Por Sergio Carrión
“La animación no es un género, es un medio”. Estas fueron las palabras que el director mexicano Guillermo del Toro expresó durante la promoción de su versión de Pinocho; y vaya la razón que tenía.
La animación ha sido el medio artístico cinematográfico por excelencia con el que varios artistas y creadores pueden plasmar ideas y conceptos que serían muy complicados de traer en la realidad, o también, para darle un valor más creativo y sobre todo artísticamente bello, que pueda catapultar la magia y emoción imaginativa que solo los dibujos pueden ofrecer.
Studio Ghibli, es el estudio de animación japonés que mejor ha sabido entender este medio. Sus películas han logrado traspasar las fronteras internacionales, y han logrado entrar en la vida de tanto chicos como grandes. Su reconocimiento por la crítica especializada y el público los ha colocado como parte de los grandes estudios de animación, y también ha servido de inspiración para diversos creadores y pequeños estudios que también planean dejar huella.
Con su reciente estreno en la Cineteca Alameda, el último trabajo del Studio Ghibli: El niño y la garza dirigida por el grandioso Hayao Miyazaki, fundador del estudio y director de la gran mayoría de las películas del estudio japonés.
Considerada como “la última película de Miyazaki”, El niño y la garza nos trae de regreso al variopinto e inusual estilo anime que ha maravillado a las audiencias, junto una historia madura y reflexiva que nos sumergirá en lo que probablemente sea, la película más ambiciosa que el Studio Ghibli y Hayao Miyazaki hayan podido crear.
Así que, sin más por añadir, vamos a revisar lo que ofrece esta película animada y si vale la pena darle una oportunidad.
LA VIDA DESPUÉS DE UNA PÉRDIDA
El niño y la garza nos narra la historia de Mahito Maki, un niño que, tras presenciar la muerte de su madre en un incendio, se muda junto con su padre a la casa de su tía Natsuko; mujer con la que su padre contrajo matrimonio y está a la espera de un hijo. Una vez llegada a la propiedad, Mahito empieza a sentirse incómodo dentro de su nueva vida, debido al sentimiento de culpa de no haber podido hacer algo al respecto cuando su madre falleció ante las llamas. Pronto, las cosas se pondrán extrañas con el encuentro de una garza gris parlante y una torre abandonada en el bosque. Así es como Mahito se embarcará una aventura dentro de un mundo mágico, que pondrá a prueba los valores de la mortalidad, el tiempo y el sentido de la vida.
Esta película tiene lo que uno puede esperarse de una película del Studio Ghibli. La animación es bellísima y de calidad, con escenarios perfectamente dibujados a mano y secuencias que te dejan atónito y sin parpadear. Los personajes están bien diseñados, ya que tienen características que los diferencian unos de otros; que van desde sus apariencias, vestimentas y su distintiva forma de caminar.
El aspecto sonoro tampoco se queda atrás, la banda sonora compuesta por Joe Hisashi es fenomenal, podría decir que es la mejor que se puede escuchar en una película de Ghibli. Tiene piezas musicales compuestas de instrumentos de viento que te envuelven en la inmensidad de un mundo desconocido y otras a base trompetas que hacen efecto y te envuelven en las situaciones presentadas.
Una vez comentado todo esto, pasemos a revisar uno de los aspectos más importantes dentro de esta producción, la cual es su historia.
UNA HISTORIA CON CAPAS
La narrativa dentro de El niño y la garza es lo que vuelve a esta producción como una de las ambiciosas que se hayan creado. No voy a profundizar demasiado en este apartado para así evitar mencionar spoilers.
La filmografía de Hayao Miyazaki, se ha caracterizado principalmente por películas con un mensaje o una moraleja. Películas que nos invitan a reflexionar sobre una problemática social o los principios del ser humano. Por mencionar algunos ejemplos, tenemos a “La princesa Mononoke” y su gráfica crítica ecologista, o incluso, “Se levanta el viento” y su visión melancólica sobre la delgada línea entre los sueños y el mundo real. El mensaje dentro de El niño y la garza es difícil de explicar; no porque no se entienda, sino porque está cubierta por varios simbolismos y mensajes ocultos que el espectador tiene que interpretar.
Esta es una película que le exige demasiado al espectador, observar detenidamente cada personaje, cada acción y cada suceso para irlo conectando de cierta forma. Por lo que si piensas ir a ver una película solo para apagar el cerebro, pues esta no es la película para ti.
Un gran punto a favor dentro de esto es que esta es una historia en la que el espectador es libre de interpretar esta película como se le dé la gana. Estuve investigando en internet y charlando con amigos y familiares sobre su interpretación de la película fue muy variada. Algunos lo interpretaron como una historia sobre el abandono de la niñez, otros como una aventura que representaba aspectos de la religión, e incluso como una historia que hablaba sobre el mismo Miyazaki y su relación con su hijo, Goro Miyazaki.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, ya que este aspecto de la película también es su principal maldición. La película constantemente esta soltando mucha información en cada momento, datos que el espectador necesita ver para entender lo que pasa en pantalla. Es literalmente un bombardeo constante de información que puede hacer de la película una experiencia pesada para algunas personas.
Es por esta razón que, si tienen la oportunidad de verla un par de veces, recomiendo que lo hagan. La película es más disfrutable en su segunda visita.
Antes de pasar a las conclusiones y como dato extra, la película también está repleta de referencias a las otras cintas del Studio Ghibli, como las ya mencionadas, “La princesa Mononoke” y “Se levanta el viento”; así como a “Ponyo”, e incluso la galardonada “El viaje de Chihiro”.
Ahora sí, pasemos al veredicto.
UNA PELÍCULA DIVISORA
Después de analizar los distintos aspectos de la película, puedo decir que, El niño y la garza es una película que puedes amar u odiar.
Hayao Miyazaki, nos entrega uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, con una hermosa animación y una historia que la vuelven uno de los proyectos más arriesgados del estudio. Sin embargo, su complejidad es también un arma de doble filo, ya que puede sentirse abrumadora y pesado para el espectador el hecho de observar tanto en tan poco tiempo.
Puedes darle una oportunidad o abandonarla en el proceso, esta es una película que no va a ser para todos y que será recordada como una película bastante divisora en opiniones. Pero que al final de día, estamos ante una de las mejores producciones animadas que nos brindó el 2023 y que, para la fecha de estar escribiendo esta reseña, ha sido nominada a los Oscar 2024 en la categoría “Mejor película animada”.
Studio Ghibli lo ha vuelto a hacer y esperemos que siga brindándonos más proyectos de una calidad impecable y que pueda seguir haciéndole competencias a las grandes empresas de animación.