Azoteas verdes: Escapando del monstruo gris

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¿Te sobra espacio en tu casa? Haz un Roof Garden

Redacción por Jesús Galarza Puente

Con el rápido y bestial crecimiento de la mancha urbana, poco a poco se han reducido los espacios al aire libre al verse rodeados por construcciones habitacionales, calles, avenidas y bulevares. Sumado a esto, una parte considerable de estos espacios en nuestro país, tienen una presencia mínima o nula de vegetación.

Debido a este crecimiento, ha surgido una resistencia que busca la reapropiación de los espacios urbanos. En su lucha, buscan tomar áreas que la urbanización ha pasado por alto, para ocuparlas nuevamente con aquello que el monstruo gris nos ha quitado: las áreas verdes.

Las azoteas verdes se han popularizado de manera exponencial en México desde mediados de la década pasada. Pero hay que preguntarnos ¿fue el nacimiento de una moda ecológica o es una medida desesperada para protegernos del crecimiento de la urbanización?

Comencemos definiendo lo que es una azotea verde (o el nombre trendy por el que son más conocidas, roof garden). Son construcciones situadas en las azoteas o terrazas de departamentos, casas y edificios; pueden tener distintos propósitos, desde ser meramente ornamental, hasta producir alimentos de manera sustentable.

Otros de los usos que se les da en los edificios de carácter habitacional, es el reducir la absorción del calor dentro de la construcción. En la capital de nuestro país, estas azoteas se han hecho imprescindibles, pues han tomado el lugar de los ecosistemas devorados por la ciudad.

A mediados de la década pasada, la Ciudad de México (CDMX) ya contaba con casi 35 mil metros cuadrados de azoteas verdes, número que ha ido en crecimiento debido a la popularización de la tendencia ecológica. Además de la necesidad de contrarrestar la excesiva contaminación del aire presente en la capital, y absorber el calor producido por el calentamiento global y el efecto invernadero.

Sin embargo, estos esfuerzos por salvar un aire puro se quedan cortos. Según cálculos realizados por el jardín botánico del Instituto de Biología de la Universidad Autónoma de México en 2021, la Ciudad de México necesita mil doscientas hectáreas de azoteas verdes para cubrir las necesidades de la urbe. La intención de reiterar el caso de la Ciudad de México es que la capital fue una de las ciudades con un crecimiento urbano más rápido.

El caso de la CDMX es un llamado de atención, una luz roja de alerta para todas las ciudades que están en crecimiento urbano, que no consideran las consecuencias ecológicas y lo mucho que pueden llegar a afectar en la calidad de vida de la población.

Lejos de ser una moda o tendencia que busca aprovechar espacios no utilizados dentro de casas y edificios, es necesario verlo como patadas de ahogado ante un desmoderado crecimiento de la mancha urbana, que sin consideración ha pasado por encima de entornos naturales.

Las azoteas verdes son un grito desesperado, un último recurso ante una modernización que dejó de lado la importancia de los recursos naturales, una urbanización que nos ha obligado a encapsular los ecosistemas -con los que en algún momento compartíamos espacios-, y esconderlos en los pocos rincones sin utilizar de nuestras zonas habitacionales.

Por suerte, la ciudad donde se escribe este artículo, San Luis Potosí, no tiene un crecimiento tan veloz y apabullante como el de la capital. No obstante, este no es motivo de tranquilidad, sino de una inquietud activa, que nos motive a tomar acciones y formar parte de una resistencia verde.

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