¿Quieres un consejo millonario o seguir igual?

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Por: Ricardo Saucedo Zambrano

“No voy detrás del dinero, voy detrás de un sueño: SER LIBRE”

R. Kiyosaki.

En la actualidad hay un interés creciente en el emprendimiento y la educación financiera. Ha surgido una generación que piensa diferente, pues desea salir de la programación inconsciente de nuestros antecesores: ve a la escuela, haz un currículum y consigue un buen empleo. Pero la mayoría no sabe por dónde empezar.

En la época de la postguerra, con una industria en pleno crecimiento (tasas de crecimiento mayores al 6.8% en México), empleos mejor remunerados, contratos laborales de largo plazo, y tasas de crecimiento de la economía mexicana cercanos al 7% anual (de 1960 a 1970 la producción nacional prácticamente se duplicó); el consejo de obtener un buen empleo resultaba bastante interesante. No es así hoy en día, donde los contratos se efectúan a corto plazo. Se han perdido muchas prestaciones laborales, una economía donde el 68% de la población es empleada, y sólo el 4.6% son generadores de empleo. 

Resulta evidente la sobreoferta de empleo en México, y la necesidad de emprendedores que la cubran. Llegamos a este punto de desequilibrio donde se repite el mismo discurso de hace años. Esto dio por resultado tener una población que en su mayoría aprendió en la escuela a trabajar por dinero, pero que no a poner al dinero a trabajar para ellos. 

Existen grandes diferencias entre la escuela convencional y la vida real. En la escuela, primero aprendes una lección y luego te ponen a prueba, mientras que en la realidad ocurre todo lo contrario. Además, en el colegio se considera más inteligente a aquellos que no cometen errores; pero en la vida laboral, aquel que se equivoca y aprende de ello, es el más capacitado.

La mayoría de las personas, en especial en México, ven como única opción trabajar para alguien más para así ganar dinero; cuando existen miles de opciones para generar riqueza, más en estos tiempos donde la tecnología hace posible la creación de negocios en línea. Tan sólo en los 3 primeros meses de la pandemia de COVID-19, las ventas en línea registraron un aumento del 90%. El mundo se está dirigiendo hacia una economía que premia con incentivos la innovación y el desarrollo de negocios mundialmente interconectados. Ya no es necesario tener una tienda física para emprender, ni pagar la renta de un local. 

En México hace falta la educación financiera, y el objetivo de esta no es solo volverse rico, sino lograr la libertad económica. Cuando sólo podemos ofrecer nuestra fuerza de trabajo para obtener dinero, nos quedamos sin opciones; si llega una enfermedad, crisis monetaria o un despido, quedamos en serios apuros. 

¿Por dónde empezar?

El problema es que la mayoría ni siquiera sabe por dónde empezar. La juventud está llena de buenas intenciones, de sueños financieros que no logran realizar por falta de educación. La creencia más común es que necesitas tener mucho dinero para luego poder invertir, eso es una creencia falsa. Lo que se necesita es una mente educada que sepa ver las oportunidades, aprender a invertir el dinero y desarrollar habilidades de comunicación y de negociación que permitan generar confianza; esto ayudará a construir una marca que pueda conducir a la libertad financiera.

No es necesario que tu producto sea excelente. Casi cualquiera puede preparar en casa una hamburguesa mejor que la de McDonalds, pero ellos tienen un sistema de negocios tan exitoso que pueden poner de gerente a alguien que solo acabó la preparatoria, y el negocio sigue funcionando bastante bien. Lo más importante es crear un sistema de negocios que permita generar flujo de efectivo constante, desarrollar un equipo y mantener una buena comunicación.

Los vehículos que puedes utilizar para lograr tu libertad financiera son los siguientes: negocios, bienes raíces (terrenos, departamentos, casas), fondos de inversión (acciones, bonos, etc.), derechos de autor (libros, canciones, patentes, etc.).

Sin embargo, debes saber que la mayor inversión que puedes realizar no es ninguna de las anteriores, sino en ti mismo. Expertos recomiendan invertir en tu educación del 5 al 10% de tu ingreso mensual como mínimo. Invierte en tu mente, y esta llenará tus bolsillos. Tú mismo eres tu activo más valioso en el que debes invertir.

Hablando de fuentes activas y pasivas, ¿Sabes qué son? 

  • Un activo es todo lo que pone dinero en tu bolsillo mes con mes (la renta de propiedades, acciones, ingresos por negocios, por derechos de autor, etc).
  • Un pasivo es todo lo que saca dinero de tu bolsillo cada mes (gastos de la casa, compra de un auto, de una casa donde vivir, pagos de colegiaturas, comida, diversión, etc).

Mucha gente no puede salir de sus empleos, teniendo toda la intención de invertir y de lograr su libertad financiera. Pero hay un segundo factor muy importante: el miedo. Hemos sido programados desde pequeños en cuanto a nuestra relación con el dinero, que una gran parte de la población sigue este camino: Algunos logran concluir una carrera (la mayoría no), salen directamente a buscar un empleo, y cuando recién empiezan a tener dinero, viene la primera deuda.

¿Ha visto usted la serie “El juego del Calamar”? Pues los mexicanos no estamos tan lejos de la realidad financiera coreana retratada en la serie. 8 de cada 10 mexicanos tienen alguna deuda, ya sea con un banco, una tienda departamental, o hasta con un amigo. Cada mexicano debe 10 veces más de lo que gana. Ya que la deuda promedio es de 135 mil pesos, cuando su ingreso mensual es de poco más de 14 mil pesos, según el informe Resuelve tu deuda, de Excelsior. 

Nuestra pobre educación financiera, combinada con el miedo, provocan que las personas con deseos de invertir no puedan abandonar su empleo para perseguir sus sueños de emprendimiento. Atados a deudas a pagar por plazos desde los 5 hasta los 20 años en el caso de un crédito hipotecario. La deuda no es nociva por sí misma, pero dependerá mucho del fin que le des a ese dinero. 

Expertos clasifican como “deuda buena” la que es utilizada para invertir, para generar más ingreso y activos, y para pagar esa deuda en tiempo y forma. Sin embargo, la “deuda mala”, la utilizada para compras innecesarias, viajes, fiestas y eventos familiares es la que no reditúa en lo absoluto, y deja consecuencias devastadoras en el futuro financiero de las familias.

La mayoría se paraliza al pensar en el riesgo de invertir, y ya no lo intentan. Si vas a poner un negocio, realiza un estudio de mercado, de tus competidores, incluye un estudio financiero de rentabilidad, calcula el retorno de tu inversión, las barreras a la entrada, a la salida, tu punto de equilibrio, tu proyección de demanda y de ventas.

Hace falta también un cambio de conciencia en nuestra filosofía mexicana, ya que en nuestro país se tiene la creencia de que “Primero debo recibir para después dar”, y esto aplica para todos los sectores, incluyendo el económico. ¿Ha escuchado usted hablar de la filosofía japonesa? “Da y recibirás”: primero dar, aportar valor a los demás, dar un servicio de calidad, servir a más gente, para después recibir los frutos de ese esfuerzo, traducidos en beneficios en tu futuro económico. 

Si estás interesado en cambiar tu futuro financiero, te podría decir que comiences pensando distinto a tus creencias financieras. Estas, se aprendieron en casa, puedes preguntarte: ¿Qué fue lo que aprendiste de tus padres sobre el dinero? ¿Estas ideas beneficiarán mi futuro financiero?, ¿O debo pensar en reeducarme?

La riqueza no se trata de cuánto dinero tienes, sino de riqueza mental, de preparación, sabiduría para vivir la vida y aprender a disfrutarla. Le preguntaron a Henry Ford: ¿Qué haría usted si perderá todo su dinero y quedara en la ruina? Ford contestó: “Volver a empezar de nuevo porque ya sé cómo se hace el dinero”.

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