Del Chinatown al Pigalle; barrios e identidades

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IDENTIDADES URBANAS

¿Dónde vive usted?, o bien ¿de dónde es usted?, son dos cuestiones que tienen un impacto en el estilo de vida de cualquier persona. Por otro lado, una comunidad impacta en la identidad de un barrio y/o ciudad, desde su arquitectura hasta su oferta gastronómica y cultural. El Chinatown de San Francisco, hogar de la comunidad asiática más grande fuera de ese continente; el colorido Castro de la comunidad LGBT, cuna de la bandera arcoíris, también en esa ciudad; o el antes bohemio y ahora decadente Pigalle de París, son ejemplos de barrios con identidades bien delimitadas.  

Según Jesús Villar Rubio, profesor de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y director de Patrimonio Histórico de la misma ciudad, los factores que contribuyen a dar una identidad a un barrio son muy variados, y van desde lo político y religioso, como sucedió durante el virreinato de la Nueva España con los pueblos de indios; geológicos, con fenómenos naturales que obligan al desplazamiento de personas, para ejemplo la huida de pobladores de las colonias Condesa y Roma en la Ciudad de México a raíz del temblor de 1985; además de económicos y migratorios.

La pregunta sería si los espacios influyen a las personas, o las personas influyen a los espacios, algo así como el famoso dilema de la gallina y el huevo.

CURIOSIDADES DEL MÉXICO URBANO…

Se ha preguntado usted el por qué, en México, la distribución de los centros es la misma en cada ciudad: una plaza central, una iglesia al oriente de la misma y de frente un edificio representante de los poderes políticos. Esto no es una coincidencia o el gusto de los urbanistas de la época virreinal. Benito Delgadillo Amaro, urbanista y profesor de la UASLP, refiere a las ordenanzas de Felipe II, un documento donde se fijaba la traza que debían seguir la fundación de las ciudades en la Nueva España. Estas ordenanzas originaron la conformación de los pueblos de indios, separados de las poblaciones españolas, dando un carácter específico e identidad a estos, los cuales actualmente constituyen barrios al interior de las ciudades.

En el léxico de los mexicanos encontramos el curioso caso de la palabra “colonia”, sinónimo en otros países hispanohablantes de “barrio” o “distrito”. Esta palabra, según Villar Rubio, se refiere precisamente a los orígenes migratorios del término, de tal forma que, a partir de la llegada de un grupo de franceses,  o italianos, o chinos, o cualquier otra nacionalidad, se constituían en una “colonia”, y el término se preservó hasta ser un sinónimo de “barrio”.

CHINATOWN Y LITTLE ITALY; PEQUEÑOS PAÍSES DENTRO DE OTROS PAÍSES

Las migraciones, determinantes en la conformación de barrios identitarios, se acrecentaron en el siglo XIX, con el desarrollo industrial de países como Estados Unidos y de Europa. Los migrantes, usualmente de países no tan afortunados en términos económicos, fueron, como es lógico, en búsqueda de fortuna a los paraísos del desarrollo; ¿quién no quisiera tener una mejor vida?

Estos grupos de migrantes, después de su llegada, optaron por una vida comunitaria. Alejandro Galván Arellano, exdirector de la Facultad del Hábitat de la UASLP, afirma que este comportamiento se da con el fin de preservar su cultura de origen, lo cual a la postre se materializa en la arquitectura, con la aparición, por ejemplo, de pagodas en pleno continente americano, a más de 8 mil kilómetros de Asia.

En Nueva York, el casi ya desaparecido Little Italy (Pequeña Italia), fue uno de los barrios italianos más importantes en América. Este barrio, que en la película de “El Padrino” fue el hogar de Vito Corleone, fue producto de la masiva migración a finales de 1800 y llegó a contar con más de 10 mil italianos o descendientes de italianos. Con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, la comunidad se fue dispersando y actualmente solo quedan unas cuantas calles más de índole turístico que residencial, donde se puede disfrutar de un buen plato de pasta.

El Chinatown de San Francisco es en sí mismo una ciudad asiática. Según el departamento de Desarrollo de San Francisco el 81% de la población de este barrio son de origen chino, y,  muchos solo hablan mandarín, lo que refiere, por un lado, a una preservación cultural, pero también a un aislamiento respecto del resto de la sociedad.

PIGALLE; DE LO INTELECTUAL A LAS SEXSHOPS

La conformación de los barrios, con una marcada temática social, no siempre tiene su origen en lo étnico. La Belle Époque, por ejemplo, dio al parisino barrio de Pigalle, una identidad bohemia, donde se daban cita pintores y literatos. Ahí, en el “Café de la Nouvelle Athènes” (Café de la Nueva Atenas), fue donde Edgar Degas (pintor que usted recordará por sus célebres bailarinas), pintó su famoso cuadro “El Ajenjo”. En ese café se dieron cita muchos impresionistas como Van Gogh, o el músico Maurice Ravel, creador del “Bolero de Ravel”.

Hoy, sí usted se da una vuelta por el Pigalle, encontrará, más que un ambiente cultural, una serie de negocios dedicados a la prostitución, sex-shops y bares, con un ambiente de marcada “decadencia”. El Moulin Rouge, el más famoso cabaret a nivel mundial, con 131 años de antigüedad, es quizás el último remanente de la Belle Époque en la zona, lugar que inmortalizó Henri de Toulouse Lautrec en sus pinturas y carteles.

TRANSFORMACIONES URBANAS Y LAS PEQUEÑAS CIUDADES ARCOIRIS

Como dijo el poeta inglés William Cowper: “Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad”. Así también el hombre puede rehacerla y dotarla de nuevos significados. Las ciudades y sus barrios están en constante cambio y los ideales sociales, políticos y culturales traen consigo transformaciones que se materializan en la arquitectura y costumbres. 

La vieja Colonia Juárez de la Ciudad de México, de origen porfiriano y arquitectura afrancesada, fue el hogar de la clase pudiente y adinerada. A ella refiere Carlos Fuentes en “La Región Más Transparente”, que pasó de una atmósfera elitista a un ambiente intelectual, y al abandono de las viejas casonas y división de propiedades (después de la caída en desgracia de la clase porfiriana por la revolución mexicana).

Ahí, en un sector de la Colonia Juárez, se encuentra la Zona Rosa, donde era frecuente ver por sus calles a intelectuales como Pita Amor y Carlos Monsiváis. Esta zona pasó a ser el primer barrio LGBT del país; donde se ubicó “El Nueve”, primer club nocturno dedicado a la comunidad gay de México; todo un escándalo para los grupos conservadores de la época. Hoy las banderas arcoíris y los comercios dedicados a este sector social pueblan sus calles y le dan una identidad urbana muy colorida, producto de la conquista de derechos y libertades sociales.

Los barrios gays son, en gran medida, la materialización de la conquista de derechos. “Les Marais” en París, último ejemplo de la ciudad medieval, sobreviviente a las reformas de Haussman, la cuales destruyeron las estrechas calles para la apertura de los grandes bulevares, es un refugio para la diversidad sexual. Las condiciones urbanísticas de este barrio parisino, con calles íntimas y pequeñas, brindan cobijo a esta comunidad.

La ciudad y sus barrios son entes vivos; se transforman y se acoplan a las necesidades de la población, a las condiciones políticas, económicas y sociales. A fin de cuentas, lo urbano es solo un espejo de la humanidad, el hogar público, o como diría Desmond John Morris: “La ciudad no es una jungla de asfalto, sino un zoo humano.

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