LGBT, ¿marca registrada? – El lado económico del movimiento LGBT por parte de algunas empresas

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Por: Leonardo Reyes Amador

El mes de junio ha llegado y con este, los colores del arcoíris se han apoderado del mundo, desde que Martha P. Johnson y Sylvia Rivera, ambas mujeres transgénero en Estados Unidos y la escritora Nancy Cárdenas en México, durante los 70, que dieron pie a buscar un cambio para la comunidad LGBT, con el Movimiento de Liberación Gay y el Frente de Liberación Homosexual, en Nueva York y México respectivamente.

Esta lucha tiene un propósito que ha perdurado desde sus inicios en los 70’s, tan solo los mismos derechos que las demás personas tienen, el poder amar a alguien, sin miedo, sin prejuicios y la libertad de caminar por las calles recibiendo el respeto que la sociedad nos ha negado por años; claro que hasta hoy en día existen personas reacias a un cambio y no están dispuestas a tolerar la diversidad que ha existido desde hace tanto tiempo.

Por otro lado, hay quienes ven la lucha como una nueva forma de hacer dinero. Las empresas, compañías y marcas han encontrado una mina de oro en la comunidad, y no han perdido el tiempo para apropiarse de un movimiento que claramente no les importa, más allá de las ganancias que les pueda generar. 

Desde la marca Doritos que el año pasado sacó en el mercado su nuevo sabor Rainbows, hasta Bárbara de Regil, con su marca de proteína edición Pride, que, si bien pueden parecer amigables y con una intención de ayudar, el discurso sólo lo adoptan durante el mes de junio, adornando la publicidad con palabras motivadoras y “empoderantes” para después olvidarlo y tirarlo al tambo como si se tratara de la bolsa de alguno de sus productos.

Por un lado, la ya mencionada marca de frituras, según una entrevista hecha por el portal Expok, en palabras del equipo de Doritos, buscaban en 2016 crear una plataforma que promoviera el amor, la unión y el respeto a todas las personas, así como el compromiso con acciones tangibles que beneficien a la sociedad, respetando opiniones y posturas de los demás sin señalar o dividir.

Queda más que claro que, si bien utilizan el eslogan de Rainbow, para nada están apoyando en su totalidad la causa o el movimiento, aún se nota esa incomodidad. Y dejando sus posturas indefinidas -como si en ningún momento quisieran estar completamente del lado de la inclusión-, recordemos que esto es una empresa y necesita de consumidores, siendo México, un país donde aún la homofobia está muy normalizada, era obvio que Doritos no quería arriesgarse.

En Disney, por otro lado, es sabido por todos que la empresa del ratón se ha mostrado en pro de la representación homosexual en sus actuales proyectos tanto live action, como en la mayoría de sus series animadas; programas como Star vs Las Fuerzas del Mal o The Owl House, ya han mostrado en su momento a parejas formadas por personas del mismo sexo. Sin embargo, se sabe que al igual que las demás industrias, a Disney le preocupan los números y debe frenarse en varios aspectos, no por nada Alex Hirsch salió en Twitter acusando a Disney de hipocresía, limitando a creadores que hacen representaciones LGBT, recordemos que Rusia y China son mercados de gran importancia, mientras que en China las personas son más tolerantes, en Rusia la homofobia está muy arraigada, y su gobernante no es para nada pro derechos LGBT.

“Para cualquier creativo en Disney TV, publicación o transmisión, por favor, envíen spam sin piedad a sus ejecutivos con “hay espacio para todos bajo el arcoíris” la próxima vez que le digan que “revise” su personaje LGBTQ + por “no ser apropiado para Disney”. Fue uno de los tweets con los que Hirsch se enfrentó a la publicidad que publicó Disney en redes.

Las empresas y corporativos se han adueñado de un movimiento que busca hacer visibles a las miles de personas de la comunidad, con un propósito meramente lucrativo, e incluso, se encargan de invisibilizar a los demás colores del arcoíris, centrándose en personas gays y lesbianas, dando a entender que son ellos solamente los que existen y que bisexuales, demisexuales, pansexuales, etc., no, por el simple hecho de para ellos no somos algo comerciable y se les ha hecho mucho más fácil colgarse de dos orientaciones sexuales: las “populares”.

Es importante tener en cuenta que, si bien dan visibilidad a un sector de la población que durante años se ha reprimido y silenciado, hacerlo a costa de una marca o del dinero termina convirtiendo el movimiento en algo que definitivamente no es, un producto. La lucha toma su apogeo en junio, sí, pero es una lucha que va día con día, semana con semana, año con año, no es algo que sólo pasa exclusivamente en junio. Resulta insultante que, a pesar de que las empresas quieren incluir, terminan excluyendo a una gran parte de la comunidad LGBT. No somos una marca, no somos un producto con el que se pueda comerciar, somos personas, con voz y que buscamos respeto, uno que claramente no es prioridad para estas personas.

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