Vivir y salir del clóset – Experiencias y consejos de universitarios.

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Por: Paulina Palomino Alvarado

Muchas veces, cuando nos pasa algo que consideramos importante en nuestras vidas, tratamos de buscar historias en libros o películas que nos narren sucesos similares a lo que nos acontece. Con la esperanza de encontrar aquella empatía y sentido de pertenencia que nos haga sentir mejor y menos solos. 

A continuación, encontraremos historias y consejos compartidos amablemente por compañeros de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) pertenecientes a la comunidad LGBTQ+ Para dar apoyo a quienes se encuentran o se estuvieron en una situación similar.

¡Hola! Soy Fernanda Cañizalez Betancourt, y estoy dentro y fuera del clóset al mismo tiempo. Técnicamente, mi familia (de casa), saben que me gustan las mujeres, mis padres gustan de ignorarlo y hacer como que el tema no existe; en alguna discusión que hubo entre ellos, escuché que mi papá le decía a mi mamá que ella ya sabía que a mí no me gustan los hombres, pero hoy parece haberse retractado de haberlo dicho. El único que lo ha aceptado y me apoya es mi hermano, eso fue tras muchos años de él declararse abiertamente homofóbico y condenarme por mi sexualidad.

Yendo al principio, la historia de cómo salí del clóset es muy complicada. Básicamente, mis papás ya sabían que soy lesbiana desde que era una niña. En la secundaria varias personas como yo usaban las redes sociales para tener amigos a distancia porque algunos no nos sentíamos muy conectados con jóvenes de nuestro alrededor. En ese tiempo, tuve una novia por internet de la que mis papás se enteraron. 

Me podría considerar “femenina”, me gustan los vestidos, el maquillaje, la moda y el vestirme “como mujer”. Aun así, con estos estereotipos que hacen pensar a otros que me gustan los hombres, disfruto únicamente de la compañía romántica y sexual de otras mujeres. Hasta la fecha sigue siendo algo que mi familia, sobre todo mi mamá, no termina de comprender… Actualmente, tiene que conocer a todas mis amigas, no le puedo decir que salgo con alguna amiga que ella no conozca porque enseguida piensa mal y tengo que soportar que se porte mal conmigo. Me dice que le diga siempre la verdad de con quién estoy, pero si lo hago ella se enoja conmigo. Mis corazones rotos los tengo que pasar sin que ella se entere de nada, porque entonces ella le dará más fuerza a su pensamiento de que eso no me pasaría si fuera heterosexual.

Con los psicólogos tampoco ha sido fácil, porque siempre le decían a mi mamá que lo mío era una fase y que cambiaría. Lo sigue esperando.

En otros aspectos tampoco ha sido sencillo. La misma sociedad no me deja ser feliz en todo su esplendor; la heterosexualidad como norma me atormenta a mí y a otros tantos. Algunos vivimos con una llamada “homofobia internalizada” con la que luchamos todos los días, porque nos hacen creer que solo seremos felices si fuésemos “normales” con relaciones “tradicionales”. Poco a poco lo estoy superando.

Sé que mi mamá me ama, y hay algunos familiares que lo saben y me aceptan; creo que no es un secreto de familia. En cualquier caso, lo va a tener que aceptar tarde o temprano si de verdad me ama, y si me ve feliz, me dejará ser. Creo que ella lo aceptará.

Y yo también.

¡Hola! Soy Anónimo, tuve y tengo un conflicto interno conmigo mismo, aún me cuesta aceptar mis sentimientos en totalidad; han pasado 3 años y medio desde que descubrí que me gustaba alguien de mí mismo género, a pesar de que ahora ya le he contado a varios amigos y algunos desconocidos, aún no le digo a quienes me importan. 

Me enamoré de un chico y una chica el mismo año, pasaba mis mañanas con la chica y mis tardes con el chico y en verdad amaba su compañía, en esas épocas me sentía solo, a pesar de tener unos cuantos amigos y pretendientes. Estar con ellos me llenaba, hasta que un día descubrí que estaba enamorado. Empecé un conflicto interno que rompía todo en lo que alguna vez creí de mí y de mi concepto de vida. Me costó más aceptar mi enamoramiento por el chico que por la chica. La primera vez dudoso se lo conté a un par de amigas, a ambas les sorprendía, ya que no me veían para nada dudoso de mi sexualidad con anterioridad.

Una de las dos chicas me apoyo mucho escuchándome y haciéndome sentir cómodo, acompañado y orgulloso de lo que sentía sin presionarme; por otro lado, la otra chica, al yo gustarle, se aferraba a la idea de que era solo una excusa para no estar con ella, no obstante, también supo ser buena amiga. 

Poco a poco, y con ayuda de sus consejos, me di la libertad de al menos explorar mis pensamientos y mis gustos, entendiendo que incluso ya tenía “crushes” hombres. Mi primer amor gay me hizo pensar de golpe que había una fuerte posibilidad de que lo fuera, sin embargo, una amiga me dijo que no me tenía que encerrar en un lugar o nombre del cual me sentía claustrofóbico y ahí descubrí la bisexualidad.

Apenas hasta hace un año, me empecé a animarme a contarle a las personas desconocidas de las redes sobre mi sexualidad, esto me hizo sentir más seguro. Mis pensamientos eran “si no me conocen no le pueden decir a nadie de mi círculo cercano la verdad sobre mí y podré ver qué prejuicios tienen si me conocen tal y como soy”. Hasta ahora he tenido la fortuna de encontrar buenos amigos y amigas. 

Actualmente, no me siento listo para salir; aún no le cuento a todas las personas más importantes de mi vida, pero cada día doy un paso más y espero poder algún día tener el valor de contarles sin que nuestra amistad no cambie. Hoy tengo novia, y aunque ella sabe que muy posiblemente sea más gay que bisexual, me apoya, me entiende; sin embargo, en la familia hace poco mi padre me felicitó por tener novia, me dijo que un tiempo pensó que era gay por ser mi segunda novia en 21 años; yo moría de ganas de contarle la verdad y sé que algún día lo haré.

¡Hola! Mi nombre es Clara, y todo empezó cuando sales “del closet contigo mismo” gracias a Katy Perry. Fue un día casual y escuché su canción de Firework -que ya la había escuchado, pero nunca con atención-. Después me di cuenta de que me enamoré tanto de su canción como de ella, eso fue en primero de secundaria… Fue un proceso largo de aceptación, ya que vengo de una familia muy católica con el pensamiento de “Dios creo al hombre para estar con la mujer”, necesité este tiempo de encontrarme y definirme a mí misma y sin contarle a nadie.

En la preparatoria fue la primera vez que le contaba a alguien. Fue una amiga que es bisexual, fue el momento más nervioso y liberador mi vida. ¡La primera vez que salía del closet con alguien! Ella lo tomo muy bien. Todo fue tan normal que me hizo sentir cómoda. Después de ahí le fui contando a diversos grupos de personas, y fue cuando más abiertamente salí del closet, pero aún era con amigos. No fue ya estando en la universidad donde me abrí más, tanto en mis publicaciones en redes sociales como al platicarlo.

Aún con mi familia no salgo, por el temor de que me corran, así que espero tener una vida más independiente. Sé que mi mamá sabe, no obstante, por “respeto” -pienso yo-, no se atreve a preguntarme o hablar del tema.

Soy bisexual, y siento que decirlo en voz alta me sirvió para salir del closet; tarde en descubrir bien que acontecía conmigo misma. Pensaba que era 100% lesbiana, pero luego supe que me seguían gustando los hombres. El decir “Soy bisexual” ahora lo digo sin problema y orgullosa.

Tengo la mentalidad de que no necesitamos “traer un cartel” diciendo: “Soy bisexual”, “Soy lesbiana” o “Soy gay” si no que somos personas con diversos gustos. Así que yo no soy de decirlo mucho.

Los consejos que nos ofrecen las personas de estas historias y más compañeros se resumen en valentía y orgullo, contigo y con los demás. Recuerda que no estás solo o sola y si necesitas apoyo puedes contar con cualquier persona mencionada en esta lectura o en la que confíes. 

Clara: Con mi experiencia, puedo decir a otros jóvenes, que de verdad no deben de sentir ese miedo o preocupación de que los rechacen sus amigos o familia, en especial hoy en día las cosas son tan diferentes. La comunidad LGBT es tu familia y encuentras el apoyo y ese amor que tal vez con otras personas no. Además, nuestra generación y todos los que vienen después de nosotros somos de mentes empáticas o más bien, no somos cerrados, sino que aceptamos y amamos sin importar las diferencias. Así que no teman, siempre habrá alguien que los apoye y los quiera tal y como son. Y si alguien, algún día, necesita hablar del tema o desahogarse aquí estoy para apoyarlos.

Fernanda: ha sido difícil la estadía del closet familiar en cuarentena. Sobre todo, porque hay unos de nosotros, si no es que la mayoría de nosotros, que vivimos abiertamente nuestra sexualidad afuera de casa. Nuestros amigos nos aceptan, nos quieren y nos vale quién nos vea en la calle y solo somos. Dentro es otra cosa. Tengo que hablar en voz bajita cuando me refiero a alguna chica que me guste, en alguna plática con amigos, porque nos gusta hacer videollamadas para sentirnos cerca. Tengo que modular mi vocabulario, tengo que vivir todo para mí. 

Un pequeño consejo, para otros como yo, es mantener contacto con tus seres queridos y de confianza, son nuestro espacio seguro y una pequeña vista al exterior, al menos de alguna manera. Después de todo, elegimos amigos que nos quieran y acepten como somos. Refugiarnos en nuestros hobbies, encontrar la manera de estar afuera de este clóset al que nos metieron. Es lo que importa. 

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