
Por Daniela Leos
“Ser periodista es una aventura, es una cosa extraordinaria que quienes lo ejercemos, lo podemos entender dentro de la piel, más allá de lo que escribimos, o de los productos que entregamos.”, fue con estas palabras que José Manuel Jiménez “Pepe Jiménez”, dio inauguración a su exposición periodística “Transgresiones” en la Sala Germán Gedovius ubicada en el Teatro de la Paz.
Sin lugar a duda, la pasión que emitía en su discurso se ve plasmada en las 46 fotografías que componen la muestra, cada una, con un valor significativo enorme, y es que, al observar las obras, nos es imposible olvidar que cada imagen retrata entre sus texturas y colores, una historia que merece ser contada.

Una vez cortado el listón que marcaría la apertura, Pepe ingresó junto a los acompañantes y comenzó a describir las primeras obras, haciéndonos saber que a él le gustaba hablar en plural de su deber, pues sabe que es así como se trabaja, no solo es un espacio individual e íntimo, siempre habrá un equipo detrás, ya sea editorial, emocional, o familiar, y es gracias a ellos que termina de dar sentido a lo que ve, es lo que convierte al periodismo en un trabajo humano. Como ejemplo, mencionó el caso de Francisco Mata, ya que, en su juventud, se acercó a él diciéndole “yo quiero hacer lo que tú haces”, y con el paso del tiempo entablaron amistad, en esta ocasión, fue esta célebre figura quien redactó los textos de la sala.

Un niño que deseaba vagar…
Pepe me comentó que, en su niñez deseaba ser un vago, no obstante, los años cobran factura, y en busca de una profesión, parecía olvidar aquel deseo. Pero es un hombre suertudo, e inevitablemente el latente impulso en su corazón triunfó, ya que el camino le ofreció un empleo afín a su anhelo, tuvo el privilegio de complacer las ambiciones del niño que fue, ¡vive vagando!, ahora, más sensible, más prudente, pues la vida lo hizo susceptible, y es consciente de que los ojos con los que ve el mundo son muy distintos.
Gracias a esta travesía, y al desarrollo de su olfato noticioso, fue que logró captar obras tan representativas en su carrera, como en el 2015, con una serie de imágenes del pueblo fantasma San Fernando, en Tamaulipas, conocido por las negativas que involucra la delincuencia, o al dar cobertura al caso de los 43 de Ayotzinapa en Guerrero, donde ilustra cómo se cubrió la representación del General Zapata para que no lo ensuciaran, y no olvidemos la fotografía de la tormenta de la ciudad de Leogane en el año 2010.

La cosecha de años de trabajo
Es bien sabido que en el ejercicio del periodismo se corren riesgos, sin embargo, Pepe ha dedicado sus días a la difusión de información por el bien del ciudadano, inclusive en tiempos de adversidad, convirtiéndose en una pieza clave en el desarrollo de la conciencia social, es una fortuna que se dediquen espacios que permiten la reflexión de estos tópicos.
Se extiende la invitación al público a que visiten esta simbólica exposición, que estará disponible hasta el día 28 de febrero, es un regalo a nosotros mismos el permitirnos redescubrir el pasado a través del lente de un fotógrafo tan talentoso.
