Por: Santiago Giraldo Heredia
Maestro en Comunicación por la Universidad de Montpellier III, Francia
Jefe de Prensa de la Embajada de Francia en Colombia
Gerente de Comunicación para la Región Andina en la Agencia Francesa de Desarrollo
Casi 6 años después de que fuera adoptada la Agenda 2030 por los líderes mundiales, a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la implementación de acciones en pro del cumplimiento de estos objetivos exige un cambio de mentalidad en general y aún falta mucho camino por recorrer en la mayoría de sus planteamientos.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fue adoptada por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015. Se basa explícitamente en los derechos humanos y en los 17 (ODS) que pretenden “hacer realidad los derechos humanos de todas las personas” (ONU, 2015, p.1) y se compromete a que “nadie se quedará atrás” (ONU, 2015, p.3), lo que refleja los principios fundamentales de derechos humanos de no discriminación e igualdad.
A pesar de que la Agenda 2030 no menciona explícitamente a las personas LGBTIQ+, el principio fundamental de que “nadie se quedará atrás” (ONU, 2015, p.3) significa que los objetivos deben alcanzarse para todas las naciones y para todas las personas. Asimismo, la Agenda 2030 también prevé “un mundo justo, equitativo, tolerante, abierto y socialmente inclusivo en el que se atiendan las necesidades de los más vulnerables” (ONU, 2015, p.4), así pues, la Agenda 2030 se basa en un compromiso con la inclusión, la no discriminación y la creación de un mundo mejor para todos que incluya a las personas LGBTIQ+.
Trabajar por alcanzar los ODS, lleva a que los Estados cumplan varias de sus obligaciones y temas pendientes con los derechos humanos, incluido el cumplimiento y protección de los derechos de las personas LGBTIQ+ y la aplicación de estos derechos humanos en pro del desarrollo. Los estrechos vínculos entre los derechos humanos y el desarrollo sostenible ofrecen la posibilidad de alinear mejor los procesos de seguimiento y revisión de los ODS y de esta manera hacerlos más eficientes y responsables.
Para que la implementación de la Agenda 2030 responda verdaderamente al principio de no dejar a nadie atrás, se deben reconocer y abordar los desafíos que enfrentan las personas LGBTIQ+ en toda su diversidad. Es necesario aplicar respuestas específicas, focalizadas y basadas en los derechos humanos a nivel de cada uno de los Estados y que respondan a las diferentes necesidades de las personas LGBTIQ+, ya que la violación de los derechos humanos no se representa en una sola forma y se hace necesario un cambio de mentalidad que permita abrir la mente para por un lado, aceptar a este grupo de la sociedad y por el otro, entender que la vulneración de estos derechos no solamente va en contra del objetivo 10 (Reducción de las desigualdades), sino con casi todos los demás objetivos, pues la comunidad LGBTIQ+ se enfrenta a problemas como: la violencia por orientación sexual, identidad de género y expresión de género, la obstaculización al acceso a la atención médica por causa del estigma y los prejuicios, la discriminación en la educación, en el trabajo, en el acceso a la alimentación y a la vivienda, entre muchos otros elementos que van en contra de los ODS y por ende, de los derechos humanos.
A pesar de los avances positivos logrados en la implementación de los ODS, persisten varios obstáculos para la inclusión de las personas LGBTIQ+ en todo el mundo. Mientras que en algunos Estados se han incluido a las personas LGBTIQ+ en sus cambios de paradigmas y de políticas, como es el caso de Europa en donde el Consejo de Europa adoptó las resoluciones REC370 y RES380 del 2015, para garantizar los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénico LGBTIQ+ en las ciudades y regiones de este continente (Consejo de Europa, 2015), existen otras naciones que, por ejemplo, continúan criminalizando la actividad sexual entre personas del mismo sexo (González, D. 2020).
El logro de la Agenda 2030 está íntimamente ligado al reconocimiento de los derechos humanos y la garantía de la aplicación universal del principio de igualdad y no discriminación, poniendo fin a las múltiples formas de violencia, discriminación, estigma que enfrentan las personas y grupos marginalizados como las comunidades indígenas, las personas en situación de discapacidad, los refugiados, las personas desplazadas, los migrantes y la comunidad LGBTIQ+. Asimismo, la falta de participación significativa de las personas LGBTIQ+, y en muchos casos incluso su exclusión en las estructuras de gobernanza, los órganos de toma de decisiones y otros procesos políticos que les afectan, bloquea su capacidad para brindar liderazgo.
Aún quedan 9 años para trabajar por alcanzar los ODS y por eso debe haber un cambio de mentalidad, debe generase el mecanismo adecuado para que los Estados se den cuenta de la importancia de implementar políticas nacionales que integren, protejan y promuevan diligentemente los derechos de las personas LGBTIQ+, con el fin de fomentar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin olvidar a nadie.
La Agenda 2030 es una oportunidad para convertir a las personas LGBTQ+ en nuevos socios para promover el desarrollo, la inclusión, establecer la cooperación y lanzar nuevas formas de intercambio de conocimientos entre académicos, profesionales y políticos.
REFERENCIAS
- ONU. (2015). Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible Resolución aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015. https://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/70/1&Lang=S
- Conseil de l’Europe. (2015). ODD 5 : Parvenir à l’égalité des sexes et autonomiser toutes les femmes et les filles. https://www.coe.int/fr/web/congress/goal-5
Gónzales, D. (2020). Las alertas de la ONU en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. https://www.france24.com/es/20200517-dia-internacional-transfobia-homofobia