Por Fabiola VA
Ilustración por Jaime G. Rueda
Nadie en 2023 cuestiona la influencia de Asia en el estilo de vida de muchos países, incluido México, especialmente si esta proviene de Japón, Corea y China. En su momento ya lo predecía Napoleón Bonaparte en el siglo XVIII:
“China es un gigante dormido. Déjenla dormir, porque cuando despierte, sacudirá el mundo”
Y vaya de qué manera lo ha hecho, influyendo en las vidas de las personas poco a poco, hasta convertirse un fenómeno imprescindible para la forma en que se relacionan los jóvenes. Esto se puede ver reflejado en la vestimenta, accesorios, productos de belleza, entretenimiento y gastronomía, principalmente.
Quizás se deba a su privilegiada ubicación geográfica, que desde la antigüedad beneficiaba la colonización de pueblos aledaños o para ir en búsqueda de lo desconocido, cruzando mares u océanos. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, “el país central” fue probablemente el más rico del mundo durante un milenio; Japón logró pasar a ser la primera sociedad fuera del mundo occidental en modernizarse exitosamente y Corea del Sur, siendo un país moderno, occidentalizado y fuerte aliado de los Estados Unidos es también el país más “confucionista” de Asia del Este.
Así lo comenta en su libro Una historia de Asia Oriental. De los orígenes de la civilización al siglo XXI, del profesor Charles Holcombe en una síntesis para la revista Scielo, quien ha dedicado su vida al estudio de la cultura en China. Un aspecto importante de la obra es que niega que los países asiáticos, y en particular China, hayan sido completamente cerrados, aislacionistas y tradicionales. Plantea más bien que estuvieron expuestos desde la antigüedad al contacto con otras culturas y naciones, al comercio internacional (como ocurrió con la llamada Ruta de la Seda), al mestizaje y las hibridaciones étnicas, lingüísticas, religiosas y culturales; que fueron influidos por la modernidad temprana hasta ser lo que son actualmente: una mezcla de lo nuevo y lo viejo, lo oriental y lo occidental, sin perder su esencia propia ni su identidad.
Así como lo menciona un artículo del portal Reporte Índigo del 2018 “la cultura asiática no es una moda pasajera, llegó a México para quedarse”. Una prueba de esto es la tienda Miniso, que se estableció en nuestro país en el 2016 y que ha ganado seguidores con el paso de los años para convertirse en un negocio rentable en dónde puedes adquirir productos de origen japonés, aunque la marca es china. México tiene potencial como uno de los dos mercados más importantes en Latinoamérica.
Sucede algo parecido para el mercado de la belleza. La marca de cosméticos coreana Missha que debido a la popularidad de los grupos de K-pop llamó la atención por la textura de la piel de los cantantes para lucir lo más parecidos a ellos o incluso teñirse el cabello con colores llamativos como el azul o el rosa o por qué no, uno platino.
No dábamos crédito al impacto que podrían tener estas culturas en nuestro contexto. El K-pop es una industria con gran impacto en la generación centennial, quienes se han vuelto expertos en este género musical, aun cuando sus letras en coreano sean difíciles de pronunciar o inentendibles sin un traductor, bien dicen que la música es un lenguaje universal. El éxito del K-pop sin duda continúa mucho tiempo después de su origen en los 90.
En el entretenimiento el karaoke es un ejemplo, sin duda el alma de reuniones en Japón, donde tiene su origen, una manera de cantar con pistas de canciones mientras se sigue la letra de la misma en una pantalla. La primera máquina de karaoke la introdujo el cantante Daisuke Inoue, quien se dio cuenta del potencial del sistema al ser consultado por sus fans por grabaciones para poder cantar con ayuda de ellas.
La moda de estos países ya se refleja en lo que usan los jóvenes. Alrededor del mundo apuestan por un look aparentemente sencillo pero pensado al más mínimo detalle, no dejan nada al azar, con mezclas de Oriente y Occidente. Algunos diseñadores llevan 20 años de experiencia y se caracterizan por tener una “armonía en los contrastes”, como lo mencionan italianos que han seguido al frente de marcas con inspiración japonesa. Un mundo dónde los consumidores afirman la importancia de una prenda tanto en el exterior como en el interior, según un artículo del diario español El País en 2018. Un ejemplo es la marca japonesa Uniqlo que ha conseguido ofrecer un producto universal dentro del fast fashion, manteniendo estrictos códigos de conducta y un sofisticado sistema de aprovisionamiento gracias a su sencillez, pero con una compleja ingeniería en la base del negocio que ha conquistado varios continentes.
Por otra parte, la moda coreana que suele confundirse con la japonesa se basa en un estilo más casual, que se muestra por parte de las estrellas de la música y la televisión, así como influencers que cuidan mucho su aspecto y estilo de vestimenta. Sus seguidores consultan revistas especializadas en moda (Cecy, High-cut, GQ Korea, Nylon, Singles, Dazed Korea), las cuales reflejan el estilo de calle casual con otro más romántico y femenino que puede combinar a juego con su pareja o grupo de amigos. Es una moda presente tanto para el hombre como para la mujer y que gracias al internet se ha exportado a muchos otros países.