Redacción por María Fernanda Cañizalez Betancourt
Fotografías por Edith Zamora
El horror monstruoso
El mundo del arte se nutre de los sentimientos que busca generar en el público y para ello puede encontrar apoyo en los diferentes géneros hechos para ello. Uno de estos géneros es el horror. El horror tiene como objetivo causar temor y miedo en el público: asustarlo.
Uno de los elementos principales del género son los monstruos, pero más allá de ello, los sentimientos que éstos provocan; seres anormales, perturbaciones del orden natural. Podemos pensar en la perturbadora imagen del body horror que juega con la deformación del propio cuerpo humano para volverlo desagradable y horrible. La sensación de peligro y del horror a lo ajeno continúa alimentando estos mismos, y el horror en su más puro estado está en las manifestaciones paranormales y monstruosas. El miedo a lo anormal y desconocido. El miedo al monstruo.
Stephen King, H.P Lovecraft, el conocido Frankenstein de la autora Mary Shelley, o la saga El Conjuro en la actualidad; fantasmas, vampiros, hombres lobo, asesinos; brujas, arpías, sirenas y demonios. Los monstruos son los inadaptados y marginados, aquellos desafían el orden y muestran lo que debería estar oculto.
Hay seres como Hulk y Mr.Hyde que son el otro yo reprimido del protagonista. También hay hombres que se alejan de su humanidad para convertirse en monstruos, como Seth Brundle en La Mosca (1986). Pero, más allá, tenemos al monstruo devora-hombres, como en Jennifer’s Body (2009), quien toma forma de mujer y, dotada de una gran belleza, se aprovecha de los hombres para alimentarse de ellos; seduciendolos para que caigan en su trampa.
En el horror, la sexualidad de la mujer es el monstruo.
Mujer sexual, mujer monstruosa: el arquetipo de la “vagina dentata”
El concepto de la vagina dentata, o vagina con dientes, nace en mitos y leyendas de diferentes culturas, desde América hasta Europa. La vagina con dientes es el mito que se cuenta para advertirles a los hombres de no acostarse con cualquier mujer, pues podrían tener una vagina con dientes que los castrará.
Freud ha hablado de ello, pero no se queda ahí. Escala más allá, en la cultura, entrando al arte en sus representaciones con escritores y pintores, como Stephen King, Salvador Dali, Edgar Allan Poe o Willem De Kooning, con sus cuadros de mujeres anónimas a las que él dice tenerles miedo. Expresan el miedo a esta vagina dentada. A verse indefensos en la intimidad con una mujer, donde sienten tener todas las de perder.
En el mundo del cine tenemos La mujer Pantera (1942). En ella, vemos a Irene transformarse en una mujer animal que sirve de su alter ego, misma que debe ser vencida al final de la película para representar lo que sucede cuando, como mujer, “muestras las garras”.
También, dentro de los videojuegos, tenemos productos como Silent Hill 2 (2001) que explora los miedos más profundos del protagonista en monstruos femeninos y sexualizados. James se enfrenta a la culpa y el miedo a su propio deseo sexual, mismo que se manifiesta en estos monstruos que no son mujeres, sino que simplemente parecen. No son mujeres, sino la forma de ellas, tomando apenas sus partes: piernas, ruidos y cuerpos femeninos sin rostro. No son más que una representación de lo que el protagonista teme en sí mismo y del sexo opuesto.
La actualidad y monstruas modernas, escribir desde otra perspectiva
Monstruos construidos en base a la maternidad, a la mujer construida desde la perspectiva masculina; parecen más una imagen fragmentada de la mujer que ella misma como individuo.
Aún podemos encontrar estas narrativas en mujeres monstruosas de la cultura pop actual; Hiedra Venenosa en DC Comics, Evelynn en el popular videojuego League of Legends o, más reciente, Capcom con Resident Evil Village (2021) y sus antagonistas mujeres, construidas bajo el concepto de los monstruos seductores pero peligrosos; la belleza como peligro para el protagonista masculino. El arquetipo del súcubo: demonios que toman la forma de mujeres para seducir y alimentarse de su presa. El monstruo mujer como una estrategia y un discurso construido para condenarle por su sexualidad y el habitar su cuerpo.
Habría que señalar la falta de una perspectiva femenina dentro del género del horror. Preguntarnos sobre las diferentes maneras en las que se pueden abordar las narrativas dentro del horror y sus significados. Si el monstruo solía ser el inmoral y el marginado por los prejuicios de la cultura dominante, habría que replantearse el lugar del monstruo en la sociedad actual.