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Por Rolando Morales Flores

La ficción siempre toma elementos de la realidad para generar creativas analogías con diversos propósitos, inclusive críticas sociales que reflejan un contexto en específico, los cómics no son la excepción. Dentro de las viñetas de Marvel, los X-Men o mutantes son seres humanos que nacieron con habilidades que los distinguen del resto, y que a su vez provocan el odio y temor colectivo, una senda que provocaría una profunda metáfora social sobre la discriminación.

Las historias de los X-Men tuvieron su génesis en 1963 durante contundentes cambios sociales en Estados Unidos. Era un contexto en el que diversas minorías a través de numerosas protestas buscaban la igualdad y reconocimiento de sus derechos. Es bajo este panorama que la casa de las ideas, de la mano de Stan Lee y Jack Kirby, comenzaron a desarrollar una nueva línea editorial que generaría una fuerte respuesta social.

¿Don o maldición?

Este grupo de héroes comenzó como un grupo de adolescentes poseedores de un gen mutante que les permitía tener diversas habilidades o “superpoderes”, pero a diferencia del arquetipo tradicional tan de moda en la época y expuesto por el propio Marvel, los mutantes no adquirían sus dones a través de accidentes o experimentos, sino que nacían con ellos, obligados a aprender a vivir con su “particularidad” en una sociedad que los teme y odia por el mero hecho de ser diferentes.

El equipo original se conformó por cinco jóvenes dotados, cuyos orígenes estaban fundamentados en el odio, el rechazo y el temor colectivo. Cíclope (Scott Summers) fue atacado por una multitud cuando destruyó una grúa que amenazaba con aplastar a un grupo de personas, Jean Grey casi muere al vincular su mente con la de una amiga agonizante, Beast (Hank McCoy) fue objeto de burla por sus compañeros de su colegio a pesar de su potencial atlético y académico, Angel (Warren Worthington) debía ocultar sus alas para no ser señalado y Iceman (Bobby Drake) congeló a un asaltante que atacaba a su novia, lo que le valió el repudio de su pueblo. 

Si bien tras su lanzamiento la historieta no tuvo el mejor recibimiento, las semillas de la metáfora estaban plantadas.

Dos ideologías divergentes.

El Profesor Charles Xavier, es el líder y mentor de los X-Men, un hombre en silla de ruedas con poderes de telepatía cuyo principal sueño y objetivo es la unión de los mutantes con los humanos en un mundo de armonía con plenos derechos e igualdad para los suyos. En contraposición se encuentra Erik Lehnsherr, también conocido como Magneto, es amigo y rival de Charles Xavier y  un sobreviviente del holocausto nazi con la capacidad de controlar el metal. Busca el reconocimiento de la raza mutante a través de métodos radicales y extremistas, ya que se los considera superiores. En las historias se ha manejado como el supuesto “villano”, aunque muchas veces se maneja un debate ideológico entre Xavier y Magneto.

Como muchos elementos en las historias de los X-Men, era de esperarse que estas dos figuras fundamentales tomaran inspiración de un elemento de la realidad. Se ha esparcido la idea de que tanto Xavier como Magneto están basados en Martin Luther King y Malcom X respectivamente. 

Martin Luther King Jr fue un pastor y activista en favor de los derechos de las personas afroamericanas a partir de movimientos pacifistas y buscando la igualdad. Gracias a sus esfuerzos, ganó un gran reconocimiento en el colectivo social estadounidense. El 28 de agosto de 1963 encabezó la “Marcha de Washington” donde pronunció su famoso discurso “I Have a Dream”, una llamada a la unión con profundas bases esperanzadoras, en el que proponía la unión de la sociedad a partir de la igualdad y la fraternidad al reconocer los derechos civiles y libertades individuales de los afroamericanos. Tras esto, un año después, en 1964 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.

“Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama las niñas y los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos…”

Martin Luther King.

Por otra parte, Malcom Little, también conocido como Malcom X, fue un ministro religioso y activista en favor de los derechos afroamericanos. Desde su infancia lidió con situaciones que lo obligaban a experimentar de primera mano el racismo de una sociedad agresora, lo que culminó con el asesinato de su padre en 1931. A la edad de 20 años fue encarcelado por varios cargos de robo, fue durante su tiempo en prisión donde contactó con la Nación Islam, un grupo religioso de radicales que defendían a los afroamericanos desde la perspectiva de superación racial hacia los blancos. 

“Al principio de la vida, aprendí que si quieres algo, es mejor que hagas un poco de ruido”.

Malcom X.

Su rápido crecimiento en popularidad le ganó el repudio de muchas personalidades, incluyendo de los líderes de la Nación Islam, lo que lo llevó a fundar su propio movimiento, la Mezquita Musulmana, con el fin de buscar resultados contundentes a través de la lucha política activa. Sin embargo, tras un viaje a La Meca, dejó de lado sus ideales de separatismo y la Nación Islam  al adoptar una perspectiva más cercana a la hermandad de todas las razas. 

Tanto Malcom X como Martin Luther King coincidieron el 26 de marzo de 1964 en el Senado de los Estados Unidos, en el marco de la Ley de los Derechos Civiles. Lamentablemente, el 21 de febrero de 1965, Malcom X fue asesinado por miembros de la Nación Islam, tres años después, el 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado por un grupo de racistas. Ambos murieron con 39 años de edad, en plena lucha de sus derechos desde diferente trinchera.

La analogía puede parecer lógica y hasta cierto punto evidente, siendo el Profesor Charles Xavier una analogía de Martin Luther King y Magneto de Malcom X. Dos formas de como enfrentarse a una lucha social, Xavier desde el punto de vista integrador y Magneto representa el enfrentamiento directo hacia el sistema casi llegando a la violencia. 

“Ellos (los mutantes), al igual que en todos los movimientos de derechos civiles, tienen que decidir: van a tomar la línea de Xavier, que es asimilar de alguna manera, levantarse por sí mismos y estar orgullosos, o si es necesario tomar el punto de vista alternativo que, en algunos momentos, utiliza la violencia para defender sus propios derechos”.

Ian McKellen

Aunque tal vez esta analogía sólo responda a una casual coincidencia. De acuerdo con Phenderson Djéli Klark en su artículo titulado “On Malcom, Martin and that X-Men analogy thing”, declaró que la supuesta analogía tal vez no está tan fundamentada: “El Profesor Xavier y Magneto son, de hecho versiones defectuosas e inexactas de Malcom X y Martin Luther King, pero al mismo tiempo son retratos verdaderos de cómo la sociedad americana veía a esas dos grandes leyendas”.

Bobby… Eres Gay

En 2015, en el título All New X-Men #40, Jean Grey lee la mente de Bobby Drake, uno de los X-Men originales, únicamente para darse cuenta de que es homosexual. El escritor de la historia Brian Michael Bendis sé expresó al respecto y explicó la situación que quiso representar: “Hay miles, si no es que millones de historias de personas que por muchas razones diferentes sienten que necesitan esconder su sexualidad”.

No solo el racismo ha sido una de las temáticas abordadas en las historias de los X-Men, a diferencia que otros cómics más convencionales, los hijos del átomo siempre han buscado visibilizar la problemática de la intolerancia en todas sus aristas, por supuesto la homofobia ha sido una de ellas. 

En 1983, se publicó la historia X-Men, God Loves Man Kills, escrita por Chris Claremont, fue un cómic en el que se presentó al predicador Stryker que considera a los mutantes una amenaza que se encuentra escondida entre la gente “normal y decente”. De hecho, fueron las historias escritas por Claremont las que mayor subtexto contenían, con duplas de personajes como Illyana Rasputin y Kitty Pryde, Storm y Yukio, Mystique y Destiny. Posteriormente, en los años 90, apareció en las viñetas el concepto del Legacy Virus en analogía al VIH. 

Durante Astonishing X Men 50, publicado en 2012, se llevó a cabo la boda del personaje Northstar con su novio Kyle, momento que fue retratado en una icónica portada que ha marcado historia. 

Desde entonces, la cantidad de personajes pertenecientes a la comunidad LGBT ha crecido. El beso de Rictor y Shatterstar, Illyana se mostró besando a Leah de Hel, Psylocke se declaró como bisexual en una serie reciente de Uncanny X-Force, además de Deadpool y Gambit siendo insinuados como pansexuales.

Elementos vistos en las adaptaciones cinematográficas de la franquicia refuerzan la idea. En X-Men (2000), el Gobierno de Estados Unidos se encuentra debatiendo una ley de registro de mutantes. Con esta medida, los personajes estarían obligados a revelar su identidad y a regirse bajo un control. Durante la secuela, X-Men 2 (2003), se presenta el dilema de Iceman y los retos que tiene que enfrentar al no ser aceptado por su familia como mutante.

El personaje de Angel, en X-Men 3 The Last Stand (2006), es rechazado por su padre debido a su condición de mutante y este termina creando una supuesta cura para regresar a su hijo a un estado “normal”, una analogía a las llamadas “terapias de conversión”. 

En X-Men First Class (2011), el personaje de Mystique, quien es interpretada por Jennifer Lawrence, se encuentra en el dilema de la aceptación. Sus habilidades incluyen el cambiar de forma a voluntad; sin embargo, oculta su verdadera forma de piel azul y protuberancias. Finalmente, Magneto la hace entender y ver que su belleza se encuentra en su mutación única: “quieres que la sociedad te acepte, pero no te aceptas a ti misma”.

La sociedad avanza con pasos acelerados, y las historias tienen que representar el mundo y sus problemáticas para ir acordes a los contextos actuales. El cómic puede servir como una ventana para observar los atisbos de un mejor mañana, del sueño de Xavier, solo hace falta recordar las palabras de Stan Lee: “Este mundo podrá cambiar y evolucionar, pero si hay una cosa que jamás cambiará, es el modo en que contamos nuestras historias de heroísmo; esas historias tienen lugar para todos, sin importar la raza, género, religión o color de piel. Solo no tenemos lugar para cosas como el odio, la intolerancia y el fanatismo. Ese hombre junto a ti es tu hermano; esa mujer parada ahí es tu hermana”.

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