Por Paulina Palomino Alvarado
De acuerdo con Nielsen, una empresa dedicada a la investigación de mercados, a un 73% de la población mexicana le gusta el fútbol. A nivel mundial esta cifra nos coloca como el sexto país más aficionado del mundo, pero a nosotros los jóvenes, ¿por qué nos gusta el fútbol? ¿Tradición? ¿Herencia? ¿Costumbre? ¿Anhelo?
Para Israel Luna, jugador de la Sub-20 del Club Pachuca, el amor al fútbol nació en su escuela; él, a los 6 años, durante la clase de deportes, aprendió a disfrutar de jugar los partidos y poco a poco su esfuerzo y cariño por el deporte le abrieron las puertas a increíbles oportunidades, como representar a la selección mexicana en Sub-20. “Le agradezco mucho a mi familia, ya que pudieron comprender mi cariño al fútbol, su apoyo incondicional fue lo que me ha traído tan lejos. A pesar de que ser aceptado en Pachuca fue una oportunidad increíble, también significaba separarnos y para mi yo de 14 años fue difícil, pero con el apoyo de mi familia nada es imposible. ” afirma.
“Trabajo y disciplina son las palabras que me definen” dice Luna, pero las palabras no son suficientes hasta que se hacen notar en la cancha, tirando dobletes o incluso tripletes, enorgulleciendo al equipo y la afición, por eso, nos cuenta también que nada lo haría más feliz que debutar para la primera división, anotando un par de goles en su tierra natal San Luis Potosí, demostrando que el trabajo y la disciplina son parte de él, frente a los aficionados, a los que espera darles el placer de experimentar un buen partido de fútbol.
Nadia Navarro, entusiasta fanática del equipo Chivas, nos cuenta que, para ella irle a un equipo u otro representa tradición familiar, “yo no entendía lo que sucedía, pero veía que los días de partido representaban días de convivencia familiar, todos con la playera, listos para disfrutar y eso me encantaba; soy aficionada por mi familia desde muy niña, pero cuando comprendí por qué le iba a las Chivas, procuré siempre poder apoyar a todos los equipos: el femenil, la Sub-20, la 19, la 17 y por supuesto a la primera división, porque sé que irle a las Chivas es apoyar a todos los equipos como una familia también”.
“Recuerdo a mi tío poniéndose la playera cada que había partido, animándose mucho cuando ganaban y no quitársela aun cuando perdían.” Comenta Cristian Pegueros Tejeada, fiel aficionado del Veracruz “Los tiburones de Veracruz no son el mejor equipo, pero la afición entiende que siempre hacían su mejor esfuerzo y que además son personas como uno, y eso daba esperanza, generaba empatía entre los aficionados veracruzanos; ahora tanto yo como mi tío llevamos en el corazón la esperanza de verlos jugar de nuevo y volver a ganar, como en aquellas épocas de cuando era niño”.
Para Juan Eduardo Gómez Loredo, aficionado del Pumas, el amor al fútbol surge de la familia de su padre, que a muy temprana edad le dio su playera diciéndole “Si te preguntan a qué equipo le vas, vas a decir que tú le vas al Pumas”; Gómez Loredo comenta “Más tarde yo aprendí a valorar el nombre y la playera, pero, sobre todo, a los jugadores; al ser equipo de la universidad me inspiraban mucho más a seguirlos y ahí me volví un fanático capaz de apostar la cabellera en un partido por ellos”.
Para unos el deporte, para otros la familia, pero siempre dejando claro que la unión que nace a raíz del fútbol se fortalece con los años, conociendo mejor al equipo y sus jugadores, portando orgullosamente la camiseta. Para los aficionados es muy importante saber quiénes son los jugadores, ponerle cara a las figuras en el campo y saber cuáles son sus motivaciones, para así poder depositar su confianza e incluso apostar por ellos en los partidos que juegan.
Y tú, lector ¿A quién le vas cuando ves un partido?