Por: Roy Zaldívar
Cuando delimitas algo tan complejo como el género, todo aquello que queda fuera de los límites es señalado y discriminado por ser “diferente”. La dicotomía mujer- hombre, y todas las implicaciones que conlleva identificarse como uno u otro, resulta insuficiente para algunas personas. La idea de disidir de ella y afirmar tu propia identidad se vuelve el único camino para las llamadas personas no binarias.
Las personas no binarias son aquellas que transgreden de alguna manera los estándares de lo que tradicionalmente se ve como masculino o femenino. En el siglo XXI, la idea de un sistema binario donde el género se reduce al blanco o negro, se ha vuelto obsoleta. Los espacios grises han sido reclamados por aquellas personas que no están conformes con los estándares establecidos y deciden experimentar con el fin de encontrar su identidad. Sin embargo, esto ha traído consigo recurrentes muestras de transfobia y discriminación. A pesar de que cada vez son más espacios para los disidentes sexo-genéricos, estos continúan sufriendo de acoso, violencia y otras formas de desigualdad.
Lee Yeadon en What’s the story? Exploring online narratives of non-binary gender identities, afirma que, “sexo, sexualidad y género no son conceptos intercambiables. En términos simplificados, el sexo se trata de características físicas, y la sexualidad se trata de la orientación sexual, es decir, la atracción emocional, física y/o romántica, mientras que el género se trata de actitudes, sentimientos y comportamientos dados en un determinado contexto sociocultural”. Estos conceptos usualmente son confundidos entre sí y, por ende, se vuelve complicado entender lo que ser no binario significa.
El término “no binario” funciona como un umbrella term pues acoge debajo de él al amplio espectro de diversidad sexo-genérica y alberga tantas identidades como sea posible; personas sin género, género fluido, gender-queer, andróginas, todas aquellas que indican no conformidad a los estereotipos de género. Así mismo el “trans” funge como término paraguas para las identidades no binarias y trans, pues aunque ambas están transgrediendo el género de alguna manera, usualmente los y las transexuales transicionan de lo que tradicionalmente se considera femenino a lo masculino y/o viceversa. Mientras que lxs no binarixs se deslindan completamente de la idea de lo femenino y masculino para vivir su identidad de la manera que les sea más conveniente. Sin embargo, hay casos donde si bien existe una transición, ese individuo continúa identificándose con el no binarismo, es decir, es una persona trans no binaria.
Para las personas no binarias hablar de identidad es hablar de la necesidad de pertenecer. Encontrar personas que pasan un proceso similar al tuyo y poseen vivencias parecidas es indispensable. El ser no binarix no es equivalente a la existencia de un tercer género o a que la búsqueda haya terminado, sino que es un término que engloba el cúmulo de experiencias de aquellos individuos que continúan indagando y cambiando la percepción sobre su identidad, la cual puede ser más masculina o más femenina, o no identificarse de ninguna manera o como una mezcla de ambas. La pluralidad de narrativas que la exploración de la no binariedad trae consigo, enriquecen el concepto de género al mismo tiempo que lo redefinen, haciendo de la vida de quienes se identifican de esta manera más habitable.
El descubrimiento del ser y de la identidad se ha vuelto una prioridad para los seres humanos. En el siglo pasado, la idea de viajar al espacio era fascinante y hoy, que tenemos toda la tecnología en la palma de nuestras manos, el verdadero viaje que nos importa es al interior. Gustavo Prado, profesor, investigador, conferencista y autor del libro Mextilo, afirma: “Los Robots y los cascos de astronautas son intereses de un mundo del pasado, hoy sabemos que el verdadero viaje no es al espacio exterior, es el viaje al espacio interior. ¿Quiénes somos? Cómo nos sentimos, cómo lo expresamos, cómo queremos que nos digan. Mis pronombres me importan más que mis posibles terrenos en la luna. Parece más interesante la posibilidad de alterarse: convertirse, transformarse, que es la verdadera razón para vivir”.
Si bien las personas no binarias no son algo nuevo, la terminología para referirse a ellxs si lo es. El darles un nombre con el cual identificarse vuelve sus vivencias más asequibles para los otros. La comunidad LGBTQI ha entendido cómo la sexualidad y el género no son estáticos, no son verdades absolutas que nos acompañan durante toda nuestra vida, sino que es un camino por recorrer en el que cada vez aparecen senderos nuevos. Hablar de estas vivencias y ponerlas al alcance del público en general, es indispensable para educar y sensibilizar al respecto. Acciones tan sencillas como preguntar “¿cuáles son tus pronombres?” hacen de las vidas de los y las disidentes sexogenéricos, más habitables.