Rocío Morales Cruz es egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UASLP. Como periodista deportiva es la primera mujer en narrar un partido de fútbol en radio en México. Igualmente es una de las primeras y de las pocas mujeres en ser miembro del Salón de la Fama del Futbol. Además, se ha desempeñado como jefa de prensa y comunicación social en distintas instituciones públicas y gubernamentales.
Hablemos un poco de tu carrera. Te has insertado en un ámbito predominantemente de hombres, me refiero al periodismo deportivo, ¿has sentido un ambiente hostil o algún tipo de dificultad para abrirte camino en este medio?
Fíjate que no. Cierto, llegue a un mundo de hombres; pero yo siempre he vivido en un mundo de hombres. En mi familia son hombres, no tengo hermanas, solo tengo a mi mamá y a una tía que me lleva 4 años, la hermana más chica de mi papá, que es con la que siempre conviví. Para mi nunca ha sido un conflicto trabajar con hombres; o tratar con hombres; o vivir con hombres. Personalmente puedo decir que nunca me he sentido hostigada o acosada, incluso, me he sentido muy apoyada por muchos de ellos. Yo se que soy privilegiada al tener muchos amigos varones, entre los que hay jugadores, técnicos, árbitros y directivos; eso me gusta mucho. Es un mundo de hombres, sí, pero el trabajo que yo he entregado, mi capacidad y mi labor, no como mujer, sino como profesionista, me ha hecho ganar un reconocimiento en este rubro. Trabajando en el periodismo deportivo he tenido la fortuna de conocer a grandes maestros y amigos, como son el Che Ventura, Emilio Fernando Alonso o el mismo Perro Bermúdez, Erick Fisher, Miguel Gurtvits, todos ellos grandes personajes de la narración deportiva.
Recuerdo una anécdota muy bonita, cuando Tomás Boy me marcó para pedirme un consejo. Me dijo; ”Rocío, me toca narrar a su San Luis el fin de semana; oriéntame, ¿qué tengo que saber para poder hacer bien mi trabajo?”, ¡imagínate, que un técnico de ese nivel te hable para pedirte un consejo! Eso te da satisfacción, te da orgullo y un sentimiento de sentirse bendecida.
¿De dónde viene ese gusto por el periodismo deportivo y, supongo, por el deporte en general?
Por el fútbol, más que por el deporte en general. Desde chiquilla me sentaba a ver el fútbol con mi papá, y lo que sé de fútbol, lo sé por él. Él no era un jugador profesional, pero sí jugaba con sus compañeros de la fábrica, él trabajó en la Ford toda la vida. Mi papá me enseñó qué era un fuera de lugar, un saque de meta, una tarjeta amarilla; él me enseñó a entender este deporte.
Me gusta el tenis y también el box. Cuando era niña los sábados de box eran tradicionales, antes solo había una televisión por casa y nos juntábamos a ver a mi tío Chucho Castillo, que fue boxeador y campeón del mundo; sin duda aprendí del mejor. Me gustan los toros pero siempre digo que soy villamelona, no sé de toros, pero me gusta la fiesta brava.
Mis papás eran beisboleros, sé de béisbol pero no me gusta. Puedo decir que me gustan mucho los deportes, ninguno como el fútbol, pero sí muchos. El fútbol es mi pasión. Yo prefiero ver un partido que ir a otro lado. Mi vida es el fútbol, en el cual he hecho parte de mi vida profesional como cronista y periodista.
Precisamente veía que en tu perfil de Twitter tienes la frase de: “narradora del fútbol y de la vida”, osea tu quehacer profesional está enlazado con tu vida de manera íntima. ¿Cómo fue tu incursión en este medio?, ¿cómo llegaste a entablar comunicación con estas personalidades?
Yo les digo que pateando un bote he hecho mi vida, porque no he buscado, pero al mismo tiempo sí. Mucho de lo que soy es por la entereza con la que me criaron mis padres. Ellos siempre me dijeron que no pasaba nada si preguntaba. Quise ser balonera, entonces mis padres me llevaron al estadio Azteca, ahí me dijeron que no había mujeres baloneras; quise ser cerillo de un centro comercial, me llevaron al centro comercial y me dijeron que no había niñas cerillos; quería jugar futbol y me llevaron al equipo Atlante del IMSS, y me dijeron que las niñas no juegan futbol, nomás lo ven. Por eso mi vida ha sido patear un bote, yendo un poco con la corriente y viendo que pasa.
Mi incursión en este medio se dio hace ya varias décadas. Cuando Televisa compra al equipo de San Luis. Mi curiosidad me llevó al estadio, iba de manera regular a los entrenamientos, donde para mi sorpresa la puerta estaba abierta. Yo soy americanista, entonces venían algunos jugadores de este equipo. Mi presencia continua generaba curiosidad. Supongo que una mujer sentada en el pasto generaba cierta inquietud. Un día Juan Antonio Luna, quien era técnico del equipo, me preguntó qué hacía yo ahí; mi respuesta fue que era comunicóloga y reportera. Cuando el equipo asciende a primera división Juan Antonio me dice: “búscate una corresponsalía chamaca, van a necesitar los medios nacionales una corresponsal aquí”. En ese entonces yo escuchaba un programa en “W” Radio del Perro Bermúdez. Conseguí el teléfono de W Radio y empecé a marcarle al Perro, por supuesto nunca lo encontré, pero la señorita que siempre me contestaba, que después me enteré que era la secretaria de la dirección me sugirió hablar con otra persona. Ella me comunicó con un tal Jorge Camacho, que en aquel entonces ignoraba quién era, y resultó ser el director de deportes de Televisa Radio.
Cuando hablé con Camacho le dije que estaba interesada en ser corresponsal. Me pidió que para las 3 de la tarde tuviera algunas entrevistas y estuviera lista para hacer una pequeña prueba para ver si yo daba el ancho como corresponsal. En ese tiempo no existía la tecnología de hoy para poder hacer una entrevista, entonces, desde el teléfono de mi casa busqué los teléfonos de algunos hoteles en Acapulco, que era la sede de la pretemporada. Conseguí entrevistar a dos jugadores, con mi grabadora de casete cuadrado, la puse en el teléfono y así grabé. Cuando me hablan, doy mi reporte de la pretemporada. Me dijeron que había dado muy bien mi reporte al aire; ¿al aire? Yo no sabía que estaba al aire, sino me hubiera puesto muy nerviosa. Al día siguiente me confirmaron que me iban a pagar 5 mil pesos. Yo solo quería ir al fútbol, e imagina, ¡ahora con paga! Siempre lo que he soñado lo he conseguido, solo he ido a preguntar; por eso mi vida se ha hecho pateando un bote. La vida me ha respondido con bendiciones, porque para mí hasta respirar es una bendición.
No hay un plan pero si hay un gusto…
Sí, exacto, y voy llegando, aprendo a divertirme y aprendo a aprender, voy sorteando la vida conforme se van presentando las situaciones. Yo no me niego a las cosas, siempre doy lo mejor.
¿Qué sientes de ser la primera mujer en todo México en narrar un partido en la radio?
Fíjate que ni lo piensas, porque yo ni sabía que ninguna otra mujer, antes de mí, había narrado.
Pero actualmente, ¿qué representa ese hecho para ti?, ¿qué representa ser de las pocas mujeres miembros del Salón de la Fama del Futbol?
Híjole, mucha satisfacción. Mucho gusto de haber empezado de la mano de mi amiga Gaby Fernández de Lara, porque yo fui la primera en radio y ella en la televisión. La vidad me ha llevado por esos caminos y cuando volteas a ver a esas grandes figuras de la narrativa, que fueron tus ídolos y que ahora son tus compañeros; cuando Emilio Butragueño en la puerta del Santiago Bernabéu y te dice ¿Rocío cómo estás? Y te entrega una playera con tu nombre; entonces caes en cuenta de lo que has hecho y has cosechado.
¿Qué cualidad debe tener una persona que se dedica al periodismo deportivo?
Pasión, entrega y gusto. También es algo nato, porque no se puede enseñar a narrar a alguien. Yo creo que eso es algo que cada quien debe buscar en su interior.
La curiosidad que lleva a conocer el contexto de algún personaje o situación también es muy importante. Por ejemplo, cuando te mandan a entrevistar a alguien que no sabes quien es, tienes que investigarlo. Ahora es muy fácil, con el “San Google” encuentras todo; antes no. Cuando yo estudiaba producción de radio y televisión con Don Raúl del Campo, llegabas con tus “mamotretos”, a darle la información a los periodistas que lo necesitaban. Ahora ya solo es cuestión de entrar a internet. No puedes llegar a preguntar a tu entrevistado su nombre y su cargo; ¿cómo?, ósea ¡no saben ni a quien están entrevistando!
¿Es una falta de respeto?
Totalmente, y eso es algo que priva entre los reporteros. Es inconcebible que un periodista pregunte a un funcionario su nombre y su cargo. En esta profesión necesitas que te guste lo que haces, que tengas pasión, y sobretodo que te informes del contexto. Que leas todos los días. Si no lees un periódico, sino ves un noticiero, si no escuchas la radio, ¡sino lees tus propias notas!, esta no es tu carrera. Hoy veo que muchos de los chicos que trabajan en medios no leen; no se informan. Yo pienso que esto es de memoria histórica, no te puedes olvidar de lo que sucedió hace diez años, interfiere para la vida política y social actual. No puedes hablar de tu pueblo solo con lo que sucedió en las últimas 24 horas. Yo por eso siempre les digo, lean a Adriana Ochoa, carajo, la lees y te da el contexto histórico. Juan Antonio González, otro gran periodista, con una capacidad narrativa increíble. En esta carrera necesitas pasión, amor por lo que se hace y entrega infinita. Esto es desde que amanece hasta el anochecer. Tiene uno que ser metiche, sino te interesa lo que sucede a tu alrededor, ¡búscate trabajo en otro lugar!
Hablemos ahora de este otro campo que has incursionado, el de la comunicación política. Desde muy chica te involucraste en los movimientos estudiantiles. ¿Ese ámbito también está minado para las mujeres o está parejo el piso?
Fíjate que tampoco sé muy bien. Si me ha tocado que, sobre todo en los últimos años, te violenten, queriéndote callar y doblar, pero, ¡yo no me se doblar!. Yo empecé a trabajar en este ámbito cuando estaba en la universidad. Recuerdo que mi maestro de cuestión política en la facultad, preguntó al salón si alguien quería ir a trabajar con él. Yo levanté la mano como siempre, y ahí empecé a trabajar en el PRI. En este trabajo empecé a involucrarme en el medio. Hacía llamadas, realizaba trabajos de protocolo; aprendí a relacionarme. Cuando terminé la escuela me fui a estudiar producción de radio y televisión. Cuando regresé a San Luis y me consiguieron trabajo en la campaña para gobernador de Fausto Zapata. Se terminó la campaña y el gobernador me invitó a trabajar con él en la Secretaría Particular, entonces trabajé ahí 15 días. Luego me fui a la Confederación de Organizaciones Populares del PRI, posteriormente trabajé en el INFONAVIT, luego en la Oficialía Mayor de Gobierno del Estado, y así me fui involucrando cada vez más en la administración pública, desde los años 90.
¿Eres feminista?
No lo sé, no sé si catalogarme como tal. Lo que sí te puedo decir es que nunca me he doblado frente a ningún hombre. Mi trabajo siempre me ha respaldado, y no por ser mujer he tenido alguna barrera para hacer lo que más me gusta.
¿Cuál es tu mayor cualidad profesional?
La lealtad; sin lealtad no se puede ser profesional. Te permite enfocarte en un proyecto y sacarlo adelante.
En 3 palabras cómo te definirías
Leal, comprometida y, por qué no; cabrona
Excelente profesionista de la comunicación y excelente persona. Felicidades por esta entrevista.