Galería de Egresados – Entrevista con Carlos Matienzo Serment

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“Un director no debe ser un dictador”

“Uno visualiza una parte, pero solo en conjunto es como agarra sabor una película. En estos años he aprendido a escuchar, sabes que hay batallas que debes ganar y otras perder, entender que todos tienen necesidades profesionales. No todo se trata de ti, sino de un equipo. Así te ganas la confianza de las personas con que trabajas”

Carlos Matienzo Serment

Carlos Matienzo Serment, quien es egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuenta con una sólida trayectoria de 12 años como guionista, director y productor de cine. Su cortometraje “ESCONDIDAS” resultó ganador del 17o Concurso Nacional de Proyectos de Cortometraje por Regiones 2017 de IMCINE, Selección Oficial en Festival Internacional de Cine de Morelia 2019, Ganador de Remmy Plata por mejor cortometraje de Terror/Fantasía en Houston Worldfest y Selección Oficial en Festival de Cine De Ensenada 2020 y Selección Oficial Cortometraje Mexicano en el Festival Feratum 2020.

¿Por qué decidió estudiar Ciencias de la Comunicación? 

Desde muy chavo quise estudiar algo que estuviera cerca del cine. Yo soñaba con hacer películas, pero no sabía qué camino seguir. Recuerdo que en el momento de escoger carrera me dije a mi mismo, comunicación es lo que me puede acercar a ese medio.

El cine, a pesar de estar presente en la vida de muchas personas a nivel profesional, tiende a verse como algo inalcanzable o difícil de lograr. ¿A qué te enfrentaste?, ¿cuáles fueron los primeros obstáculos cuando decidiste dedicar tu vida al cine?

Mi llegada se fue dando conforme avance en mi trayectoria como estudiante. Siempre estuve muy cerca de los cineclubes, trataba de involúcrame lo más posible en el mundo del cine, así conocí personas que compartían mis gustos. Casi al finalizar la carrera, un amigo me invitó a participar en un proyecto de cortometraje para el Festival de Cine de Guanajuato, para entonces yo había trabajado ya en algunas televisoras locales y tenía conocimientos de iluminación. Con este cortometraje, llamado “Juanjo”, obtuvimos el primer lugar. En la premiación, estando en el pódium, me dije a mi mismo: esto es lo que quiero hacer.

Unos meses después, un tío de mi esposa me dijo que iba a prestar una locación para una película que se iba filmar en San Luis Potosí. Él nos invitó a visitar las grabaciones, pero yo no quería ver, yo quería trabajar ahí. En ese momento no me dio miedo y fui por esa oportunidad. Hablé por teléfono con el productor ejecutivo y le dije que me gustaría trabajar en la película, a lo que me responde: ¿tienes coche?, le dije que sí, y empecé al día siguiente como el último personaje de la escala del cine, era el asistente del asistente. 

Poco a poco fui escalando en el camino, hice varios amigos y fui el único de los chavos sin paga que aguantó la película completa, me avente tres meses con ellos. Con esta experiencia, además de aplicar mis conocimientos, logré hacer buenos contactos. Unos meses después estaba trabajando en la Ciudad de México.

¿A quién admiras?, ¿tienes algún director que te haya servido de inspiración? 

Guillermo del Toro, siento mucho su figura, me encanta su trabajo. Además, admiro a muchas personas con las que he trabajado y de las que he aprendido. Como asistente de dirección me acerqué a varios directores, entre ellos están Andrés Ibáñez y Andrés Káiser que son grandes directores y amigos míos. Admiro su trayectoria y en su camino veo mi propia lucha. Otros nombres que puedo resaltar son los de José Ramón Chávez, Víctor Dávila, o el buen Bernie González Burgos; estas generaciones arriba de mi fueron las que me inspiraron mucho. El camino en cambio a la dirección si fue distinto. En un principio yo quería ser director de fotografía. Trabajando con otros directores me di cuenta de que yo pensaba más como director y no como director de fotografía, ya que les construía y les apoyaba más con perspectivas de desarrollo de la historia. 

El cine es tan extenso, como lo es la realidad, porque finalmente es un reflejo de esta. ¿Por qué entre tantos géneros, eliges la fantasía?

Me gusta mucho, pero también el género de terror e igual el drama. De alguna forma no quisiera cerrarme a un solo género. Con la fantasía descubrí que al momento de poner en papel una historia me siento muy cómodo. En el caso de mi cortometraje “Escondidas”, este viene de un cuento que escribió mi esposa hace 12 o 15 años. Me sentí cómodo escribiendo el guión, es un género que se me da. 

A veces, he intentado hacer cosas más personales, acercadas al drama, pero encuentro una especie de freno. La fantasía, por el contrario, te permite explayarte más sin ser tan intimo, jugar con estas metáforas que te permiten hablar de los temas sin clavarte en lo personal. Es el género que más estoy trabajando, pero también me gustaría explorar la parte documental o escribir un buen drama.

Las obras artísticas en general son reflejo de sus creadores, muchas veces vienen de vivencias reales, ¿De dónde obtienes tu inspiración?

Las temáticas dependen mucho de las convocatorias en los diversos festivales. Lo que hago con mi equipo es analizarlas y luego buscamos algún tema que pueda funcionar. En el caso de “Hanka”, un corto con el que obtuvimos el tercer lugar en el Festival Ecofilm, la historia está inspirada en una experiencia de un amigo, que fue a hacer hinking junto a su perrita Hanka, y esta fue mordida por una víbora. La idea era mezclar esta historia con la temática de movilidad urbana. 

En 2019, Ecofilm fijó la temática de energías renovables. Con el corto “450”, ganamos el primer lugar. La historia es de un chavo que hereda de su padre un auto antiguo. En aquel entonces pasaba lo de guachicol, y tomamos como referencia ese tema. En la historia el chavo queda varado en medio de la carretera donde conoce a un anciano, una especie de sabio maestro, que se encuentra involucrado en el tema de las energías renovables y es quien finalmente le ayudará a regresar a casa.

Háblanos un poco de este cortometraje “Escondidas”, el cual es ganador de múltiples premios y estuvo presente en el Tour de Cine Francés. En este corto vemos la antigua minera de San Luis Potosí, ¿Cómo eliges un lugar?

El proceso siempre es un volado. Uno imagina una locación ideal y algunas veces no ocurre. En el caso de “Escondidas” ya había trabajado con Bernardo González en esta misma locación. Aquella vez le dije, déjame tocar esa chimenea que he visto desde niño (la chimenea de la antigua fundición de Industrial Minera México en la ciudad de San Luis Potosí, visible desde varios puntos de la urbe).  Aquí primero hice el scouting. Todo lo que puse en el guión ya estaba visualizado en la locación real. Este es un proceso un poco distinto, pero lo he aplicado un par de veces; voy, visito la locación, imagino los espacios y sobre eso voy construyendo la historia. El cuento lo tuve que adaptar, ya que originalmente era en otro contexto, yo quise ambientarlo en una minera en decadencia, en un lugar de mucha muerte, no hablando históricamente, sino que es un espacio muy fúnebre, distanciado a nivel espacio temporal, arrumbado, esto para situar a la muerte, que es uno de los personajes principales. Platicamos con los encargados acerca de lo que queríamos plasmar, es algo importante ser muy honesto para saber si se puede. Yo no escribí este guión hasta haber visto, tocado, sentido los espacios, cuando ya tenia la locación a nivel visual muy poderosa.

Guillermo del Toro habla de una necedad obligatoria en el cineasta, para ti ¿qué cualidades debe tener?

Yo creo, según mi experiencia, hay que aprender a trabajar en equipo. Es necesario rodearte de gente muy profesional, aprender de ellos a la par que desarrollas una historia. Pienso que el director no debe ser un dictador, no te debes clavar con la idea de “así lo vi en mis sueños y así debe ser”. Tu presentas un guión y cada integrante de tu equipo tendrá su propia versión. Uno visualiza una parte, pero solo en conjunto es como agarra sabor una película. En estos años he aprendido a escuchar, sabes que hay batallas que debes ganar y otras perder, entender que todos tienen necesidades profesionales. No todo se trata de ti, sino de un equipo. Así te ganas la confianza de las personas con que trabajas.

¿Cómo es el proceso para hacer un casting? ¿Se queda el que mejor actúa, o el que mejor podría actuar?

El sello que quiero darle al cine que hago es precisamente que siempre hay, como dices, los diamantes en bruto; talentos que están por surgir. Creo que hay que dar oportunidades a gente nueva. También es importante salir del estereotipo, no siempre ver gente bonita en el cine, es interesante encontrar nuevas personas, explorarlas por medio de los ensayos e incluso en pláticas muy personales, que es donde surge esa magia. Claro, también he trabajado con gente muy profesional, con amplia trayectoria, como Fernando Becerril, quien precisamente trabajó conmigo en “Escondidas”. En el guion, el personaje de Fernando fumaba, y el en la vida real tenía más de 20 años sin fumar, lo hablamos y muy profesional acabó fumando; muchísimo, por cierto. Lo bonito es que entendió mi necesidad en cuanto a la concepción del personaje.

En el caso de “Tekechun”, un cortometraje que pronto saldrá en el Feratum Film Fest, el guion fue escrito con la colaboración del actor principal, fue una experiencia muy padre, fue algo así como: tu lo llevarás a las pantallas y yo seré el guía para eso. 

La fórmula para los castings es hacer distintas matemáticas en cada grabación, explorar los potenciales de cada persona. 

Se dice que un buen principio y un buen final hacen una buena película, mientras no estén muy distanciados el uno del otro.  Cuando tu escribes un guion, ¿Ya sabes en que va terminar?

El proceso que siempre me gusta adelantar es una estructura. Establezco los puntos importantes de la historia, mediante el desglose de los distintos actos. Pocas veces he dejado ese descubrimiento del final durante el proceso. 

¿En qué momento se encuentra el cine mexicano? 

Tenemos que partir del momento histórico en que estamos. Un momento meramente político y conflictivo. La perdida de fideicomisos nos habla que en el cine no sabemos de donde vendrán los fondos. Algo que sí quiero enfatizar, como potosino y como miembro de esta generación, es la descentralización del cine, contar historias fuera de la Ciudad de México, como lo vemos con Fernando Frías en su película “Ya no estoy aquí”. Espero que las comunidades de cine fuera de la Ciudad de México sigan creciendo y logren contar historias que no se cuenten en un mismo lugar. Yo ahorita traigo un largometraje en desarrollo, una historia de terror y fantasía que ocurre en San Nicolás Tolentino. Descentralizar el cine nos da la oportunidad de contar con gente especializada en cada región y estado. Hay una generación de nuevos contenidos, sin embargo, el tema de los fondos siempre es el gran tema. Las nuevas generaciones tenemos hambre por filmar; limitados por presupuesto, pero nunca por creatividad.

¿Qué recomiendas a aquellos jóvenes que desean fincar una carrera en cine?

Entender que laboralmente estamos en un proceso de cambio y de especialización. Es importante que entiendan los distintos puestos en el cine. Algo que veo hoy, y que he entendido a lo largo de mi trayectoria, es que el cine es un espacio de muchos profesionales, muy estructurado. Entender que para ser director debes haber pasado primero por muchos puestos, conocer como son las relaciones del director con el productor, como se llena una hoja de llamado. Yo no me pude haber llamado productor sin antes haber sido asistente de producción. Tengo 34 años, somos la generación que estamos empezando a crecer. ¿Quieres ser productor?, primero te avientas todas las facetas para llegar a ese puesto. Nunca se deben perder esos aprendizajes que te da cada etapa.

Federico Fellini dijo: “Hablar de sueños es lo mismo que hablar de películas, el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar de un lugar a otro”. ¿Cuáles son tus sueños?, ¿a dónde quieres llegar?

Tengo un planteamiento muy asentado en el sentido de filmar mi primer cortometraje antes de cumplir 40 años. Lo que hago, no es por el reconocimiento, es simplemente porque amo esta profesión. Estos proyectos me enriquecen, lo principal es hacerlos realidad. Espero que mis largometrajes y producciones encuentren una ruta satisfactoria en festivales. La fama no es un sueño, esto hay que entenderlo como una chamba y como una industria en crecimiento.  Mi deseo es poder chambear en este espacio por muchos años.

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