Por: Jesús Galarza Puente
Fotografía: Amisaday Ramírez
La emoción de los encuentros de una sola ocasión tiende a salvarnos de la mortal monotonía de la vida posmoderna. Muchas de nuestras mejores experiencias sexuales han ocurrido u ocurrirán con personas cuyos nombres nunca recordaremos o, quizá, nunca los supimos en un inicio.
Hoy en día, casi cualquier actividad cotidiana tiene su propia aplicación que vuelve más sencillas nuestras vidas. El sexo casual no es la excepción y, para poder encontrar con quien compartir aventuras de una vez, las apps de citas vienen a nuestro rescate.
Las aplicaciones móviles de citas se han convertido en esa tecnología que ha logrado ser conquistada por el espíritu humano. Lejos de someter la humanidad de su usuario y alienarlo del contacto físico, lo alienta a tenerlo y le ayuda a conseguirlo, al brindarle la posibilidad de conocer personas con las que no se hubiera atrevido a entablar una conversación en algún entorno social físico.
Éstas, desde su creación, fueron populares gracias a su atractivo concepto y la promesa de encontrar a alguien con quien compartir un vínculo amoroso, sea virtual o físico. Sin embargo, con la aparición del virus COVID 19 y el encierro provocado por los masivos contagios de éste, la popularidad de aplicaciones para citas aumentó, debido a que muchas personas quedaron privadas de asistir a los sitios de ligue convencionales.
Según datos publicados por la revista Forbes en 2021, 37.8 millones de mexicanos están registrados en alguna app de citas, número que representa poco más del 29% de la población del país.
La app de citas más utilizada por los mexicanos es Tinder, utilizada por el 46% de estos. Seguida por Bumble, con 18.6%, y Badoo con 10.9%. Sin embargo, este mismo estudio refleja que la utilización de este tipo de apps, mayormente, no es continua sino más bien intermitente. Esto podría sugerirnos que los usuarios suspenden su actividad en este tipo de aplicaciones entre encuentros.
Es entendible el uso masificado de estas aplicaciones si pensamos en lo mucho que facilitan establecer un primer contacto con una posible pareja sexual. El sexo sin compromisos ha existido desde siempre, pero las apps de citas han resultado ser una actualización muy útil para éste, con la cual se han solucionado infinidad de problemas para personas tímidas e introvertidas que no están exentas de sentir deseos de experimentar la emoción de los encuentros de una sola noche.
Esta evolución en la manera en la que las personas hacemos contacto, permite interactuar a distancia con personas que nos parezcan atractivas, entablar conversaciones y, finalmente, concretar un encuentro físico. Puede ser cosa de una ocasión o, quizá incluso, algo más recurrente.
Las apps de citas, de la mano con el sexting, hacen que el futuro encuentro se llene de una atmósfera de misterio y erotismo, en la cual la imaginación no tiene límites y el deseo crece exponencialmente hasta el ansiado día de la cita.
Cuando nuestros encuentros sexuales son con personas desconocidas, tenemos la libertad de ser alguien diferente a quienes somos usualmente, diferentes a nuestra personalidad del día a día; ser alguien más para nuestra pareja de una ocasión. A la vez de que ésta puede ser una persona distinta a la que hubiéramos podido conocer en un contexto más cotidiano.
Además, la confianza que nos inspira tener relaciones sexuales con una persona que no conocemos nos permite liberarnos de las ataduras del pudor y hacer cosas que no imaginábamos nos atreveríamos a hacer en compañía de otra u otras personas.
El sexo casual resulta, pues, una de las máximas manifestaciones de la libertad personal, además de que al hacerlo a través de nuestra app de citas predilecta nos podemos ahorrar el vivir los síntomas de la ansiedad social que aqueja a un buen número de personas en todo el mundo, especialmente después de más de un año de aislamiento social.
Nada mejor que tener la libertad de ser directos y de manifestar lo que queremos desde un inicio y de conocer a una enorme cantidad de personas con las que podríamos establecer un vínculo tan efímero o longevo como la situación lo permita. Dejemos de lado, por un momento, los protocolos y cursilerías, y démonos la oportunidad de descubrir que siempre habrá personas dispuestas a olvidarse del romance y simplemente hacer match.
