Infancias y adolescencias libres y diversas – Entrevista a Gabriela Mansilla

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Por: Camila Aguilar Ramirez

En 2013, Argentina se convirtió en el primer país que autorizó el cambio de género en el DNI (documento nacional de identidad) a una pequeña llamada Luana, es así como la primera nena trans logra esto siendo muy joven, bajo la Ley de Identidad de Género y sin necesidad de Juicio. 

Su madre Gabriela Mansilla, fundó la Asociación Civil “Infancias Libres”, donde lucha día a día para que los derechos humanos de las infancias travestis y trans sean respetadas y visibilizadas.

¿Qué tiene que ver un padre para darse cuenta de que su hijo/hija es trans?

Vamos a hablar también de la madre, del padre, de la familia. Porque quizás las manifestaciones de disconformidad del género asignado al nacer, lo pueda detectar una abuela, abuelo, tía, tío. Por lo menos para mí es importante hacer esa salvedad.

Lo primero que tenemos que ver es que en la niñez comienza a transitar una estadía de tristeza, de frustración. Es una niñez que quizás no está contenta, que no te das cuenta qué es lo que le pasa, empezar a descubrirse y poder manifestarlo como puede. 

La manifestación de la identidad empieza a darse entre los 2 y los 4 años. Todas las personas nos autopercibimos, alguna coincide la auto percepción con el género asignado al momento de nacer y en otras ocasiones no.

Tiene que ver también con el contexto, si hay un contexto de escucha en donde una familia está prestando atención a esos niñes, va a ser mucho más fácil. Y si está en un contexto en donde se le reprende, se le regaña por cualquier actitud, por supuesto esa niñez no va a poder hacerlo.

Lo que nosotros en “Infancias Libres” en todos los años que tenemos de militancia y de trabajo para con las niñeces y adolescencias de travestis y trans, hemos podido darnos cuenta que las primeras manifestaciones quizás sean esas; la tristeza y las preferencias por juegos o vestimenta generalmente del género opuesto.

Nos movemos en un mundo binario donde está establecido el ser varón y el ser mujer.  Para el varón hay determinados juegos, vestimenta, estereotipos y para la mujer igual. Entonces, si no sos varón, tenés que ser mujer. Y si no sos mujer, tenés que ser varón. 

Hay tantas identidades como personas hay en el mundo, el tema es que debemos de responder a las normas, porque si no, nos castigan tremendamente.

Lo que tenemos que empezar a darles a nuestras niñeces, es la libertad de moverse, de expresión, de juegos, de decir con qué se sienten cómodos, cómodas, cómodes y no imponer. Por eso es muy difícil decir qué es lo que tiene que ver, es muy personal, pero generalmente es a través del juego, de la incomodidad, de la tristeza, de esa niñez y de la vestimenta. 

¿Qué le recomendaría a la familia de infantes trans para acompañarlos en su proceso?

Lo más importante es trabajar con los miedos  y prejuicios que la familia tiene, reconocer que somos el mayor obstáculo para nuestres hijes. Que estamos atravesados por la cultura, que estamos replicando este modelo de heterosexualidad y no como orientación sexual, sino como una matriz, como una forma de vida, o sea no hay otra cosa que no sea; el varón, la mujer, la casa, el perro, los hijos, el gato ¿viste?. Entonces tiene que ver con esto, los mandatos, la culpa, el catolicismo y todo lo que acarrea la idea de la heterosexualidad obligatoria.

La familia tiene que hacer un trabajo muy grande y no todas las familias lo quieren hacer. Primero hay que cuestionarse ¿cómo somos en realidad?, ¿cómo construimos nuestra identidad?, ¿qué es ser mujer?, ¿qué es ser varón?, ¿qué rollo tengo yo?, ¿qué es lo que me pasa a mi con una niña que tiene pene?, ¿con un niño que tiene vulva?, ¿por qué respondo, o no a determinados estereotipos?

Y después, ¿cuánto amor puedo dar?, pero no dentro de un amor egoísta. Y que sea la niñez que me diga qué es lo que realmente necesita y poder acompañarla en sus necesidades y poder enfrentar a una sociedad, a la escuela, al sistema de salud y a todo lo que está acosando, reprimiendo, expulsando a mi hijo, hija, hije.

Tiene que ver, también con mi educación, cómo me formaron, la familia tiene que entender un montón de cuestiones instaladas y eso lleva mucho tiempo y en realidad nuestres hijes necesitan la urgencia. 

Yo no doy consejos, sí cuento lo que hice yo; fue abrazar a mi hija con todo el amor que pude, protegerla de esta sociedad que es violenta e inmediatamente me puse a informarme. Me metí dentro de la comunidad travesti/ trans y empecé a escuchar a las compañeras travestis, para poder entender a la mía, para poder entender a mi hija y bajar la expectativa propia, y acompañar la expectativa de las niñeces que no son las mismas que las mías.

¿Qué tan fundamental es que la gente trans pueda tener una infancia donde su identidad no sea invisibilizada?

Una persona que no tiene una niñez, no solo visibilizada o protegida, no tiene futuro no puede constituirse, acarrea un montón de daño. Quedan un montón de heridas en el cuerpo, en lo emocional, en el alma. Se le quitan un montón de posibilidades.

La manera de visibilizar a una niñez trans/travesti es hablar de eso. Que dentro de las escuelas se pueda hablar de la identidad trans/travesti, que se pueda hablar de la identidad de género de todas las personas, que se pueda tener una educación sexual integral. No sólo en los lugares donde existan las leyes, sino que empecemos a hablar de otra clase de humanidad, donde quepan todas las identidades. 

Donde cada niñez sea respetada en su expresión, en lo que dice, en lo que manifiesta, que no haya solamente una respuesta a los estereotipos de género, belleza, que es lo que debe de ser, cuánta fuerza debe mostrar un varón y cuanta sensibilidad debe mostrar una nena, esos son estereotipos. Cuando las libertades empiezan a aflorar, lo primero que se hace es reprimirlas. 

La niñez debe de ser acompañada, especialmente en las niñeces travestis y trans, porque no hay un plan para ellas, no hay un plan dentro de la educación, no están en los planes políticos, no están en la agenda emocional de una sociedad y es muy importante porque la expectativa de vida de una persona travesti/ trans en Latinoamérica es muy baja. Visibilizar desde la niñez es garantizarles la vida y ¿qué clase de vida? Una vida digna. Y también hablar de una muerte digna, porque una cosa es morir de viejas y otra cosa es que no lleguen a los 35 años de edad. 

¿Cómo describiría el antes y el después de Luana?

De ser una niña triste, que se golpeaba, que no encontraba cómo decirlo, a la adolescente que es hoy, el cambio es enorme. Costó muchísimo. No en ella, ni en mí, ni en mi familia. Costó muchísimo en la sociedad.

Lo que cambió en Lulú es el contexto, la capacidad de escucha que tuvo su familia, la capacidad de escucha que tuve yo y lo que yo pude hacer para que ella fluyera en su sentir, en su decir, en su construcción. 

Tenemos una manera muy equivocada de mirar a la niñez trans y es pensarla como un objeto de estudio o como algo que le pasa a esa niñez y en realidad lo que hay que pensar es qué nos pasa a nosotres, las personas adultas, con esa niñez.

¿Qué recursos deben estar a disposición de las familias y de los infantes?

Los recursos que deben de estar para las familias y las niñeces, tienen que ver con el Estado. Cómo puede proporcionar la garantía de una vida digna, con el efectivo cumplimiento no solo de las leyes, sino de los derechos que se tienen por ser personas. 

Acá estamos hablando siempre de derechos humanos y pareciera como que hay que ir a conquistarlos, como que hay que ir a buscarlos, a ganarlos. Cuando ya se tienen por derecho. 

Se tiene que tener la garantía de los Estados de cada país en garantizar que una niñez pueda ir a la escuela sin recibir todas las violencias que recibe, que pueda caminar por la calle sin que la sociedad le señale o se burle, sin que les maten.

Hay muchos recursos ahora en día, por lo menos acá, en Argentina. Está la Ley de Identidad de Género. Tienen que existir leyes, legislaciones que protejan a todas las niñeces; la educación es fundamental, la información es fundamental, libros, láminas, textos. Que se hable en las escuelas, que el sistema de salud se capacite, la capacitación de les docentes, de los profesionales de la salud, de las personas del sistema judicial.

Tiene que haber un cuestionamiento, una interpelación al sistema para que se puedan empezar a trabajar desde otro lugar y a modificar un montón de modelos que tenemos en todas las instituciones y en la sociedad misma.

Y quizás, cuando no hay recursos, estamos impulsándolo por familias que sí tenemos una niñez trans, gracias a la comunidad adulta travesti/trans que ha marcado un camino porque existieron antes, y lamentablemente sobre muchas de nuestras muertas es que hoy nuestras niñeces pueden caminar tranquilas con nosotras de la mano. Porque sino hubiese existido la comunidad travesti/trans resistiendo a lo largo de la historia, hoy no tendríamos la posibilidad de que las niñeces puedan empezar a expresar y que tengan esos, esas referentes dentro de su misma comunidad. 

Entonces los recursos cuando se agotan o no existen; queda el recurso del amor, del abrazo, sino, ¿cómo hice yo sin recursos, sin nada?.

El amor responsable y político es el mayor recurso, apelar a eso, a la responsabilidad de la crianza y de una crianza que resulta muchas veces colectiva. Tengo una compañera que dice que mi hija es mía, mi responsabilidad, pero cuando mi hija sale al mundo, es responsabilidad del mundo. ¿Esto qué quiere decir? Que cuando va a la escuela, la responsabilidad es de la escuela, cuando va al sistema de salud, la responsabilidad es del sistema de salud, cuando camina por la calle es responsabilidad de la sociedad. Por eso la crianza es colectiva.  

Lo que hace falta es que la sociedad se vea interpelada a través del estado y de políticas públicas, que empiecen a poner este tema en agenda y se empiece a trabajar desde otro lugar.

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