¿Quién vigila a los vigilantes? Watchmen, la mejor novela gráfica

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Por Rolando Morales Flores

El cómic es un medio que nos ha dado una gran cantidad de historias de diversas temáticas, cada una aportando un pequeño grano de arena para que los lectores puedan elegir. Aunque de vez en cuando hay historias que sobresalen por encima de las otras y cuyo tratamiento de la historia o su narrativa gráfica las posicionan en otra categoría, por eso la distinción entre cómic y novela gráfica, tal es el caso de Watchmen de Alan Moore.

Watchmen es una serie limitada de 12 números que se publicó entre los años 1986 y 1987, escrita por Alan Moore y dibujada por Dave Gibbons. Su trama nos presenta una realidad alternativa ambientada en los años 80; sin embargo, en este mundo los superhéroes existen, estos han cambiado e influido en algunos hechos históricos que conocemos, por ejemplo, gracias a ellos los Estados Unidos ganaron la Guerra de Vietnam. Con el paso del tiempo, el gobierno realizó una ley para que los superhéroes no pudieran actuar como vigilantes, por lo que la gran mayoría se han retirado, con excepción de algunos que trabajan directamente para el gobierno, como el Dr. Manhattan o El Comediante.

Tras leer esta resumida y simplificada sinopsis, uno podría pensar en la falta de originalidad de la obra y llegar a cuestionarse las razones de su éxito, pero para responder tal pregunta tenemos que conocer al hombre que dio vida a Watchmen.

El guionista Alan Moore nació en 1953 en la población británica de Northampton en Inglaterra. Durante su juventud sus preocupaciones no recaían en los estudios tradicionales, sino que dedicaba su atención a la lectura de cómics e historias de ciencia ficción. Fue inspirado por dibujantes como Jack Kirby, Will Eisner y literatos como Michael Moorcock o Clive Barker.

A finales de los años 70, Moore finalmente dio inicio a su carrera artística. Comenzó a trabajar bajo diversos seudónimos como Curt Vile o Jill de Ray. Su primer personaje de interés fue el aparecido en la tira cómica Maxwell The Magic Cat, creada en el año 1979 para Northants Post.

Durante los años 80 comienza a colaborar con Marvel Comics, con su participación como guionista en la serie regular de Captain Britain junto con el dibujante Alan Davis. De forma paralela, Moore colaboró el 2000 AD, publicación de IPC Magazines en donde produjo La balada de Halo Jones, dibujada por Ian Gibson, y en Warrior, de Quality Communications, en donde fue guionista de The Bojeffries Saga, con dibujos de Steve Parkhouse. También trabajó con superhéroe Miracleman en conjunto con Garry Leach y Alan Davis, de Warpsmith, con Garry Leach, o de uno de sus títulos más trascendentes, V de Vendetta, distopía creada a comienzos de los años 80 con dibujos de David Lloyd.

En la época de V de Vendetta, Alan Moore inició también una colaboración con DC Comics, ocupándose de clásicos como: The Swap Thing , Supermán, Batman, Spectre y Hellblazer en 1988, con el protagonismo de John Constantine, fueron algunas de sus principales aportaciones a DC.

La idea inicial para Watchmen fue aprovechar a una serie de personajes de la editorial de Charlton Comics, editorial absorbida por DC Comics, para desarrollar la historia, pero estos ya habían sido usados a lo largo de los años, de modo que Moore pudo originar a sus protagonistas desde cero. Así fue como nacieron Nite Owl, el Comediante, Rorschach, Dr. Manhattan, Ozymandias y Silk Spectre, en un contexto en donde las macro-eventos como Secret Wars o Crisis on Infinite Earths estaban de moda y acaparaban la atención de la gran mayoría de lectores.

Cuando hablamos de esta obra es obligatorio mencionar el contexto en que se desarrolló gran parte de la idea original y que tiene una gran influencia y representación en las viñetas. Como ya mencioné anteriormente, la historia fue publicada a mediados de los años 80, y esto para nada es una casualidad y funciona como fundamento de las bases del cómic de Moore.

En primer lugar, el temor a una guerra nuclear entre la OTAN y el Pacto de Varsovia era evidente en la sociedad de aquel entonces, debido a las tensiones de las respectivas administraciones de Ronald Reagan y Leonid Brézhnev. Múltiples productos y obras audiovisuales retrataban a la perfección tal panorama, como lo fueron los largometrajes de Juegos de Guerra, D.A.R.Y.L. y Top Gun.

En segundo lugar, la deconstrucción del género de superhéroes es más que evidente en Watchmen. Esta nace del hartazgo del propio Moore, puesto que a su consideración la industria había sido completamente exprimida a lo largo de más de 40 años de desarrollo editorial. Debido a esa situación percibida por Moore, llevó el género, no a su conclusión, sino a la adaptación de un tono realista y maduro que permitiera una reactivación en las historias que se comercializaban.

El título también es motivo de análisis. Watchmen, traducido al español como vigilantes, expresa una reflexión y crítica que se expone de sobremanera en las viñetas del cómic. La naturaleza de los superhéroes como defensores de la ley, el orden y la moralidad se tambalea conforme avanza la historia. Son clasificados como vigilantes debido a su posicionamiento autoimpuesto como tales, a diferencia de los cuerpos de seguridad de cualquier Estado.

Esta condición, la cual hemos visto en innumerables cómics, películas, series y que a menudo se romantiza e idealiza sin pararse a pensar en las consecuencias de posicionar tal situación en un entorno realista, es cuestionado y debatido en la obra Moore, puesto que explora la subjetividad personal en la que los personajes basan sus brújulas morales.

Es en este punto en el que surge la frase que sirve como columna vertebral de Watchmen y sobre la que gira y reflexiona conforme pasan las páginas: “¿Quién vigila a los vigilantes?”. Este lema es una traducción directa de la locución latina del poeta romano Juvenal, “Quis custodiet ipsos custodes”, su uso general, y en la obra que nos compete, hace referencia al problema genérico de cómo controlar a los que controlan un determinado entorno.

Un cuestionamiento que los propios ciudadanos del cómic se hacen con frecuencia, puesto que conviven constantemente y que han decidido usurpar las funciones de los policías para llevar a cabo su propia interpretación de la ley. La frase en cuestión trata de reflexionar sobre los métodos de control que hay para operar por encima de aquellos cuyo deber, autoimpuesto o no, es garantizar la paz y el orden de la sociedad.

Estas cuestiones tienen, sin lugar a duda, un firme toque marxista. Puesto que en el trasfondo de la obra podemos entrever las pinceladas de la obra de Friedrich Engels y su materialismo histórico, esta postura se basa en la idea de que las condiciones materiales de la sociedad son el principal factor que determina el cambio social.

Alan Moore presenta una crítica, disfrazada en una historia de superhéroes, a la obra de Engels, en específico a “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Ya que le lanza al lector el cuestionamiento que antes hemos comentado, qué tan bueno es el ser vigilados por una entidad o grupo de personas que no los está. Los superhéroes son la presentación de los 3 pilares de represión social que Engels muestra en su obra, el estamento religioso, político y militar.

Sin embargo, este planteamiento tan crítico y en ciertos puntos tan crípticos a la vez, no podría sostenerse por sí mismo ni llegar a cosechar el éxito que tiene Watchmen sin una baraja de personajes dignos, por suerte Moore no decepciona en este apartado.

En primer lugar, se encuentra el Dr. Manhattan, es el único en este mundo que cuenta con superpoderes. Su nombre original es el científico Jon Osterman que durante un experimento fallido quedó atrapado y su cuerpo fue destruido, con el tiempo fue capaz de volver a unirse en un cuerpo completamente nuevo. Es capaz de analizar el tiempo y el espacio, además de modificar la materia a voluntad.

Su transformación es la representación de la deshumanización, es alguien que en el fondo ya no siente ni padece ningún tipo de sentimiento y que, por lo tanto, está por encima del bien y del mal. Representa al estereotipo todopoderoso del superhéroe que cuenta con una gran cantidad de habilidades como Superman o el Capitán Atom, en quien está basado que, aunque defienden a la humanidad, no se sienten identificados con ella.

Posteriormente, tenemos al Comediante, un hombre adicto a la violencia que se unió al gobierno de los Estados Unidos para asesinar en Vietnam. Representa el arquetipo del inadaptado pero comprometido patriota. Es un personaje violento, machista y alcohólico, que está recreando al Punisher de Marvel en cuanto a su práctica de la violencia más absoluta, pero siempre con su propia justificación moral.

Los superhéroes más tradicionales y que encarnan el sentimiento más clásico dentro de Watchmen son Silk Spectre y Nite Owl. Sally Júpiter es hija de la primera Silk Spectre y constantemente lucha contra su pasado, mientras que Daniel Dreiberg es el segundo Nite Owl, que tras una carrera como agente de policía decide ponerse la capucha para combatir el crimen. Ambos representan la postura más romántica del género de superhéroes, son el arquetipo del vigilante callejero como, Daredevil, Elektra, Green Arrow, etc.

Adrian Veidt o también conocido como Ozymandias, es un héroe que se define como alguien terriblemente inteligente y con una fuerza económica muy poderosa a su alcance, que lo asemejan a Iron Man o Batman.

Su postura es la más contradictoria de la historia, ya que su brújula moral se ve impulsada por la tremenda compasión que siente por las demás personas y, sin embargo, no repara en aplicar la postura maquiavélica de “el fin justifica los medios” para llevar a cabo sus objetivos.

En último lugar, pero no menos importante, se encuentra Rorschach, quien encarna al clásico justiciero y funge en gran medida como el protagonista de la historia, ya que es a partir de sus ojos que nos vamos enterando de los principales hechos que dan forma a la trama. Alan Moore le otorga el papel del investigador y detective, con tintes irónicos debido a que es alguien completamente loco, con una psique destruida que roza lo enfermizo y que tiene brotes paranoides y bastantes radicales. Su nombre viene de la forma peculiar máscara que utiliza para ocultar su rostro y que reproduce constantemente los test del mismo nombre en la medicina psiquiátrica.

Para finalizar, hay que mencionar el increíble y novedoso trabajo de Dave Gibons en la imagen. Para ejemplificarlo pongamos el quinto tomo de la serie, llamado adecuadamente “Fearful Symmetry”. Gibons compone los paneles del cómic de tal manera que la composición del primer panel es similar a la del último; el segundo, a la del penúltimo y así sucesivamente, hasta el punto en el nos enteramos de un elemento de suma importancia para la trama.

Es por esta razón que la obra se considera, en gran medida por sus autores, como inadaptable. Dicho truco no tiene sentido en una película o en una serie de televisión, y es que solo en un cómic puedes ver las imágenes que componen la historia de manera simultánea.

Pero estos elementos gráficos no están hechos solamente para ofrecer una perspectiva artística poco ortodoxa, sino que tiene un sentido dentro de la historia, y es que el lector observa todo desde la visión del Dr. Manhattan. Antes hemos mencionado que una de sus principales habilidades es el ver el presente, pasado y futuro, algo que resulta difícil de entender si es que no lo vemos de forma gráfica. Desde la perspectiva lectora, la historia en el cómic se descompone en imágenes que se pueden observar de forma simultánea, lo que permite avanzar 10 o 20 años en unos cuantos paneles.

El impacto de Watchmen en la cultura popular es innegable, ya que no solo basa su peculiaridad en las temáticas que trata, sino en la forma, lo que le permitió demostrar que los cómics también pueden entregar obras con una fuerte crítica social y una significación más profunda que un montón de hombres vestidos con mallas y los calzoncillos por fuera.

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