El activismo digital: donde las voces siguen alzándose

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Por Michelle Zapata

Ilustración de Jaime G. Rueda

Para el individuo actual, cuya vida transcurre paralela a la globalización, su realidad no se conforma únicamente en un “plano físico”; ahora el individuo evidencia su particularidad y forja relaciones en el plano de la virtualidad, donde las interacciones de socialización se concentran en la inmediatez de la información,  mensajes instantáneos y dinámicas  en las redes sociales.

Para algunas personas, las redes sociales como Facebook, Instagram, X, TikTok y plataformas digitales de streaming son percibidas como espacios de ocio, para otras son una oportunidad de transmitir información y desarrollar mensajes con un propósito, el de generar conciencia y cambios políticos.

Alzar la voz, manifestarse, exigir justicia, romper paradigmas y estereotipos, no son sólo actos que se llevan a cabo fuera de la virtualidad. Miembros de grupos vulnerables o invisibilizados han evidenciado, gracias a estas herramientas digitales, su descontento por la violencia sistémica y la desigualdad a las que se enfrentan en su día a día. Esta manera de manifestarse, este llamado a la acción ha recibido el nombre de Activismo digital.

Un nuevo camino para la participación y organización colectiva

Para Manuel Castells, sociólogo español, la sociedad red es aquella que se ha ido forjando con los avances tecnológicos y digitales. Esto, a su vez, estableció nuevas maneras de expresión cultural, de participación y organización ciudadana ya sea para realizar una actividad dentro de ese mismo plano virtual o para establecer pautas para el denominado “plano físico”.

Las tecnologías de información y de la comunicación (TICs) como las redes sociales se caracterizan por ser espacios donde, además de mantener el contacto con personas, fluye la información de sucesos y opiniones sobre los mismos, permitiendo generar comunidades que comparten los mismos ideales.

El activismo en sí, sin importar el espacio o realidad en el que se lleve a cabo, es un compromiso con el constante actuar para lograr cambios sociales. Las manifestaciones civiles como marchas o protestas frente a instituciones son una manera de ejercerlo, pero lo que caracteriza a todas estas actividades es, sin duda alguna, la comunicación, la transmisión de información a través de un mensaje planteado para captar la atención no sólo hacia a quienes se reclama, sino también para todo individuo con el fin de generar conciencia.

El activismo digital neurodivergente: el protagonismo de las voces autistas

Durante la pandemia por COVID-19 las redes sociales digitales se fortalecieron como un espacio de socialización primordial debido al confinamiento. Dentro de los temas sobre los cuales se compartía contenido en ese periodo resaltó la constante mención sobre la importancia de la salud mental (esto como consecuencia del aumento de casos de depresión y ansiedad).

Posterior a la pandemia, abarcar el tema de la salud mental en varios aspectos se normalizó. Por ejemplo, en el año 2022 empezó a circular contenido, principalmente en TikTok , sobre personas dentro del Trastorno del Espectro Autista hablando acerca del masking, el proceso de enmascarar o esconder ante la sociedad características y necesidades propias de las personas autistas como una manera de protegerse, esto debido a la marginación, exclusión y acoso que viven cuando se visibilizan como personas dentro del espectro.

Todo esto desembocó en la formación de una comunidad que continúa creando contenido para explicar el descontento hacia la inconsciencia sobre el trastorno, la violencia psicológica, la marginación y escasas oportunidades laborales por el simple hecho de ser autistas. Hoy en día la comunidad autista se ha fortalecido pues incluso han ido desarrollando elementos simbólicos para identificarse y para protestar contra los estereotipos, tal es el caso del infinito con los colores del arcoíris.

El activismo digital indígena: un reflejo de autonomía desde la experiencia de Palmyra Flores

Discriminación, racismo, marginación, despojo de territorios y limitación al acceso de servicios básicos son problemáticas a las cuales se enfrentan constantemente las comunidades y pueblos indígenas en México. Si bien se han establecido avances legales, las barreras estructurales contra estas colectividades que mantienen las raíces e identidades de nuestro origen cultural siguen haciéndose evidentes ahora a través de plataformas digitales que personas indígenas utilizan para la concientización. 

Para Palmyra Flores, representante de la comunidad Triqui y directora de la Unidad de Atención de los Pueblos Originarios en el Ayuntamiento de San Luis Potosí, los medios digitales y la digitalización de la información es un aspecto positivo de esta era pues, desde su experiencia, le han permitido potenciar sus mensajes como, por ejemplo, desde la rama del discurso audiovisual al mostrar las realidades de su contexto.

El manejo de las herramientas digitales además de la facilidad para acceder a información, de la reducción de costos y de tiempo, también permite la conectividad para forjar relaciones entre miembros de otros pueblos originarios para así ampliar las perspectivas a través de la variación de contenido, es decir, del cómo se puede llevar a cabo las intenciones de este activismo.

“Tengo compañeras y compañeros de otros pueblos originarios que se han apropiado de otros espacios como la música, la poesía para poder enviar estos mensajes y que a final de cuentas se comparte a través de redes”.

El activismo digital para Palmyra refleja la autonomía de los pueblos originarios, pues si bien responde a la colectividad, es la decisión propia de los pueblos la manera en que buscan materializar los derechos colectivos. “Hacer activismo digital te permite seguir manteniendo esa independencia sobre cómo y qué quieres mostrar al mundo”.

El activismo digital feminista: la mirada de Bruja Eolo

El feminismo es uno de los ejemplos más destacados de cómo, con las actuales herramientas digitales y los espacios desarrollados en la sociedad red, se ha logrado un cambio potencial en mujeres de todas las edades debido a la visibilización y concientización sobre las problemáticas que envuelven a su realidad.  

Para Erika, también conocida como Bruja Eolo, activista feminista, ambiental y de lucha contra el maltrato animal, los medios digitales son una herramienta de gran impacto por la manera en la cual la información se puede difundir para cuestionarnos y entender que la violencia de género hacia la mujer existe y es algo que se debe trabajar política y socialmente, pero también, y como primer objetivo, para asegurar la vida de las mujeres en un contexto desfavorable.

La concientización que promueve el activismo digital feminista, al igual que cualquier otro, no sólo se puede marcar como favorable; en ocasiones la reflexión que incentiva o el reconocimiento de las situaciones pueden generar un golpe de realidad que interfiere en el ánimo: “En ocasiones entramos a las redes sociales para entretenimiento, porque también para eso son, pero es demasiado el impacto (de las problemáticas) para nuestras mentes y realidades que a veces nos llegamos a enfermar. Antes solamente te informabas sobre lo que pasaba en tu cuadra, en tu colonia, en tu ciudad, si es que los medios lo planteaban porque sólo se permitían tales informaciones, cegándonos. Ahorita, no digo que ya no sea así, pero la información es mucho más amplia porque es fácil acceder.

A su vez, el feminismo en el espacio digital también se enfrenta a contraposiciones, dificultades entre las cuales Erika destacó dos: la primera de ellas es la manera en la que el receptor reacciona a la información y evidencia todos esos aspectos políticos, culturales y sociales que le hacen percibir esta lucha como una exageración desde los ojos del patriarcado o del desinterés hacia una realidad que afecta la vida de las mujeres.

La segunda dificultad es la más relevante y necesaria de plantear debido al riesgo que representa: la violencia cibernética hacia las activistas, pues ha llegado a enterarse cómo algunas de sus compañeras de lucha son ofendidas y acechadas en diferentes redes sociales digitales hasta llegar a la realidad física.

El activismo digital nos ayuda a reflexionar y recordar que las diferentes luchas para lograr justicia, derechos y un trato digno encontrarán siempre su camino para visibilizarse; en esta era digital aprovechando todas las herramientas que brinda, convirtiendo los espacios de socialización o aquellos considerados de ocio en puntos estratégicos para lograr el cambio. 

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