Todo pensamiento es una ficción – Exposición de Rodrigo Meneses en el Museo Leonora Carrington

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Por: Antonio García Acosta

Cada persona lleva consigo un universo que le es completamente propio. Este mundo interior no puede ser conocido de forma directa. Para acceder a los pensamientos ajenos, estos deben ser transformados en materiales sensibles, tales como sonidos o imágenes. Hacemos esto de forma habitual, cada que hablamos, sin reparar en la complejidad y el misterio de la palabra. 

Este proceso alquímico, en el que el mundo interior se transforma en algo comunicable, es el objeto de la investigación artística de Rodrigo Meneses. En palabras del propio artista, se trata de “visibilizar el espacio del habla interna”, el monologo interior que a todos nos acompaña. Esta comunicación con nosotros mismos esta marcada por características que la vuelven única. De la misma forma en que alguien que espera un autobús puede decir “ahí viene” sin decir “ahí viene el autobús” y ser entendido por los que lo rodean, el habla interna omite y abrevia lo que resulta innecesario. Sin embargo, esta misma frase, dicha fuera de contexto, significa poca cosa. Por ello, si de verdad pudiéramos escuchar los pensamientos de los demás, entenderíamos muy poco.

Rodrigo Meneses, en su investigación, ha decidido examinar su propio dialogo interno, sus pensamientos racionales e irracionales. Para ello, condujo una serie de más de sesenta performances ante una cámara de video, capturando acciones sencillas pero reveladoras. Estos actos tienen duraciones que van desde segundos hasta unos veinte minutos. En este lapso, el artista dijo en voz alta palabras que cruzaban por su mente. Después revisó los videos para registrar en una bitácora los pensamientos y el momento en el que se manifestaron, anotando el segundo exacto en que aparecieron. A partir de esto, elaboró los esquemas que vemos en la exposición “Todo pensamiento es una ficción” vigente hasta el 19 de septiembre de 2021 en el Museo Leonora Carrington del Centro de las Artes de San Luis Potosí. 

En algunos casos, lo que Meneses obtuvo fue una distribución espacial de palabras que corresponden a categorías de pensamientos según se presentaron durante el performance. No registró sus pensamientos personales explícitamente (“ahora mi esposa se encuentra en la Universidad” o “mañana debo ir al médico”) sino que consideró la categoría del pensamiento a las que corresponden según una clasificación personal (en estos casos presente y futuro cercano o algo similar). La espectadora puede ver como cierto tipo de pensamientos se distribuyen, formando conjuntos conceptuales afines, o bien, demostrando un cambio radical en el curso del performance.

Meneses también presenta un segundo tipo de esquema, donde el resultado es más abstracto: se trata de esquemas sin palabras – pudiera decirse dibujos – pero nacidos de un proceso de investigación. En este caso, el artista mantiene los patrones del flujo de pensamiento, pero omite las palabras. De esta forma, Meneses vuelve tangible lo intangible, desplegando ante nuestros ojos el proceso mismo del pensamiento.

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