“Échale ganas”: El estigma y la falta de empatía alrededor de la salud mental

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Pacientes y profesionales de la salud mental cuentan su versión de la historia

Por: Roy Zaldívar

Cada día es más común escuchar a personas hablar de ansiedad, depresión, etc. La conversación sobre trastornos mentales se ha vuelto recurrente; millones son afectados. Sin embargo, aún existen estigmas respecto al tema; la desinformación y falta de empatía, provocan una aproximación inadecuada a quienes los padecen.

La Secretaría de Salud Federal, estima que en México 15 millones de personas presentan algún trastorno mental, en su mayoría adultos jóvenes. Resulta alarmante que prevalezca un rechazo alrededor de la salud mental porque muchas veces, además de ser el principal impedimento para recibir ayuda, genera comentarios hacia aquellos que inician un tratamiento psiquiátrico por parte de amigos y familiares. Estos, más allá de beneficiar al paciente, generan dudas e inseguridades en él.

La Doctora Elisa Hernández Carranza, psiquiatra por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), explica que “la idea de ir con un psicólogo, o peor aún, un psiquiatra, genera estigmatización a causa de la poca información conocida. Si bien en los últimos años se le ha dado mayor importancia a la salud mental”. 

Para entender más sobre el tema, se han entrevistado a tres personas diagnosticadas con diferentes trastornos mentales. Ellos, bajo seudónimos, comparten su experiencia en torno a sus padecimientos. 

Manuel es un estudiante de 22 años, diagnosticado desde 2018 con depresión psicótica, la cual describe como: “tener periodos largos donde cambian drásticamente tus emociones, puedes estar muy feliz y de la nada caes semanas sin salir de tu cuarto”. Cuando comenzó su tratamiento, su principal preocupación fue la respuesta que la gente tendría al conocer su estatus. Manuel afirma que, aunque encontró  apoyo en su familia y amigos, al principio existían prejuicios. Afortunadamente, conforme avanzaba su tratamiento, la situación iba mejorando. “Dejaron de hacer comentarios, en cambio, me garantizaron un espacio donde me sentía cómodo”. 

No obstante, Manuel pasó por circunstancias donde se sintió señalado por padecer este trastorno. “Hubo personas que no eran tan cercanas que se dieron la libertad de hacer bromas fuera de lugar. Incluso un chavo se alejó de mí, y sentía ese prejuicio de <<te respeto, pero no te quiero cerca de mí, porque no sé qué clase de persona eres>>”. El mayor obstáculo desde su diagnóstico ha sido sentir la pérdida de su progreso. A raíz del aislamiento por la pandemia del COVID-19, se ha enfrentado a situaciones que le recuerdan el poco control que tiene sobre sus emociones.

Por otro lado, Cynthia es una estudiante de psicología la cual padece Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) desde hace cuatro años. Desde niña presentaba rasgos de ansiedad, sin embargo, sus padres, a pesar de ser médicos, se rehusaron a brindarle apoyo psiquiátrico a causa de su corta edad. Cynthia describe a las personas con TAG como “aquellas que se preocupan más por el dinero que por sus relaciones. Van a querer pasar mayor tiempo solos, propensas al tabaco, al cannabis; propensas a una inestabilidad emocional”. En principio no contó con la aceptación de sus padres. En cambio, encontró una red de apoyo con sus amigas de psicología, ahí le preguntaron qué podían hacer para ayudarla. “Preguntarle a la persona que ha sido diagnosticada es importante, decirles <<no tengo idea cómo te sientas, aunque lo comprenda a grandes rasgos, nunca voy a sentirme como tú. ¿De qué forma puedo estar para ti?>>”, afirma Cynthia. 

Ella ve como principal estigma en torno a la salud mental el considerar a la persona como “débil” y creer que la cura la encuentras “echándole ganas” y con pensamientos positivos, lo cual es falso. “Hay desbalances neuroquímicos que explican el origen de cada trastorno”. A través de la psicoterapia pueden encontrarse soluciones. La estudiante afirma que el mejor consejo para quienes padecen algún trastorno, es saber que “el proceso es nuestro, nadie va a hacer por nosotros mismos lo que queramos de nosotros. Nadie va a venir a salvarte. Debemos tomar decisiones importantes como decir <<no me siento bien, necesito ayuda>>. Es importante tener paciencia, ser conscientes de que todos los problemas no son un alucine y tienen una causa al igual que un proceso que se necesita seguir para mejorar”.

Por último, Héctor es un estudiante diagnosticado con bipolaridad nivel 1 hace 2 meses. Los principales efectos han sido “desconocerme a mí mismo y tener manías, impulsos de mi personalidad”. Su mayor preocupación al ser diagnosticado fue “tener que compartirlo con algunos que no son cercanos a mi condición”. A pesar de vivir en una generación donde la salud mental se habla más, también es objeto de burla. “Jugar con los términos resulta serio, yo lo llegué a decir, soy bipolar, y ahora que tengo ese diagnóstico me da pena compartirlo por los efectos adversos como depresión o episodios maniáticos”.

Él comenta que por ser reciente su diagnóstico, aún no lo ha compartido con muchos conocidos, pero con quienes lo ha hecho, no recibió la respuesta esperada, pues algunos no saben cómo reaccionar. “El <<échale ganas>> es lo más tonto que le puedes decir a alguien con trastornos mentales. Es un trabajo de todos los días y no es gradual”.

Si bien puede resultar benéfico identificar un malestar y acudir a recibir atención de un psicólogo o psiquiatra, también se puede caer en un falso diagnóstico. Hernández Carranza explica: “te quedas con la falsa idea de que todos los bipolares se comportan de tal manera. Las consecuencias son el favorecimiento a algún estigma, así como a que el resto de las personas a tu alrededor no entiendan la importancia del proceso”.

La mejor opción para quien presente síntomas de algún trastorno mental, es buscar centros o redes de apoyo, así como gente con situaciones similares. Expresar las cosas a través del lenguaje puede ser el mejor aliado, ya que permite realizar descripciones, por medio de adjetivos que no emitan ningún juicio. “Muchas veces, nombrar las cosas por su nombre resulta insuficiente al no tener el conocimiento para hacerlo, no obstante, a través del lenguaje podemos describir de manera asertiva lo que sentimos. Esto ayudará a la comprensión de lo que pasa en tu interior para los demás y el personal médico”, afirma Hernández Carranza.

Cuando viene la pregunta de ¿a dónde pedir ayuda? Es necesario saber que todas las instituciones públicas cuentan con servicio de psiquiatría sin importar la derechohabiencia. También se cuenta con instituciones por parte de servicios de salud, como el caso de la Clínica Psiquiátrica “Dr. Everardo Neumann Peña” que  brinda servicio las 24 horas del día.

Si conocen a alguien con trastornos mentales, se recomienda que, una vez recibida esa información, no emitan ningún juicio. A veces, la intención de ayudar es genuina, pero el tipo de comentarios pueden perjudicar. Resulta acertado preguntar qué funciona o qué necesita esa persona, además de ofrecer recursos sin querer imponerlos. 

En conclusión, debemos ser conscientes del estigma existente respecto a la salud mental y tratar de erradicarlo a través de la empatía y la búsqueda de datos relacionados. Los trastornos necesitan ser tomados en serio, además de requerir un diagnóstico profesional de la salud, así como un tratamiento. No tenemos que generalizarlos. Cada uno tiene una evolución, un pronóstico y un modo distinto de manejo.

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