profesionistas de la comunicación que son los que contribuyen a reflejar la postura de lo que piensa la población que ya no tolera más este tipo de conductas. Para ello hablamos con la doctora Consuelo Patricia Martínez Lozano y la reportera Ana Paula Ramírez.
Lo que llama la atención en la actualidad y que indigna realmente a la sociedad es que sigan siendo vistas esas conductas como normales. Es una clara muestra de prácticas de control y sujeción hacia el cuerpo de otra persona, reflejan una relación de poder en un espacio público y esto provocó que fuera visible de forma mediática. La violencia simbólica que se representa al mostrar un gesto de violencia como deben de internalizar y aceptar la dominación como un halago, premio o gesto afectuoso de forma obligada, algo normal en el pasado pero ahora se ve distinto así, comenta la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UASLP, Dra. Consuelo Patricia Martínez Lozano, a partir de sus estudios en ciencias sociales.
Por otro lado, Ana Paula Ramírez Vázquez desde el ámbito del periodismo al trabajar como redactora de deportes dentro de un medio local comenta “lo que es sorprendente es la postura que los medios de comunicación le dieron a una situación de abuso de poder, algo que no es reciente y que viene sucediendo desde hace tiempo dentro de los organismos deportivos pero hasta ahora revelado”. El reconocer el problema para darle una cobertura más amplia, también que se tuvo que esperar hasta este momento para visibilizar la situación dentro del deporte de violencia institucional hablando en temas de la desigualdad de salarios, los acasos de acoso y discriminación así como la falta de seriedad en el deporte.
Parafraseando al sociólogo y antropólogo Pierre Bourdieu, se trata de dilucidar, analizar, interpretar, entender el por qué de las cosas. Dice Bourdieu: “El sociólogo, como todos los científicos, intenta establecer leyes, maneras de ser regulares y definir los principios [de esas acciones]: ¿por qué la gente hace lo que hace? […] ¿por qué razón es así en la sociedad y no de otra manera?”.
También la antropóloga argentina, Rita Segato, ha expresado que las personas dedicadas al trabajo científico social, por lo menos desde la antropología, tienen una función trascendente que es la de “donar palabras”, proporcionar las explicaciones, interpretaciones, los términos, el vocabulario, los conceptos que definen y le dan significado a las prácticas, a las acciones humanas. En este sentido, las disciplinas que integran las ciencias sociales y humanidades, entre ellas la comunicación, han proporcionado los recursos teóricos y metodológicos para explorar y analizar las relaciones de poder y la violencia contra las mujeres; y también para elaborar propuestas que cambien el rumbo en el ejercicio del poder y de esas violencias.
Por eso es importante el hablar de estos temas y normalizar que sean señaladas y utilizar las herramientas de comunicación para hacerlas más visibles y este evento fue el momento idóneo cuando todos tenían la mirada puesta en él. Para tener una idea más clara según datos estadísticos, Ana Paula cree que un buen punto de partida fue que este año el Mundial Femenil superó récords en cifras porque los estadios de Australia y Nueva Zelanda registraron una asistencia de un millón 988 mil aficionados. El promedio de entrada a cada partido del Mundial 2023 fue de 29 mil 887 aficionados y fue el primero con 32 selecciones y 64 partidos; superior a los 21 mil 756 del 2019 y al promedio de 25 mil personas por partido del Mundial 2015. Entonces al ver estos registros se abre un nuevo panorama de lo realmente visible que es este deporte femenil, tan solo la asistencia total a los partidos del Mundial fue de 1,978,274 espectadores.
La gente cada vez está más consciente de lo que pasa en los equipos, en las ligas y con las jugadoras y me parece algo bello que se esté alzando la voz. Creo que es un camino que tiene mucho que mejorar, pero creo que vamos avanzando poco a poco en las narrativas de género.
“Siempre me ha parecido muy importante el colocar a las deportistas o atletas en primer plano, no solo porque merecen ese reconocimiento, sino porque detrás de cada logro o derrota son ellas las que le han dado fuerza, poder y voz a los deportes femeninos”.
También es importante verlo desde las perspectivas visuales en las imágenes, porque la imagen da el contexto de la noticia y deben ser posicionadas en las situaciones que en las que se encuentran, sin la necesidad de sexualizar o clasificarlas. Ahí es cuando viene el trabajo y la responsabilidad de los especialistas en la comunicación a que le dan prioridad con lo que publican.
En el caso de Hermoso-Rubiales, para la Dra. Martínez Lozano “el asunto mediático es solamente un recurso, un conducto mediante el cual fue posible ‘ver’ una práctica o un hecho concreto, y que éste se replicara como evidencia de un fenómeno estructural normalizado, incluso trivializado: la violencia contra las mujeres, la sujeción, el control y la dominación que ejercen las jerarquías patriarcales sobre el cuerpo de las mujeres”.
Ocurre que en el caso de la final de futbol femenil, las cámaras estaban ahí para cubrir la premiación. Pero esas mismas acciones de exhibición de la potencia masculina que vulneran el cuerpo y la autonomía de las mujeres son estructurales, se ejecutan de manera sistemática en todos los contextos sociales y se conciben como parte normalizada y naturalizada de la realidad. Son cotidianas, se viven todos los días en espacios públicos y privados.
Esto va de la mano, como un foco de atención que “es importante no perder de vista esta banalización de la violencia, para intentar direccionar las interacciones sociales hacia posibilidades más benignas, en entornos más dignos, justos y no autoritarios, jerárquicos excluyentes”, comenta la Dra. Martínez Lozano, quien agrega que es importante detectarlas a partir de estos sucesos que nos ayuden a propiciar un contexto más favorable especialmente para las mujeres.
No todo está perdido, todavía queda la esperanza que usemos a favor estos momentos en la historia para lograr el cambio deseado, que el señalar estas conductas sirva para dar a entender que toda acción tiene sus consecuencias.
En el caso de Ana Paula, ve muy necesario el que como sociedad nos reeducamos en temas de perspectiva de género, es un largo camino que recorrer, pero todo va de la mano de la formación y educación que se da, para ver todo con ojos de género y entender y saber cómo erradicar esas situaciones. “Porque al final los medios somos la voz de las historias, e historias mal contadas, son historias desinformadas y en muchos casos llenas de violencia narrativa”. Por eso es importante la formación de las nuevas generaciones que son los próximos a contar estás nuevas historias alrededor del deporte.