Por Daniela Leos
Ilustración Jaime G. Rueda
El 2025 no comienza de la misma forma para todos, algunos arrancan con viejos tropiezos, otros perdonando y agradeciendo, y también están los que deciden esperar hasta el 29 de enero para dar inicio. Así es, hoy hablaremos sobre el año nuevo chino, una tradición que no se calendariza como convencionalmente le conocemos.
En esta ocasión, la celebración se centra en la serpiente de madera, dicha costumbre, se rige por el calendario lunar, asociándose con los doce animales del zodiaco, y los cinco elementos de la filosofía china, que son: madera, fuego, tierra, metal y agua, creando un ciclo de sesenta años.
El símbolo de la serpiente, un concepto cultural.
La serpiente de madera tiene una gran carga de significado, no únicamente en Asia, ni este año en específico, este animal posee un propósito para la mayor parte de culturas alrededor del mundo, quizás haya muchas historias que vengan a tu mente cuando piensas en estas cazadoras silenciosas.
Como ejemplos, podríamos mencionar la biblia, cuando el réptil tienta a Eva a probar el fruto del árbol del conocimiento, o cuando Moisés convierte su bastón frente al faraón para mostrar el poder de Dios.
También en el Antiguo Egipto, pensando en las coronas de los faraones que utilizaban la cobra como símbolo de autoridad, o Apofis, la serpiente maligna que representaba el caos.
En la mitología griega, con Medusa, víctima de la injusticia divina, o Ladón, quien custodiaba el jardín de las Hespérides para proteger las manzanas de oro.
Inclusive en el Hinduismo, con Shesha, encargada de sostener al universo en sus anillos, o Kaliya, derrotada por contaminar el río Yamuna.
En innegable que alrededor del mundo, este ser simboliza la transformación, podemos verlo en el desprendimiento de su piel, en su movimiento, que se adapta a la idea de fluir, o en su veneno, que puede resultar sanador, o mortal, según su dosis.
La palabra que mejor envuelve a la serpiente es la dualidad, su constante oscilación entre el bien y el mal, nos deja saber que siempre ocupa un lugar polarizado, actúa y decide, jamás sucede sin más.
Los frutos de la comunicación cultivada.
Independientemente del sitio en el que nos encontremos, sabemos que el Año Nuevo Chino deja una huella más y más grande con el pasar del tiempo, cada vez es más usual encontrarnos próximos a esta bella tradición, pues ya logró traspasar fronteras, tocando consigo corazones abiertos a recibirla. Y sin lugar a duda, la comunicación ha sido una herramienta clave, abriendo la posibilidad de resignificar su legado, y crear diálogos culturales.
La preservación puede ligarse a la difusión de sus costumbres, es por ello por lo que, tenemos fácil acceso a elementos clave como sobres rojos, dragones danzantes, o bambúes de la suerte. La curiosidad que ha despertado en Latinoamérica desde el boom de los barrios chinos revela el trabajo de las personas que, orgullosas de su cultura, promueven y cultivan sus raíces, demostrando cuán importante es avivar y adaptar las tradiciones en un mundo globalizado.
Es fascinante observar cómo a través de palabras, gestos o símbolos, es posible transmitir el mensaje que una nación tiene para darnos, reforzando así, su imagen e identidad.
El enigma: la lección de la serpiente.
La reflexión en sí misma, es un método para comenzar a celebrar el Año Nuevo Chino. Una práctica esencial para dar inicio es la depuración de aquello que ya no es necesario, en todos los ámbitos, de manera emocional y física, ilustrando la purificación del alma. Un buen reto para plantearnos sería contemplar el consumo consciente, la serpiente nos enseña a liberarnos de aquello que no nos es útil, para valorar lo necesario, finalizo con una frase que me ayuda a mantener esta idea presente:
“Cuando me desprendo de lo que tengo, recibo lo que necesito”.
– Lao Tze.
¡Que este Año Nuevo los inspire a abrazar lo esencial!