Por Natalia Rosales Benítez
El Radiotón es emocionante cuando entras a la Facultad de Ciencias de la Comunicación… desde primer semestre se está con la expectativa de cuando te tocará a ti. Hasta que sin percatarte del todo, ya eres un alumno de cuarto y te encuentras en el salón con “el profe” Efraín Ochoa hablando del Radiotón, con la noticia que está edición la sede saldría de los muros de la FCC para trasladarse a Zona Universitaria, en específico al Auditorio de la Facultad de Ingeniería.
La planeación se vuelve emocionante y a decir verdad, también estresante. Se reparten responsabilidades, comisiones y puestos, todos participan. El Radiotón, además de verse como un ejercicio escolar, se empieza observar como un rompecabezas.
Si una pieza falta, entonces está incompleto. Si alguien falta a su responsabilidad, se nota y afecta. Esto se vuelve más evidente conforme más oficial se vuelve el hecho de que un día por 12 horas harás una transmisión continua radiofónica con contenidos que reflejan lo diverso que puede ser la comunicación, desde lo informativo, musical, científico, mundo geek, séptimo arte, entretenimiento, hasta llegar al género del terror con invitados especiales en cada una de las secciones y dinámicas para interactuar con los radioescuchas.
Pero nada se compara a ese día, el día en que tienes que llegar a las 7 am para estar listos. Cuando estás enfrente del micrófono, y sabes que ya es un poco más real. Es un sentimiento agridulce, te das cuenta que no todo es color de rosa, no es perfecto y hay mucha responsabilidad, pero es increíble y piensas que es mejor de lo que esperabas.
Algunos dirigiendo o resolviendo problemas técnicos. Otros molestos por los cambios de planes, sin embargo dejando que la resiliencia gane. Las sonrisas de satisfacción al escuchar “corte” o las hazañas que se hacen para resolver problemas de improvisto.
Se nota una emoción por parte del alumnos, si bien se hace por una calificación, posiblemente en este punto lo haces por gusto, porque es real y no una tarea cada quién centrado en realizar su tarea lo mejor posible. El cansancio a midtad de la transmisión es palpable, pero el zacahuil que logística consiguió para comida, es un símbolo de alivio.
Es muy satisfactorio ver las acciones como engranajes, todo empieza funcionar y lo que se veía muy grande o imposible se empieza alcanzar. El hecho de que solos no se puede, sino en equipo se pasa por tu mente, no hay forma de que el Radiotón funciones sin muchos.
