Por Jaime González Rueda
Carolina Jayme Foyo es egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Cuenta con una maestría en Gestión Pública Aplicada por el Instituto Tecnológico de Monterrey. Es docente en la Universidad del Centro de México. Cuenta con una amplia trayectoria en el servicio público en el Gobierno del Estado de San Luis Potosí, donde ha sido directora de compras en la Dirección General de Adquisiciones, directora de Comunicación Social y directora de capacitación del Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosí. Igualmente cuenta con una sólida trayectoria como líder social del movimiento feminista, así como una trayectoria notable en medios de comunicación.
Empecemos por una pregunta obligada para todos nuestros invitados en este espacio, ¿Por qué decidiste estudiar Ciencias de la Comunicación?
Mi camino hacia la carrera de Ciencias de la Comunicación fue lo “artístico frustrado”. A mí me encanta cantar y actuar, en aquellos años quería estudiar teatro en la Escuela Estatal, la única opción en San Luis Potosí. También me llamaba la atención Psicología, e incluso Diseño Industrial. Platiqué con mi maestro de teatro y me recomendó no estudiar teatro, me dijo: “estudia otra cosa y continúa el teatro como algo alterno, aquí vas a tener problemas porque la escuela no tiene validez a nivel nacional”. Al ir descartando posibles licenciaturas, decidí estudiar Comunicación, y me dio gusto descubrir muchas cosas que no tenía en mente sobre la carrera, descubrí el mundo de la investigación, de la comunicación organizacional y de la comunicación social.
Tu trayectoria profesional se ha dado en la línea de los derechos humanos y la equidad de género. Más allá de tu género, ¿qué te llevó a interesarte por los derechos humanos y el feminismo?
Básicamente fue un tema laboral. Al salir de la carrera yo trabajaba en Televisión Universitaria y me dedicaba a hacer documentales que tenían que ver con temas artísticos. En aquel entonces me ofrecieron una vacante en el Instituto de Mujeres de San Luis Potosí. La directora me dijo, mira: “mira, tengo muchos curriculums ahí, pero el tuyo me llamó la atención porque tú estás trabajando, tienes experiencia profesional, ¿cómo le harías?, ¿qué ideas tienes?”, yo simplemente le dije que no sabía, que me diera el trabajo, pero que yo me encargaría de hacer algo. Así fue como ingresé al Instituto. Inmediatamente empecé a tomar cursos y talleres sobre género, lo cual fue un descubrimiento maravilloso, algo que me ha acompañado a lo largo de mi trayectoria.
¿Esa perspectiva la extrapolaste a otros rubros de tu vida?
Sí, a campos que no tienen que ver con la comunicación. De eso se trata, llevar la perspectiva de género a otros lados.
Tu no estabas involucrada en la lucha de género, entonces, podríamos decir que tu ingreso al Instituto de la Mujer fue una catarsis.
Fue arrancar mi proceso de toma de conciencia. Yo pienso que “te cae el veinte” de cosas que antes considerabas normales, como frases, refranes, canciones y chistes discriminatorias. Yo cuando estudiaba Ciencias de la Comunicación, a la par trabajaba en un negocio de hamburguesas. Mi mamá se molestaba conmigo por estar siempre fuera de casa, ya que para ella la casa era el lugar de la mujer. Ella quería que le ayudará a planchar, mientras que mi hermano, que en aquel entonces no estudiaba, ni trabajaba, no tenía responsabilidad en las labores domésticas, pues al ser hombre, según mi mamá “no le correspondían”. Así, cuando descubres el feminismo tu visión experimenta un cambio radical.
¿Cómo definirías a la Carolina de hace 20 años, antes de la entrada al Instituto de Mujeres?
Siempre fui rebelde. Era muy inquieta, siempre he querido hacer cosas. Nunca me he detenido por ser mujer, pero no sabía de donde venían esos intentos de freno. Fue hasta el instituto que tomé conciencia y me enfoqué en eliminar esos frenos.
Al trabajar cotidianamente el tema de equidad de género, supongo que necesitas un carácter particular para lidiar con las resistencias e ideas arraigadas en actitudes machistas.
Sí claro, trabajo mi templanza, porque finalmente somos una institución. Mi papel como capacitadora es explicar con paciencia, ser tolerante a todas las participaciones. Claro, desafortunadamente hay gente que le gusta retar, y uno dice ¿qué necesidad de estar molestando?
Y en las redes sociales, al estar encubiertos por el anonimato, supongo que la situación es más compleja en cuanto a violencia y desacreditación de tu trabajo.
Tenemos mucha violencia digital, ya que, al no estar cara a cara, más de uno se “envalentona”. Igual sucede con las capacitaciones que damos vía ZOOM o en Teams. Hace poco, en una de estas capacitaciones, yo exponía datos del INEGI, una encuesta sobre usos de tiempo, donde se mostraba la doble jornada para las mujeres, con 40 horas dedicadas por semana a los cuidados del hogar. Al final de la conferencia el único participante me dijo: “tú dices puras falacias, porque ahora los hombres somos los que cocinamos”. Es impactante cómo alguien puede ser muy categórico, aún frente a la evidencia de datos duros. Incluso se refería al tema de Johnny Deep y Amber Heard, y a la violencia hacia algunos hombres. Por supuesto que hay hombres asesinados, y hay violencia contra ellos, pero no es comparable con los niveles de violencia de género hacia la mujer, además, muchos de los hombres asesinados, son víctimas de otros hombres. El índice de mujeres asesinadas es significativamente menor.
Háblanos de tu trayectoria en los medios de comunicación.
Yo empecé en Televisión Universitaria, en el canal 9, en un programa de la UASLP. Ahí me dedicaba principalmente a la producción de guiones. Justo en esa época conocí a Oscar Montero, en un curso de 2 meses que nos dieron en Ciudad de México, en el Centro de Entrenamiento en Televisión Educativa. Hicimos varias entrevistas a personalidades de San Luis Potosí, como al padre Montejano y Aguiñaga, al padre Peñalosa, a la escritora Juana Meléndez, a Jesús Medina Romero, al poeta José Rosas Cancino.
En Radio Universidad tuve la oportunidad de conducir, por 20 años, un programa que de inicio se llamó “El encuentro de géneros”, el cual era el único espacio feminista en San Luis Potosí. Esto me dio la oportunidad de platicar y conocer mucha gente. De hecho, fue hasta noviembre del año pasado, cuando me cambié de área en el Instituto de Mujeres, que dejé el programa y lamentablemente se perdió el espacio.
¿Cómo ves a los medios de comunicación en perspectiva de género?
Veo muchos avances en algunas personas, en algunas periodistas que están dentro del feminismo. Más de manera individual qué a nivel editorial. “La Alcantarilla” por ejemplo, es un espacio de integrantes de la Red de Mujeres Periodistas de San Luis Potosí, ahí están algunas compañeras como Lety Vaca y María Medrano.
Este es un medio nacido con perspectiva de género, pero ¿cómo ves el avance de los medios de comunicación más tradicionales?
Yo hace 20 años mandaba mis boletines, y solo en el Sol de San Luis, por ahí de la página 20, ahí, en un espacio medio perdido me los publicaban. El feminismo era un tema incomprendido. Creo que el avance a nivel nacional es más significativo. En San Luis no hay medios con código de ética, bueno, salvo los canales de televisión y estaciones de radio, pero porque los obliga la Ley Federal de Telecomunicaciones. Aunque muchas veces hacen copias del Código de Ética de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión.
¿Cuál ha sido tu más grande reto como mujer y profesionista?, ¿has visto tu trayectoria obstaculizada por tu género?
En mi caso particular no. El trabajar ha rendido sus frutos. No creo que me haya perjudicado el ser mujer, aunque sí he tenido episodios de violencia o falta de reconocimiento, con frases machistas como: “quien sabe qué haría para estar ahí”.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau, así como otros políticos y hombres famosos se han declarado feministas. ¿Consideras que un hombre puede ser feminista?
Yo digo que sí, aunque depende mucho de las corrientes académicas. También se pueden asumir como personas interesadas en el tema. Yo a veces estoy entre las dos posturas. Llamemos como les llamemos, urge que los hombres se involucren más y reflexionen sobre sus masculinidades.
A mí me frustraba mucho que mi hija no se interesa en el tema. La realidad es que ella no vivió desigualdades, entonces para ella el feminismo, de alguna forma, no constituye una necesidad. Pero la realidad es que cada vez más personas se involucran. Mi mamá hoy es una mujer de 82 años que me pide perdón por las ideas que antes tenía sobre los roles de la mujer, pero entiendo que fue criada en otra época.
¿Qué papel deben asumir los medios frente al feminismo?
Hay diversas posturas entre las periodistas. Por un lado, hay quienes dicen que el periodismo debe ser una especie de activismo y otras dicen que se debe hacer periodismo con perspectiva de género, pero sin ser activismo. La periodista Sara Loera que siempre ha dicho que no somos defensores de derechos humanos, nuestro trabajo es informar con perspectiva de género. La diferencia sería que el trabajo periodístico lo haces con perspectiva, pero no defiendes, solo informas. Aunque un periodismo con perspectiva también es una forma de activismo.
Hablemos de tu experiencia como docente. ¿Ahí hay otra forma de activismo?
Yo creo que sí. Si hacemos bien nuestro trabajo docente, generamos personas preocupadas por su entorno. Por ejemplo, con un grupo de alumnos, metimos un amparo indirecto por omisión legislativa en el Congreso del Estado, porque no existía en San Luis una Ley de Comunicación Social, la idea era hacer una buena ley, pero lamentablemente hicieron “copy paste” de la federal. Mi siguiente objetivo es con un nuevo grupo generar una iniciativa para arreglar esta ley.
A ti te gusta la política, sé que eres militante del Partido Acción Nacional (PAN), me llama la atención que pertenezcas a este partido, pues es de tendencia conservadora. ¿Ha sido difícil para ti ejercer tu feminismo en este instituto?
Por eso casi no hago nada en el partido (dice entre risas). Yo me afilié al PAN porque quería ejercer mi derecho a la participación. En aquel entonces los partidos más importantes eran el PRI, el PAN y el PRD. Mi familia tenía una aberración por el PRI, así que no me sentía cómoda en él. El PRD me gustaba su ideología liberal y progresista, sin embargo, era un partido inestable, con profundas rupturas interiores, y finalmente quedaba el PAN, con el cual mi familia había simpatizado siempre. Decidí afiliarme sin conocer a alguien al interior. Personalmente, en el sexenio donde me ha tocado trabajar y he visto más orden y disciplina fue con Marcelo de los Santos, un sexenio panista. Eso tal vez también me motivó, aunque luego ves cosas que no te agradan tanto.
¿Como qué?
Por ejemplo, los comentarios machistas de Octavio Pedroza, ex candidato del PAN a la gubernatura. Es grave porque si quieres estar en la política tienes que estar en temas de derechos humanos.
¿Cómo te defines ideológicamente?
Liberal y demócrata. En lo económico creo en un Estado con una participación más fina, que ayude a erradicar las desigualdades, que se disminuyan las brechas sociales.
Es importante que estas corrientes feministas se inserten en estos partidos e instituciones conservadoras, como el caballo de Troya…
Si, así lo pensé, es necesario que esta perspectiva llegue a todas partes. En el PAN hay cosas positivas, el ejercicio de los recursos para la capacitación política de las mujeres si se ejerce como tal. Durante muchos años, otros partidos invertían estos recursos en artículos de limpieza. En el PAN he tenido la oportunidad de tomar algunos diplomados en Ciudad de México. En alguna ocasión fuimos 100 mujeres panistas a participar en un curso de perspectiva de género, y a raíz de esta experiencia tenemos un grupo de Whatsapp de 100 mujeres panistas que se asumen como feministas. Claro, algunas afirman pertenecer a un feminismo humanista, que defiende el derecho a la vida, ellas mismas van agarrando sus propias líneas, como quiera es un avance muy grande.
¿A quién admiras?
Me enternece cosas muy humanas, reconocer la parte de los fallos, de las caídas y levantadas, serían más personajes de la vida cotidiana, personas luminosas.
¿Qué te enorgullece?
Haber tenido el único espacio feminista en radio en San Luis Potosí. También me enorgullece haber sido directora de compras en la Dirección General de Adquisiciones.
¿Cuáles son tus próximos objetivos? ¿A dónde vas?
Me gustaría ir a una cabaña (dice entre risas). El camino político me interesa, pero también me decepciona mucho. En algún momento también me gustaría dedicarme a cantar, me gusta mucho la trova, el jazz y el blues.
Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas estas palabras:
Información: derecho
Género: abolición
Feminismo: necesario
Lucha: cuando se requiere
Arte: vida
Periodismo: ética
Comunicación: todo en la sociedad