Por: Jesús Galarza Puente
“No puedes esperar a que Hollywood te llame y abra las puertas”
-Rafael Montero.
El cine mexicano de la década de los noventa y principios de los dos mil es reconocido por su tendencia a los filmes artísticos que iban dirigidos hacia la crítica social pero que a la par nos contarán una historia que resultase memorable.
Entre los directores más destacables de este periodo conocido como el nuevo cine mexicano están grandes figuras como Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y por supuesto el protagonista de esta entrevista Rafael Montero.
Rafael Montero ha pasado a la historia del cine mexicano por grandes películas como: Cilantro y perejil de 1996 y Corazones rotos del 2001 y actualmente sigue activo, trabajando en la película 37 Kms.
Durante esta entrevista conocemos aristas inexploradas de este ilustre cinematógrafo, escritor y productor mexicano quien nos habla tanto de su filmografía como de su persona.
Empezando la entrevista, Rafael nos contó sobre sus primeros acercamientos al séptimo arte en su infancia; al mudarse con su familia a la Ciudad de México conoció en un cine de barrio el cine europeo, especialmente el francés.
Igualmente, Rafael nos hizo saber que cuando joven, fue también un gran fanático del cine de gánsteres y en general de las películas de la época de oro del cine hollywoodense.
Sin embargo, fue precisamente al ver Los carabineros de 1963 del director Jean Luc Godard que Montero se enamora del cine y toma la decisión de dedicar su vida a éste.
Aunque en sus primeros acercamientos al cine Montero haya estado fuertemente atraído por el cine europeo como el de Fassbinder, cuando comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México se replanteó totalmente la dirección que tomarían sus futuras obras.
El estudiar en la UNAM permitió que Montero pudiera tener un acercamiento estrecho al cine mexicano de las décadas de los 40, 50 y 60´s; sobre esto nos dice: “Me había perdido de maravillosas películas como las de Roberto Gabaldón” a quien considera el mejor director mexicano de la década de los 40´s.
“Yo no podía hacer cine francés, alemán o gringo…” Montero nos cuenta sobre cómo el conocer el cine mexicano lo llevó a querer generar narrativas dirigidas a un público nacional, dicho en sus propias palabras “Yo quiero dialogar con mi gente, con la gente mexicana”.
Al hablarnos de su experiencia como generador de historias para la clase media, nos cuenta que era algo que no había ocurrido en el cine mexicano, pues había películas intelectuales dirigidas a un público de cineteca y películas muy comerciales, pero nadie hacía historias para que la clase media volteara a ver al cine.
Nos cuenta también que, en su opinión, fue la década de los 60´s la que abrió el camino para que él y su generación pudieran hacer las películas que conformaron la época del nuevo cine mexicano.
Respecto a este tema, se le cuestionó acerca de su percepción durante dicha época y específicamente sobre su película: Cilantro y Perejil.
Nos dijo: “el cine mexicano siempre ha tenido sus buenos momentos y sus malos momentos, como toda cinematografía” también expresa que hacer cine en México siempre ha representado una lucha, principalmente por el factor económico, el cual dificulta el concretar una carrera como director de cine en nuestro país.
Al hablar del cine de ficheras, Montero nos dice que siempre han existido buenas películas y malas películas, pero que en los años en los que se estrena Cilantro y Perejil hubo una escasez de películas, incluso comerciales, caso contrario al año en que estrenó El costo de la vida, pues en 1988 se estrenaron más de 100 películas “de todos colores, de todos sabores”.
Dialogando sobre el presente del cine mexicano y las plataformas de streaming Rafael Montero nos confiesa que él es un gran fan de éstas y que es también un seguidor de los directores mexicanos emergentes, especialmente en el campo del cine documental.
Rafael considera que estas plataformas han facilitado que el cine cumpla su objetivo de llegar a una audiencia, más en épocas de Covid donde ya no pueden existir estrenos grandes como los de la antigua normalidad.
Pese a darle mérito a las plataformas de streaming, Montero manifiesta que “el cine se ve en el cine” y que personalmente, piensa que no hay cosa más triste que ver un cine vacío.
No obstante, Montero piensa que el streaming no sustituirá a los cines, pues es sólo una adaptación de este, como lo fue en su tiempo la televisión y el dvd.
El director recalca que lo importante es que la película llegue a la audiencia, no importa si es en un estreno contenido por las medidas de sanidad, en streaming o en dvd, siempre y cuando se siga consumiendo cine.
Al preguntarle su opinión sobre los directores nacionales emergentes nos dijo: “Es una nueva generación que se está enfrentando a lo que nosotros ya nos enfrentamos” pero, por otro lado, reconoce que con sus películas han demostrado su calidad y reconoce que han abierto brecha en pantallas de México y el mundo.
Hace hincapié en el destacable trabajo de los directores documentalistas quienes en palabras del cineasta “están poniendo el dedo en la llaga” pues cuentan la realidad que vive nuestro país.
Finalmente, el director nos ha dicho que para empezar en el cine, el único camino es comenzar a grabar; “Te tienes que aventar a hacer tus trabajos, las opciones son infinitas”.
Montero considera que el cine no es una cuestión exclusiva de las personas que lo han estudiado teóricamente, sino más bien de quienes lo toman como oficio sin importar su carrera de origen, incluyendo también a los comunicólogos dentro de esta apertura a ser parte activa en la generación de narrativa cinematográfica.
“Tienes que ir poco a poco y demostrar que eres un buen contador de historias” lo cual en la opinión del cineasta es lo que te abrirá las puertas, pues el cine está en la espera de nuevas narrativas, pero hay que saber buscar las oportunidades y poner a trabajar las historias con los recursos que tengamos a nuestra disposición.
