Querer, o no, coger – ¿Esa es la cuestión?

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Conocer y comprender la diversidad sexual para acabar con los efectos que trae 

Redacción: Aldo Fernández Miranda
Fotografía: Kenia Hernández

Prejuicios, señalamientos, diagnósticos erróneos de traumas relacionados con el sexo, falta de comprensión y tergiversación de información en los medios de comunicación, así como un gran número de estereotipos y mitos, son los efectos a los que sumerge la nueva normalidad de la hipersexualización a la minoría de minorías: los asexuales.

A pesar de estar presentes en el noveno lugar de las siglas que representan a la comunidad de la diversidad sexual (LGBT+), no terminan de encajar como “orientación sexual” (concepto adjudicado a esta condición por una cantidad considerable de sitios web especializados). En realidad, la asexualidad es todo lo contrario. Se debe considerar como una no-orientación sexual, como argumenta el blog PsicoActiva.

Es importante conocer y comprender la diversidad sexual para acabar con los efectos que trae consigo la cultura de la hipersexualización, para ello se debe entender la diversidad sexual, en este caso el ser asexual. 

Los asexuales, que representan alrededor del uno por ciento de la población mundial según la Red de Visibilidad y Educación Asexual (AVEN por sus siglas en inglés), una de las comunidades asexuales más grandes en línea, son personas que carecen de orientación sexual. Esto se traduce en que no presentan libido, o atracción sexual, hacia ningún género. Ser asexual no significa ser celibato, no es una decisión, es un componente intrínseco del ser de una persona. 

Lo anterior puede hacer pensar que estas personas sean insensibles al sexo y ajenos a las relaciones románticas; ambas aseveraciones son incorrectas. 

Para encontrar resolución ante este falso juicio es preciso aclarar que existen tres conceptos que pueden ser confundidos por lo cercanos y relacionados que están uno con otro: el impulso sexual, vinculado al placer; la atracción romántica, apegada a los sentimientos e intelectualidad; y la atracción sexual, ligada a la apariencia y el deseo. 

Una persona asexual sí puede tener impulso sexual. Funciona, como alegoría, visualizar en este caso el coito como una actividad vital, tal como comer, dormir o respirar. Para estas personas significa satisfacer una necesidad sin importar la apariencia física con la que mantienen relaciones, lo que importa es el placer. Aunque también hay asexuales que pueden no presentar este apetito sexual. 

Asimismo, es común que las personas asexuales se vean interesadas por relacionarse con otras personas de manera romántica, es decir, entablar relaciones amorosas a través de sentimientos, emociones e intelecto. Puede haber amor sin mantener relaciones carnales de por medio. Sin embargo, esto puede llegar a ser difícil para la mitad alosexual (persona que sí cuenta con atracción sexual), pues puede significar, en caso de que su contraparte no posea apetito sexual, la renuncia a tener sexo con la persona que ama. Según estudios en psicología, se llegan a presentar afectaciones psicosexuales al saber que uno no es sexualmente atractivo para su pareja.

La atracción sexual es el deseo hacia el placer, el anhelo y gusto por el erotismo y la sensualidad de las personas, característica de la que carecen los asexuales, pero como ya se revisó anteriormente, no significa que no sientan, que no puedan mantener relaciones sexuales y/o que no gocen del placer. 

Así como las orientaciones sexuales, esta no-orientación no parece tener una razón de ser. No hay motivo que pueda explicar y asegurar el por qué una persona sea asexual. 

Como sociedad que se encuentra invadida por la cultura de la hipersexualidad, basta con unos cuantos scrolls en cualquier red social, abrir alguna revista de moda o darle un vistazo a alguna que otra película, o serie, que a falta de discurso y tema se ve obligada a sexualizar a sus personajes sin mayor sustento que el de generar ingresos, para darse cuenta de esta realidad. Es difícil comprender y entender lo que es la asexualidad, y por ello fácil señalar, criticar, dividir e intentar de tratar médicamente a las personas pertenecientes a esta no-orientación sexual.

¿Qué te importa la vida sexual de ella? ¿O de él? ¿A quién le importa tu vida sexual? ¿A tus padres? ¿Familiares? ¿Amigos? ¿Es anticonstitucional tener esta o aquella preferencia sexual? ¿Te van a despojar de tus pertenencias por no poseer atracción sexual? El mundo evoluciona, la sociedad lo hace, o eso se esperaría de nuestra especie. Quien no lo haga y se siga interesando por con quién las personas cogen, o no, que se ponga a pensar y hacer otra cosa, de preferencia leer sobre el tema.  

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